Tres individuos efectúan peligrosos saltos desde diferentes niveles de una fuente de piedra ante el hotel de lujo más conocido de Doha, en un inusual espectáculo en esta ciudad del Golfo habitualmente tranquila.
Cuando el sol se esconde tras los rascacielos de la capital de Catar, los aficionados de parkour -que consiste en desplazarse en medio de obstáculos urbanos mediante una rápida mezcla de saltos, carreras y volteretas- ocupan los accesos del parque, escuchando música hip-hop en medio de las palmeras.
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"Si la comparamos con Líbano, donde hay una gran comunidad (de aficionados al parkour), esta disciplina es aquí muy minoritaria", explica Hamzar Mekkaui, un traceur (practicante de parkour) libanés de 26 años.
Hamzar Mekkaoui. Foto: AFP.
El parkour, que nació en Francia en los años 90 al ser popularizado por el grupo de traceurs (trazadores) Yamakasi, genera cierta afición en Catar pese a las temperaturas nocturnas, cercanas a los 40 grados Celsius en verano, y a los severos agentes de seguridad, poco familiarizados con este deporte.
Ashraf Bejaui, de 25 años y amigo de Mekkaui, se queja de ello: "Si caminamos sobre el césped, los agentes piden que salgamos de ahí". "Pero creo que ahora empiezan a conocernos, se dan cuenta de que jugamos con total seguridad", agrega.
Según Yusef Moghrabi, otro adepto de este deporte, el interés por el parkour aumentó entre los aficionados al fitness poco deseosos de volver a los gimnasios que han vuelto a abrir con numerosas restricciones debido a la pandemia de COVID-19.
Estos gimnasios funcionan a la mitad de su capacidad y se exige a los usuarios llevar mascarilla, algo que no se impone para las actividades al aire libre.
Alternativa
Yusef Moghrabi, que tiene ahora más tiempo por la ralentización de la economía del país para frenar la propagación del nuevo coronavirus, ha podido dar cursos de parkour por primera vez. "He descubierto que mucha gente quería hacer parkour", asegura, mientras un grupo de jóvenes se ejercita efectuando saltos.
Esta actividad al aire libre empieza a suscitar interés en este país donde 4% de sus 2,75 millones de habitantes han sido contaminados desde el inicio de la pandemia.
Los estudios sugieren que la transmisión del virus en los espacios abiertos y al aire libre es limitada, lo que beneficia a esta disciplina. "El coronavirus no nos ha parado", declara Musa al Musa, de 18 años, y uno de los mejores elementos entrenados por Moghrabi.
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Achref Bejaoui y Hamzar Mekkaoui. Foto: AFP.
Esta disciplina cuenta con miles de adeptos y practicantes en el mundo, aunque son aún pocos en Catar donde la conservadora cultura del país de mayoría musulmana frena la práctica de este deporte.
Pese a la actitud a veces hostil de las autoridades, Moghrabi ha sido llamado a competir, y responsables deportivos le han dicho que querían crear un equipo nacional. "Uno no puede ir a una escuela de parkour y tampoco hay diploma para ello. Es por eso que quería formar a la gente y crear una pequeña comunidad" explica. (I)