Hay que remontarse hasta el año 1989 para encontrar a los "diablos rojos" con menos puntos en la clasificación, tras sumar tan sólo nueve unidades en las siete primeras jornadas del campeonato.
Una amenaza que no pareció hacer reaccionar de inicio a los de Ole Gunnar Soskjaer que al igual que los jugadores del Arsenal se empeñaron durante la primera media hora de juego en privar a los espectadores de todo lo que se espera de uno de los grandes clásicos del fútbol inglés.
Carente de velocidad, de empuje, en definitiva de emoción, el choque se convirtió en un aburrido ejercicio táctico, que no dejó bien parado a ninguno de los dos contendientes.
Ya que si el United demostró su incapacidad, pese a monopolizar la posesión del balón, para generar el más mínimo peligro cuando carece de espacios, el Arsenal tampoco ofreció ninguna noticia en ataque, lastrado por el carácter eminentemente defensivo del centro del campo que alineó de inicio el español Unai Emery.
Pero cuando el partido parecía abocado a caer en el tedio, todo cambió de repente con una acción individual del brasileño Andreas Pereira, que se reveló contra el guión preestablecido, con una internada que culminó con un potente disparo desde la frontal del área que a punto estuvo de abrir el marcador.
Una jugada que hizo saltar por los aires todas las precauciones de los locales y visitantes, que en los siguientes quince minutos se embarcaron en un frenético duelo con constantes llegadas de un área a otro.
Intercambio de golpes que a punto estuvo de aprovechar el Arsenal, que rozó el gol a los 44 minutos en una doble ocasión del jovencísimo Bukayo Saka y el francés Matteo Guendouzi, que se estrellaron ante un sobresaliente David De Gea.
Quien no falló fue el Manchester United que un minuto más tarde, en el 45, logró abrir el marcador (1-0) con un espectacular remate desde fuera del área del escocés Scott McTominay, que vio premiada su fe para continuar un fallido contragolpe trenzado entre Daniel James y Marcus Rashford.
Una dinámica que continuó en la segunda mitad, al menos por parte del Arsenal, que obligado por el marcador adverso siguió buscando con insistencia el área rival.
Ambición que encontró su premio a los 58 minutos con el gol del empate del gabonés Pierre-Emerick Aubameyang, que no desaprovechó un fallo defensivo de los locales para establecer el 1-1 en el marcador.
Un gol que propició los mejores minutos del Arsenal, que ya con el español Dani Ceballos sobre el terreno de juego, estuvo cerca de dar la vuelta al marcador, en un remate fallido en el interior del área de Saka, que no supo enviar a las redes el magnífico centro del bosnio Sead Kolasinac.
Ni con este monumental susto se amilanó el Manchester United que no rehuyó la batalla y dispuso de varias claras oportunidades para volver a tomar la delantera en el marcador.
Pero ni el francés Paul Pogba, que vio como a los 64 minutos su potente disparo lejano se marchaba fuera por muy poco, ni McTominay, que incomprensiblemente cabeceo fuera seis minutos más tarde, en el 70, un balón que parecía destinado al gol acertaron con la portería rival.
No obstante, a los del noruego Ole Gunnar Soskjaer les quedaba aún todavía una última ocasión, posiblemente la más clara, en un lanzamiento de falta de Rashford en el tiempo de prolongación que obligó a lucirse al portero del Arsenal Bernd Leno.
Una parada que selló el definitivo empate (1-1) que sirvió al Arsenal para auparse a la cuarta plaza a costa de un Manchester United, que pese a su empeño, seguirá a anclado en la zona media de la clasificación.