Revista El Gráfico de los 90
Enzo FrancescoIi retornó al fútbol grande después de casi tres meses. Con su golazo selló el triunfo sobre Boca y fue figura.
Enzo Francescoli. Ochenta y un días sin su fútbol, sin su arte. Demasiado, para estos tiempos austeros del fútbol argentino...
“No me sentía al cien por ciento para jugar. Para estar realmente bien, debía esperar otro mes, pero no aguantaba más y, además, sentía la necesidad del equipo para que yo lo acompañara desde el comienzo del campeonato. Necesitaba pasar la barrera del primer partido para sacarme el 'miedo' a mover el brazo con normalidad. El miedo tiene que ver con volver a sentir lo mismo de antes, con pasar otra vez por la recuperación, la fisioterapia, el gimnasio... No le tengo miedo al dolor que significa sacarse el hombro, pero sí a todo el proceso que viví el año pasado. Porque yo andaba con este problema desde la Copa América: que sí, que no, que se me salía, que mejoraba... y así hasta el partido con Boca, cuando salté solo y me volví a lastimar. Ahí dije: ‘Así no va más'. Está claro que me operé para que el hombro no se me saliera a cada rato, por otro lado no tiene por qué ocurrir nada malo. Pero la incógnita va a existir hasta que pueda jugar varios partidos”.
Enzo Francescoli. Más de quince años con su fútbol, con su arte. Demasiado poco para decir adiós...
“Esta fue la lesión más difícil de mi carrera, nunca tuve problemas importantes. Gracias a Dios no tengo de qué quejarme. Lo más grave que viví, además de haber recibido golpes, fue una fractura de tabique nasal y alguna fisura de costilla, como me pasó en las últimas Eliminatorias cuando debí jugar infiltrado. Pero nunca pasé tanto tiempo con una lesión a cuestas. En algún momento del año pasado no estaba seguro de operarme. Pensé, incluso, en dejar el fútbol. Estaba en la duda. La realidad es que, cuando vine a River, no creía jugar más de un año o un año y medio. Pero todo se dio mejor de lo esperado: yo me siento bien, los hinchas están contentos conmigo, los dirigentes están de acuerdo en prolongar el contrato hasta fines de 1997. Es como que nada está forzado, y eso es lo que me gusta. Yo no quiero venir a entrenarme sin ganas, no quiero que el club prolongue el contrato porque tengo una historia ni tampoco quiero que la gente me banque porque tengo un nombre. Pero como las cosas iban bien, dije: 'Me opero y empiezo de cero todo este tema'. El aporte de Ríos (médico) y Bombicino (kinesiólogo) fue fundamental, y por suerte el tipo de lesión me permitió hacer la pretemporada con mis compañeros. En el aspecto físico no tengo problemas, sólo me falta un poco de fútbol para entrar en ritmo. Estoy convencido de que voy a ser el del año pasado. Igual no quiero poner excusas: si la pelota me pasa por debajo del botín, no va a ser por el hombro, ¿eh?”.
Enzo Francescoli. Diez años y una semana después. En el mismo escenario, con idénticos colores...