En 2021, la escudería suiza Sauber estaba lista para vender una participación mayoritaria en su equipo de Fórmula 1, Alfa Romeo Racing, a Andretti Autosport por alrededor de 350 millones de dólares, dijeron a Forbes dos personas con conocimiento de las negociaciones. Cuando el acuerdo fracasó, Sauber recurrió a Audi y terminó desprendiéndose de una participación minoritaria en enero por US$650 millones, casi duplicando el precio en solo 15 meses, con una ganancia que podría superar ese monto.
Hoy en día, incluso ese precio de venta mejorado parece una ganga. Forbes ahora valora a Alfa Romeo Racing en 900 millones de dólares, según sus ingresos estimados de 210 millones de dólares para 2023.
Es una historia similar a la de Alpine, cuyo propietario, Renault, reveló el mes pasado que había vendido una participación del 24% a un grupo liderado por RedBird Capital Partners y Otro Capital en un acuerdo que valoró al equipo en poco más de 900 millones de dólares. Las condiciones del acuerdo se fijaron hace ocho meses, según personas familiarizadas con las negociaciones, y Forbes cree que el equipo ahora podría estar valorado en 1,400 millones de dólares.
En promedio, los diez equipos de la Fórmula 1 valen 1,880 millones de dólares, según las estimaciones de Forbes, lo que supone un increíble aumento del 276% del promedio de 500 millones de dólares registrado por Forbes la última vez que calculó el valor de estas escuderías en 2019 (utilizando cifras de ingresos de 2018). Ferrari lidera el camino una vez más con una valoración de 3,900 millones de dólares, un salto del 189% desde 2019, con Mercedes muy cerca con 3,800 millones de dólares después de un aumento del 274%.
La ganancia es en gran parte el resultado del movimiento de la F1 en 2021 para implementar un límite de costos que limita cuánto pueden gastar los equipos, con la barra establecida en una base de 135 millones de dólares para 2023 (excluyendo ciertos gastos como motores y salarios de pilotos, así como ajustes por inflación).
Los cambios en las reglas, junto con la popularidad de la serie de Netflix Drive to Survive y un nuevo calendario de carreras (con un Gran Premio agregado a Miami y uno que llegará a Las Vegas en noviembre), han ayudado a despertar un nuevo interés en un deporte cuya audiencia televisiva había estado en declive, elevando los ingresos del equipo de un promedio de 220 millones de dólares en 2018 a 380 millones de dólares este año, según estimaciones de Forbes.
Aún más importante, el límite de gasto puso fin a una era en la que los mejores constructores gastaban más de 400 millones de dólares anuales, dinero que tendrían dificultades para recuperar independientemente de qué tan bien se desempeñaran en la pista, e introdujo el concepto de rentabilidad en esta industria.