El dilema shakesperiano vuelve a hacerse presente en el escenario de Mercedes. Poco tiempo pasó para saber si el ser o no ser de Nico Rosberg frente a su ansiado título del mundo finalmente se materializaría. La historia reciente de la obtención del campeonato por parte del alemán, y su posterior sorpresivo retiro, terminó desembocando en una nueva obra, con una escenografía similar, aunque con el rol principal de otro personaje: Valtteri Bottas. Y un nuevo interrogante se presenta: ¿podrá el rubio finlandés llenar los zapatos del campeón del mundo saliente?
El propio Toto Wolff declaró que Bottas fue el hombre elegido cuando se enteró de la decisión de Rosberg. Especulaciones de por medio, la suerte del ahora ex piloto de Williams se dilató bastante en los medios periodísticos sobre todo por la espesa niebla que Mercedes decidió acogerse. Puertas adentro de la fábrica en Brackley, Inglaterra, antes de Navidad, ya tenían todo cocinado; dejando al destrabe de las cuestiones legales los restantes días, y el lógico acomodamiento de piezas en Williams, con el pseudo retorno de Felipe Massa y la inclusión en Sauber del pupilo de Mercedes: Pascal Wherlein que, por lo menos, debe sentirse algo destratado y frustado al negársele la butaca de Rosberg siendo el probador oficial en los últimos años.
Pero, ¿por qué Bottas? ¿Cuáles son las claves que hicieron pensar a Wolff y compañía que era la opción correcta? ¿Qué riesgos conlleva su estadía? Y, sobre todo, ¿Qué rol ocupará en el andamiaje del equipo en 2017?
Para descifrar estos interrogantes, que mejor que los dichos del propios Bottas, quién se mostró complacido en una entrevista que le hicieron instantes después del anuncio de Mercedes. El piloto finlandés entiende que es su gran oportunidad para dar el salto necesario en su carrera, para ir en busca de su primera victoria en Fórmula 1, lo que será su primer objetivo. Por su personalidad, más obediente que rebelde, pocos son los que puede llegar a pensar que su llegada incomodará el día a día del británico Lewis Hamilton en los circuitos.
En estas primeras declaraciones se mostró colaborativo y condescendiente con el que será su compañero. Habló de respeto por su persona, y por su talla como piloto; pero no dejó entrever futuras rivalidades para con él: fue políticamente correcto.
Hamilton es, con la llegada de Bottas, el gran ganador de esta situación provocada por Rosberg. A la probable disputa a la que ambos pilotos se verían envueltos, es ahora el propio Lewis quién se ve más aliviado con un consecuente y tácito rótulo de primer piloto. Bottas, por su parte, a todo el trabajo de adaptación entre mecánicos e ingenieros, deberá cuidarse y resolver los dolores de cabeza que tanto Daniel Ricciardo y Max Verstappen, en un tonificado Red Bull, seguramente le provocarán en un arranque de campeonato, al que además se le sumarán el cambio de reglamento en los coches. Wolff mencionó que Bottas “hará sudar a Hamilton”, pero esto suena más a una expresión de deseo que a un hecho factible, al menos, en el corto plazo.
Valtteri Bottas demostró ser muy veloz, con un ADN poco visceral al que pertenece la mayoría de los pilotos finlandeses; aunque en absoluto esto juega en contra de su talento, así como tampoco de sus opciones de cara al futuro. Es ahora cuando deberá, de menor a mayor, despertar de la siesta a la que poco a poco se estaba acostumbrando en Williams.
Los movimientos pendulares de la escudería de Grove lo hamacaron a Bottas en temporadas muy dispares. La llegada de la motorización Mercedes le dio el empuje necesario y las subidas al podio se hicieron más frecuentes, sobre todo en 2014. El año pasado tuvo momentos de tanta irregularidad que tanto Massa como él no pudieron oponerse al avance arrollador que tuvo Checo Pérez, quién se quedó, a bordo del humilde Force India, con el séptimo lugar entre los pilotos con más puntos (algo así como el primer lugar por fuera de lo que dejan Mercedes, Red Bull y Ferrari). Esta dura derrota de Williams, como equipo, hizo pensar en un replanteo, y es allí que ingresa la figura de Paddy Lowe, que dejó Mercedes para recalar en una nueva función en el equipo que ahora maneja Claire Williams, la hija del “viejo” Frank.
A favor de Bottas en todo este asunto, es que tanto en temporadas flojas como entre las con puntos más altos, nunca fue superado por su compañero de turno, logrando sumar desde su debut en el equipo, en 2013, nueve podios en total.
Pero los créditos de Bottas vienen desde mucho tiempo atrás, consagrándose campeón en categorías previas a la Fórmula 1 como lo es la Fórmula Renault 2.0 NEC, en 2007; y también la GP3, en 2011, con rendimientos salientes que valieron la consideración de Williams, que lo situó bajo su ala como probador para posteriormente lanzarlo a la arena de la batalla.
Si Valtteri Bottas es la carta ganadora que tenía Wolff, por encima de Wherlein, al que se le señala un mayor potencial, sólo el tiempo y las circunstancias de una temporada que se asoma con cambios dictará su destino. La jugada de Mercedes parece conservadora y está influenciada, indefectiblemente, por el quiebre inesperado que protagonizó Rosberg; y esta incidencia, en un equipo que suele planificar con mucha prudencia sus movimientos, es lo que genera cierta vacilación alrededor del nombre del rubio finlandés. De todas formas, la búsqueda tuvo un equilibrio: es un piloto rápido, con experiencia; aunque, por sus 27 años, tiene un margen limitado para su crecimiento.
De no funcionar, solo se habrá perdido valiosos puntos en la Copa de Constructores, mientras Wherlein u otro piloto estrella (Alonso o Vettel) podría ocupar su butaca en 2018. Y si bien Bottas, hasta ahora, no mostró credenciales de piloto top, no quita, también desde la especulación, que esta oportunidad que se le presenta sea su salto de calidad para poder empezar a trazar una línea divisoria entre un pasado y un presente que lo catapulte, por qué no, a un futuro de campeón del mundo.