La Ruta de la Fe no para y en esta camioneta doble tracción y junto al ‘Huachano’ y a todo el staff, llegamos hasta La Pilca, en el distrito de Olmos. Pasamos caminos de trocha, el calor nos agobiaba, pero aquí estamos. Tocamos la puerta de este caballero, ex compañero mío, seleccionado y que aguantaba ‘golpe’, Willian Chiroque.
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A este invitado lo habíamos dejado de fondo, pero aquí está con ustedes mi gente. ‘Periquito’ Chiroque va a contarnos sus duros inicios en el fútbol, su aventura en la altura de Cusco y las legendarias peleas con Julio César Uribe y Edwin Oviedo.
Aquí estamos ya listos para esta primera parte de la entrevista que promete y al estilo que tanto les gusta a ustedes. Acomódense y prepárense a disfrutar, porque no lo dejaremos amagar como en sus buenos tiempos. Sin más preámbulo, que sirvan ese ‘aguadito’.
¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
Desde siempre pensé en ser futbolista, ya a los 7 años armaba pelotas de trapo con las medias de mi mamá y mi papá. Así salía a la carretera y recorría 50 metros en el pampón que era por acá. No había pista, todo era pura calamina y si querías una cancha, tenías que ir hasta Morropón. Pero no iba a rendirme.
¿Qué hacías aparte del fútbol?
Montaba a caballo, lo hice toda mi juventud, iba detrás del ‘culo’ de la vaca, pastoreando ganado. De chibolo me dedicaba a eso. Aquí en La Pilca era así, pura piedra, sin arcos. Recién ahora tenemos una cancha en construcción.
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Y tu primer paso en el fútbol fue...
Sport Pilma, un equipo de liga, la unión de tres caseríos y jugábamos en la Liga de Morropón. Tenía 13 años, era flaquito, mi primo era presidente del club y me dijo para que juegue y hasta terminé falsificándole la firma a mi viejo para poder estar jajaja porque él no quería. Jugaba bien, cada equipo que campeonaba me llevaba luego como refuerzo.
Salir de provincia es muy duro para el futbolista
Ya jugaba, pero nadie me hacía una propuesta, era difícil para mí. No había nada, el tiempo pasaba, acabé el colegio, mi padre me dijo que tenía que estudiar una carrera y un día sentado en la vereda me habla el señor Hugo Córdoba, del Atlético Grau. “Juegas excelente”, me dijo y me pidió ir al Grau. Yo a Piura había ido una sola vez en mi vida, pero acepté y llegué en sandalias, short y polo. Allá me cobijó un primo en la casa de mi tío Walter.
Y te presentaste
Me recibió el profesor Zúñiga y me mandó a ponerme chaleco y zapatos, pero yo no tenía. Todo era en la cancha Manco Inca de Piura, comenzamos y me dan talla 42 de calzado, cuando yo era 38. El utilero tira siempre para los que están y no para los que llegan. Yo no podía jugar con esos chimpunes y me sacaron a los 10 minutos. Mi primo me dijo que esté tranquilo y viene el señor Córdoba, le dije que los zapatos parecían de ‘Locomía’. Entonces habla con el utilero y me dan talla 39, ya mucho mejor. Entro para el equipo suplente que perdía 3-0 y ‘pum’, ‘pum’, ‘pum’ tres goles metí y empatamos. El entrenador me mira y me cambia al otro equipo y metí dos más. El dirigente estaba feliz, pero yo no conocía la plata.
No te creo
En serio, solo había visto esos billetes grandes de 5 soles. Me dijeron cuánto quería ganar y me ofrecen mil soles mensuales y 100 soles extra por partido. Yo no sabía que decir y me subió a 1,500 soles y 250 por partido jajaja. Solo tenía que ir a jugar. Vuelvo a mi casa y mi mamá me preguntó de dónde me había robado esa plata. Entonces cogí ese primer sueldo y le compré su primera cama y su primer colchón a mis padres. Hasta ahorita lo tienen. Mi regalo fue del corazón.
¿Qué tal todo en el Grau?
Tuve grandes temporadas, no campeonaba hacía ocho años en la Liga y se logró. Recuerdo una vez llegamos casi a la final, pero nos sacó Estudiantes de Medicina. Un escándalo, me expulsaron en Piura, nos ganan 1-0, después me habilitan para jugar en Ica y solo se disputaron 45 minutos. Porque nos expulsaron al arquero y dos defensas y al final Estudiantes terminó en la profesional.
Entonces llegas a Alianza Atlético en 2002.
