Nico Rosberg tendrá su propio nombre en la historia. El piloto alemán consiguió el primer título de su carrera en Fórmula Uno en Abu Dabi, y de paso se quitó dos sombras que lo han cubierto a lo largo de su trayectoria, la de su padre, Keke, y la de su compañero de equipo en Mercedes, Lewis Hamilton.
El germano nació en 1985, tres años después del título en la máxima categoría del finlandés Keke, con lo que se convierten en la segunda pareja padre-hijo en coronarse en el Gran Circo, tras los británicos Graham y Damon Hill.
Nico pasó los dos primeros años de su vida entre circuitos de F1, mientras terminaba la carrera de su papá; por ello desde que lo conoció en el 2000, Hamilton estaba seguro que el alemán tenía como destino la máxima categoría.
En 2004 ocupó el cuarto lugar en la Fórmula 3 Euro Series en el equipo de su padre, y tuvo su primera rivalidad con Lewis, quien terminó quinto; además pudo hacer algunas pruebas en Williams, la escudería en la que Keke se coronó.
Al año siguiente dio un paso definitivo hacia la Fórmula Uno, cuando se coronó en la primera temporada de la GP2, un cetro que al año siguiente se llevaría precisamente Hamilton, en la misma escuadra que Nico, ART.
Pero en ese momento, Rosberg ya estaba en la máxima categoría, con Williams, como su padre, y tuvo un debut de ensueño, con el séptimo lugar en la carrera de Bahréin, para conseguir sus primeros dos puntos.
El podio llegó dos temporadas después, en la primera carrera del 2008, con Williams, en Australia, por detrás del primer lugar, de nuevo Hamilton, con McLaren, y de su compatriota Nick Heidfeld, de BMW.
Pero con pocas aspiraciones para pelear con el título, Nico tomó la decisión de dejar atrás la historia de su padre con Williams, y fue el primer piloto anunciado para el regreso de Mercedes a la Fórmula Uno para la temporada 2010.
Su compañero de equipo era nada menos que su compatriota Michael Schumacher, el máximo ganador en la historia del Gran Circo, pero Rosberg no se intimidó y lo superó en puntos 142-72, hazaña que repitió en 2011 con 89-76, y en 2012 con 93-49, precisamente el año de su primer triunfo, en China, por delante de Hamilton, y de la leyenda alemana.
Sin embargo, ante la partida de Schumacher, Mercedes no dudó en contratar nada menos que a Lewis como su reemplazo. Los pilotos que se conocían desde la infancia, con orígenes tan distintos, compartirían garaje.
En 2013 el británico superó al germano en puntos 189-171, y al año siguiente, cuando comenzó la era de dominio de Mercedes, el inglés sacó el mayor aprovechó.
El cambio de reglas favoreció a las flechas plateadas, pero mientras Lewis se llevó los títulos de las últimas dos temporadas, Nico se conformó con el segundo lugar en ambos casos.
Hasta que un error cometido en Austin en 2015, que le dejó el título en bandeja a Hamilton, transformó a Rosberg. Mantuvo su sonrisa, su facilidad para expresarse en varios idiomas, incluido el español, pero comenzó a ganar.
Se llevó las últimas tres fechas en 2015, y luego las primeras cuatro de este año, para tomar una ventaja considerable sobre su habitual verdugo, Hamilton, con quien protagonizó un choque en España que provocó un caos al interior de Mercedes.
Pero tras el Gran Premio de Alemania, Lewis ya era el líder de esta campaña, con 19 puntos de ventaja sobre Rosberg, quien respondió con triunfos en Bélgica, Italia y Singapur. Por una vez, la suerte se puso de su lado y dejó a Hamilton sin carrera en Malasia.
Todo quedó en manos de Nico, quien resistió a la presión de su coequipero en las últimas cuatro fechas, para convertirse en el nuevo campeón de Fórmula Uno. Ya no será el hijo de Keke o el compañero de Hamilton, es el monarca de la máxima categoría.