Estamos viviendo los últimos momentos del año 2017 pero los deportes electrónicos no paran. A pesar de la poca actividad que hemos tenido estos días con motivo de las festividades navideñas por todo el mundo, los preparativos para la temporada entrante no cesan. Y es que se avecina un año que posiblemente definirá el transcurrir del sector durante los años venideros.
Numerosos juegos han empezado a establecer su ecosistema competitivo este 2017, con el Clash Royale como principal exponente de la revolución del videojuego en dispositivo móvil. Los ordenadores siguen viendo incrementada la oferta competitiva y hemos podido asistir al fenómeno del momento: el PlayerUnknown’s Battlegrounds. El título battle royale ha destrozado todas las expectativas previas y las principales organizaciones nativas han decidido apostar por él, habiéndose celebrado ya las primeras competiciones importantes.
Además, el aspecto económico sigue en fase ascendente, alcanzando cada vez cifras mayores en cuanto a volumen de negocio se refiere. Las siempre polémicas audiencias de los principales deportes electrónicos tocaron techo en el mundial de League of Legends, donde —según apuntó eSports Charts— gracias a los aficionados chinos se rompió la barrera de los cien millones de espectadores chinos.
2017 también ha sido el año de las grandes inversiones. No pocas figuras importantes del deporte tradicional han decidido sumarse, destacando el caso de los españoles Fernando Alonso, David Villa o Gerard Piqué, por ejemplo. A nivel internacional, la apuesta por los esports de clubes NBA como Golden State Warriors, Houston Rockets o Cleveland Cavaliers ha ocupado portadas dentro de la prensa especializada.
Los retos del nuevo año
Pero es dentro de los títulos dominantes donde de verdad se han producido las grandes noticias que, a su vez, suponen un desafío para definir cuál será la posición del sector durante el próximo lustro. Dejando parcialmente de lado los nuevos circuitos de Dota 2 o Hearthstone —que prometen ser apasionantes—, el foco en este inicio de temporada estará en League of Legends y Overwatch.
La Overwatch League, anunciada durante la Blizzcon de 2016, por fin se ha materializado y arrancará a principios de año con grandes inversores detrás. Precisamente la importancia que Blizzard le dio a su competición estrella ha mantenido estancada la escena competitiva de Overwatch y las audiencias no han terminado de responder en los principales torneos. La inversión necesaria para entrar a la liga ha sido, según se ha dicho, altísima; por lo que las expectativas están muy altas y necesitan presentar buenos datos a corto plazo si no quieren que colapse.
Más segura parece la nueva LCS norteamericana. Riot Games ha apostado por un modelo de franquicias en el continente americano en el que han conjugado a grandes clásicos de la liga con los equipos NBA y el gigante norteamericano de los esports OpTic Gaming. El cóctel parece inmejorable y reafirma el crecimiento económico de la región, que necesita transmitirlo a resultados a nivel internacional.
Las dudas, sin embargo, se encuentran en Europa. El viejo continente acoge a un importante porcentaje de los jugadores de League of Legends pero no consigue hacer funcionar su modelo de negocio. Clubes como H2K han hecho públicas las pérdidas que sufren y algunos de los mejores jugadores europeos se han decidido a cruzar el charco. El futuro es incierto, ya que las ligas regionales siguen creciendo, pero no queda claro cuál será el formato de la LCS a final de año. Se ha hablado desde dividir la LCS en cuatro continentes hasta imitar el modelo de franquicias americano. Los interrogantes son muchos y Europa no puede ni debe quedarse atrás en los deportes electrónicos.
Los desafíos para el año que entra son muchos y el futuro del sector es todavía un interrogante. Quizá dentro de doce meses de nuevo planteemos 2019 como un punto de inflexión, ya que es algo que llevamos haciendo de forma recurrente desde hace años. Pero si se superan todos los retos que vienen los próximos meses y las grandes marcas del deporte tradicional siguen apostando, lo esports aspirarán a convertirse en uno de los mayores espectáculos deportivos de este siglo XXI.