Me fueron a ver cuando estaba en Grau, Mario Palacios y el profesor Teddy Cardama. Pero al principio no quise ir, porque en Piura jugaba de ‘9′ y en Alianza Atlético en esa posición estaban el ‘Checho’ Ibarra, dos colombianos, uno era Arango, un uruguayo, un nigeriano y Pedro García. Además, en Grau ya conocía la plata y negociaba mi ‘candela’ jajaja.
Finalmente vas para Sullana pese a todo
Llegué y nunca me achiqué. En cada partido de práctica me agarraban a patadas, una vez me dio una Martín Vásquez y me miró mal, caía al piso, me limpié y me levanté. Entonces las cosas empezaron a mejorar, porque se lesiona el ‘Checho’ y me llevan a un amistoso en Arequipa y el ‘profe’ me hace entrar por Arango. A la primera centro y gol y ganamos. Después, en otro amistoso, le marqué gol a la ‘U’ en el Nacional y Teddy Cardama me dice “esa línea es tuya, juega ahí” y fui titular. Incluso Teddy me regaló mis primeros chimpunes de moda. Luego en un partido, goleamos a Estudiantes de Medicina, fue una como una revancha para mi.
Te vas entonces para Cristal
Antes tuve una charla con Alianza Lima, pero en Sullana no llegaron a un acuerdo. Entonces voy a préstamo con opción a compra a Sporting Cristal. Allí tuve un problema, las lesiones. Una tras otra, me jodían. En Cristal salimos campeones, me ofrecieron quedarme, acepté por seis meses más, pero lamentablemente en la pretemporada del 2006 me desgarro y estuve dos meses fuera de las canchas. ‘Chemo’ me tenía mucha consideración, y me recuperé. Sin embargo, en un partido contra Alianza, ‘Pepe’ Soto me pone la pata, caigo y me jodí la clavícula. Ya nada fue igual, pude jugar luego vendado, me ofrecieron quedarme, pero dije hasta aquí nomás.
¿Qué decisión tomaste?
Me regresé a Alianza Atlético, tenía contrato y hablé con Lander Aleman. Le pedí diez días para recuperarme, estábamos peleando la baja, se venían duelos duros. Me fui a mi pueblo, me curé, jugué todo el Clausura y salvamos la baja. Al final entonces, hablamos de ‘candela’ para renovar, pero me dijo que no había mucha plata, que lo esperara una semana. El problema es que se cerraba el libro de pases y no quería quedarme en el aire. Salgo de su oficina, suena mi teléfono y era Juvenal Silva.
El ‘Papá', la leyenda
Ya sabía que no me quedaba, me ofreció una plata y listo, derechito para el Cienciano del Cusco en 2007. Me fue bien allá, recuerdo que en el primer día de pretemporada nos llevaron más arriba de Cusco y había que correr 11 kilómetros dándole vueltas a un complejo. El ‘Cholo’ César Ccahuantico y tres chiquillos de la zona estaban en mi grupo, me sacaron como 20 metros, pero al final les saqué casi una vuelta de ventaja. “¿De donde mier.. vienes?”, me preguntó el ‘Cholo’ y le dije que yo corría para amarrar las vacas en La Pilca.
¿Quién fue tu mejor socio en Cienciano?
Julito García, tremendo ‘calidoso’. Yo le decía que me tirara la pelota nomás y me la ponía en la pierna, en el pecho, donde quería. Estaba feliz de jugar allí, una maravilla el lugar, para jugar, para vivir. Hasta ahora tengo amigos por allá. Todos son señores ahora jajaja.
En Cienciano tuviste a Julio César Uribe
Un tipo lineal, hablaba conmigo, todo bien, pero un día me lesioné el tobillo y le pedí descanso. Me lo dio, pero luego venía Cristal en el Cusco y me dejó sentado. Ganamos, luego otro partido, tampoco jugué y después teníamos que visitar a la ‘U’ en Lima, y nada tampoco. Ya estaba molesto, le hablé serio y me dijo que yo le había pedido descanso. Se venía un duelo de Libertadores contra Bolívar y estuve en banca. Íbamos perdiendo 1-0, me metió a los 67 minutos y empecé a jugar. Ganamos 5-1 y los cuatro últimos goles vinieron de jugadas por mi lado. “Ese es mi diablo”, dijo, pero yo seguía asado.
Luego llega Franco Navarro
Eso fue en el 2008. Era renegón, es como si fuera tu ‘viejo’. Ya mi compadre Guizasola me había advertido. Pero le ‘agarré la mano’, no le hacía caso, pero las cosas salían bien y ya no renegaba jajaja. El tema era que ganáramos. Entonces, en el 2009, ya no había mucho billete allá y me fueron a ver de César Vallejo, pero había hablado con Juan Merino y me di mi palabra que iría al Juan Aurich. Me hizo viajar de noche de Sullana a Chiclayo para que le firme un papel, pero mi palabra valía más.