El 16 de diciembre de 2018, Diego Lainez tocó la gloria. Era un chico imberbe que iba por el césped sin temores, no le asustaba que hubiera defensas con una talla y un físico mucho mayores que los de él. Diego se pegaba a la banda izquierda y se lanzaba al mano a mano sin temores, hacía del regate su mejor arma, porque le gusta tener la pelota pegadita al pie.
Aquella noche de diciembre logró lo que muchos chicos sueñan y pocos alcanzan, es decir, salir campeón de Primera División con el Club América. Tenía 18 años y seis meses, y la vida deportiva por delante ya estaba en la élite y el futuro se la auguraba promisorio. Era el talento del mañana que se convertía en realidad, se le veía como quien comandaría la próxima generación.
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Llegaron las ofertas de Europa, Ajax y Betis; sin embargo, lejos de pensar en su desarrollo deportivo, se dejó llevar por el caché de LaLiga, desestimó la Eredivisie porque su entorno consideró que estaba para ligas mayores y no una de proyección. Esa decisión fue el principio de la decadencia.
Incluso, en esos días Miguel Herrera, entonces entrenador de América, comentó que lo ideal sería que Diego continuara en el club por lo menos seis meses más, pero no, al joven y a su familia ya se le había metido el sueño de Europa en la cabeza y nadie se los iba a postergar, al punto de que hubo molestia con los dichos del Piojo.
No logró despegar en Europa
Apenas llegó a Betis, sus primeros días fueron una gran irrupción, en su primer partido en la Europa League le marcó un gol al Stade de Rennes. Esos primeros meses fueron buenos a secas. Quique Setién, su entonces entrenador, le pasó a dar minutos a cuentagotas, y es que en el conjunto de Heliópolis se tomaban con calma su proceso, se creía que el siguiente curso sería mejor, ya con el tiempo de adaptación completo, pero no fue así.
Setién no continuó, su nuevo entrenador, Rubi, le tenía en buen concepto, pero eso no se reflejaba en minutos, aunado a que competía con tipos como Fekir, Sergio Canales o Joaquín Sánchez, quienes estaban por delante de él por jerarquía y rendimiento.
En diciembre de 2019, casi un año después de haber llegado empezaron los rumores de una posible cesión, pero Diego se aferraba a seguir, un gesto de carácter, pero, quizá, no hubiera estado mal explorar otras opciones.
Tras la pandemia de covid-19, la situación no mejoró, hubo más minutos, pero no los que se esperaban para un jugador que debía asumir más galones. Fue a los Juegos Olímpicos de Tokio, en el torneo en el que debía ser uno de los líderes también se mostró intermitente. Y en selección mayor Gerardo Martino lo tenía siempre en mente, jugaba y dejaba buenos chispazos, porque su talento es innegable.
Lainez, a la baja total
Al Betis llegó Manuel Pellegrini y más de lo mismo,Diego Lainez seguía sin dar ese paso al frente, tres entrenadores (Setién, Rubi y Pellegrini) y el apodado Factor no se convertía en realidad. En el mercado de verano, América levantó la mano para ayudar a revalorizar su carrera, pero declinó el ofrecimiento. Se fue a Portugal. ¿El resultado?. Sí, más de lo mismo: irregularidad y falta de constancia que tuvo como resultados quedarse fuera del Mundial de Qatar.
Tan bajo está el nivel de Diego que el Braga decidió devolverlo porque no lo ve como un jugador que les marque diferencia. De nuevo apareció América y de nuevo se negó a venir, según Santiago Baños, si volvía era para ser el mejor pagado del plantel, como si fuera figura y no alguien que en los últimos seis meses apenas suma 474 minutos. Diego tiene 22 años, la vida por delante, pero su carrera, ahora ha ido de más a menos.
MGC