Zion Williamson se encargó de volver a convertir a los Pelicans en líderes del Oeste. El ala-pívot jugó el que seguramente fue su mejor partido en la NBA en la visita de los Timberwolves al Smoothie King Center, duelo que se acabaron llevando los de Nueva Orleans por un ajustado 119-118 por obra y gracia del ex de Duke. Y es que Zion no solo lideró a los suyos en anotación a nivel global, sino que firmó un cierre de partido absolutamente prodigioso con el que sellar el triunfo.
Minnesota vencía por 105-110 a falta de 3 minutos para el final, momento exacto en que Williamson decidió adueñarse del encuentro. Con 14 tantos consecutivos, anotó todos los puntos de los Pelicans desde entonces hasta que sonó la bocina, protagonizando por sí solo un parcial de 14-8 con el que recuperar la diferencia y sacar de la nada una victoria que se había puesto muy cuesta arriba. Todo empezó con dos tiros libres, siguió con un triple, y continuó con varias bandejas con las que respondió a los intentos de los Wolves de aferrarse al liderato. Así, tras finalizar una penetración sobre la defensa de Gobert, se llegó a los últimos 50 segundos con 116-116 en el marcador.
Zion consiguió entonces ser también fundamental desde la defensa, pues con un robo de balón evitó que Minnesota tuviese otra oportunidad de anotar y dio lugar a un contraataque que él mismo finalizó, poniendo a los suyos por delante. Y más tarde, después de que Anthony Edwards volviera a poner la igualdad en el electrónico, forzó una falta en la última posesión gracias a la que pudo decidir el duelo anotando un lanzamiento desde el 4,60. Su error en el segundo tiro libre pudo salirle caro, pero Edwards falló también el lanzamiento que habría dado la victoria a los visitantes y el ala-pívot pudo celebrar sin remordimientos su descomunal exhibición.
Con este cierre, Williamson se fue hasta los 43 puntos, batiendo su récord anotador fijado hasta ayer en 39 y ganándose los elogios de su entrenador: «Ya habéis visto cómo es. Entiende perfectamente las situaciones, el tiempo y el marcador. Sabe leer cada momento y hecho una buena jugada tras otra. Eso es lo que hacen los grandes jugadores».
Zion volvió a ser una bestia finalizando en la pintura (13/20) a pesar de la presencia de un gran intimidador como Rudy Gobert, que capitaneó defensivamente los visitantes con cuatro tapones pero que no pudo servir de obstáculo en el tramo final. En ataque, los de Finch estuvieron comandados por Anthony Edwards y D’Angelo Russell, que lideraron al equipo con 27 tantos cada uno pero estuvieron algo discretos en el último cuarto, en el que Jaden McDaniels fue quien más apareció, anotando 9 de sus 19 puntos.
Los Timberwolves sumaron de esta manera su cuarta derrota consecutiva, un resultado que les aleja de los puestos de play-in y que empieza a hacer inevitable acordarse de Karl-Anthony Towns. El equipo respondió relativamente bien inicialmente a su ausencia, pero acumula ya siete tropiezos en los últimos diez partidos y la situación en la tabla empieza a complicarse más de lo debido.
(Fotografía de portada: Sean Gardner/Getty Images)