Tras una pausa agobiante de un mes, la categoría ha reiniciado la emoción en Azerbaiyán. El sprint sabatino ha servido para que los protagonistas y escuderías presenten sus credenciales. Así ha sido sobre el primer callejero del año donde Red Bull ha evidenciado que sigue siendo el gran rival a vencer y que Checo Pérez se acopla sin problemas en los callejeros. Si bien Ferrari ha mostrado mejorías, en gran parte porque en los circuitos trabados y recovequeros las prestaciones del monoplaza siempre se repotencian, el ritmo impuesto por el piloto mexicano parece la antesala de un reinicio apabullante de un nuevo dominio monotemático de Red Bull.
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El escenario parece pavimentado para un nuevo título de la escudería alada sin embargo es imposible no dejarse llevar por el morbo del enfrentamiento Verstappen – Pérez. Con un campeonato en su etapa preliminar y sin un favorito declarado para Christian Horner, los pilotos tienen la libertad de pelear en pista. Es harto probable que por estas horas el equipo esté más preocupado por los choques que pueden tener sus pilotos entre sí (producto de abierta hostilidad reinante) que de lo que Leclerc o Alonso puedan poner en la pista. Si en algo, por estas horas, coinciden Max y Checo es que ambos creen que su peor enemigo está en casa.
No es fácil sentir el rechazo de algún sector de la afición cuando los números dicen que eres el mejor. Lo sintió hace unos años Hamilton y hoy lo percibe Max. La guerra civil con Pérez parece estar calando en el bicampeón no en materia de rendimiento, pero sí reacciones. Ayer se le notó sumamente irascible. Para un piloto que se ha caracterizado por nervios gélidos y frases inexpresivas, esta nueva versión es inédita. Una actitud propia de la realidad que vive con su coequiper y que se acrecienta con su fastidio en correr en circuitos callejeros. “Los autos de F1 simplemente no están hechos para andar por las calles. Los circuitos urbanos son divertidos para las fotografías, pero no para las carreras”, admitió hace poco Verstappen. No caben dudas que Max se ha dado cuenta que el camino al título de este será más complicado de lo acostumbrado.