La Fórmula Uno es una marca global. El máximo serial de automovilismo en el mundo despierta el interés en Oceanía, Asia, Europa y América, pero no en el mercado más importante del planeta en eventos deportivos, Estados Unidos, donde los aficionados prefieren categorías locales como Nascar a pesar de tener un Gran Premio en Austin cada temporada.
Por ello, el Gran Circo no contó con un equipo estadunidense por 20 años hasta que Haas rompió con la sequía el año anterior. El dueño, Gene, y el director, Günther Steiner, con experiencia en Jaguar y Red Bull, se tomaron el tiempo para colocar una escudería lo más competitiva posible, no quisieron acortar los plazos y optaron por debutar hasta 2016.
El estreno no pudo ser mejor. En un accidentado Gran Premio de Australia, el francés Romain Grosjean terminó en el sexto lugar, para quedarse con ocho puntos inesperados para los norteamericanos, pero el sueño americano se prolongó en la siguiente carrera, cuando el galo terminó en el quinto puesto y se anotó otras 10 unidades.
Tras una mala actuación en China, Grosjean volvió al Top 10 en Rusia, al terminar octavo, aunque después la realidad de la Fórmula Uno alcanzó a los debutantes, y el francés solo volvió a sumar en dos carreras, en Austria y en el Gran Premio de casa, en Austin, donde la escudería ansiaba regresar a los puntos, y Romain lo consiguió.
La cosecha final fueron 29 valiosos puntos, para terminar por delante de Sauber y Manor, equipos con historia en la máxima categoría, e incluso con 21 unidades más que el otro equipo que se estrenó en 2016, Renault.
La combinación de los motores Ferrari, el conocimiento de Steiner, la paciencia de Haas y el talento de Grosjean se reflejó en una campaña que será difícil de igualar este 2017, por el crecimiento de Renault, y el cambio de reglas, que obliga a todas las escudería a empezar de cero.
La revelación fue el piloto francés, quien abandonó Lotus para probar suerte en este nuevo proyecto y terminó en el lugar 13 del campeonato de pilotos, por delante del ruso Daniil Kvyat, de Toro Rosso, y del inglés Jenson Button, de McLaren.
Sin embargo, los 29 puntos llegaron a través de Grosjean; su compañero fue el mexicano Esteban Gutiérrez, quien llegó gracias al vínculo de Haas con Ferrari, pero que no pudo estar a la altura del francés por presentar problemas sobre todo el día de la carrera, después de ofrecer buen rendimiento en las calificaciones.
El conductor regiomontano volvía a la F1 tras un año de ausencia y terminó cinco veces en el lugar 11, pero sin puntos; su sitio para 2017 lo tomará el danés Kevin Magnussen, quien el año anterior sumó siete unidades con Renault.
El ex piloto de McLaren tendrá la misión de ayudar a Grosjean a sumar unidades, en un año que se presenta complicado para Haas, por una posible caída en el rendimiento, y por la modificación en las reglas. En los test de Barcelona, el equipo estadunidense solo estuvo por delante del problemático McLaren y de Sauber, pero apuestan por alargar el sueño americano