Paco Jémez salió molestó después de la derrota ante Querétaro en la Copa Mx. No era para menos, aparte del descalabro, La Máquina mostró la cara que más detesta el entrenador: la de la fragilidad defensiva. Sí, porque así como se le distingue y valora al técnico español por esa convicción de mandar a sus equipos hacia adelante buscando el protagonismo de los juegos, también se sabe que su punto más flaco es la defensiva, es su talón de Aquiles.
Apenas van tres juegos en el semestre para La Máquina, dos de Liga y uno de Copa, y es muy pronto para encender las alarmas. Cruz Azul no ha jugado mal, pero Jémez sabe muy bien que lo que sucedió ante Querétaro no puede volver a suceder. El entrenador comprende que esas facilidades en sector defensivo en la Liga pueden provocarle verdaderos dolores de cabeza.
"Hemos perdido por merecimientos propios, hemos perdido porque cometimos errores que no deberíamos cometer, sobre todo en los últimos dos goles, porque el primero fue un accidente, pero los otros eran balones que teníamos en una zona donde no podíamos perderlos", dijo Jémez al término del partido.
Y eso lo reiteró el entrenador en varias ocasiones durante su comparecencia ante los medios de comunicación. También enfatizó que la Copa nada tiene que ver con la Liga, pero que sí es una buena llamada de atención para evitar que eso se vuelva a repetir.
LAS LLAMADAS DE ATENCIÓN
En los dos partidos que lleva en la Liga, Cruz Azul apenas ha recibido un gol. Aquí, Jémez ha repetido la misma línea defensiva en ambos juegos: la central integrada por Julián Velázquez y Julio César Domínguez; en la lateral derecha está Omar Mendoza y en la izquierda Adrián Aldrete.
En el primer partido (1-0 a Necaxa), el equipo tuvo un buen juego en sector defensivo, al punto que los Rayos no tuvieron ningún tiro a puerta y Jesús Corona nunca tuvo que emplearse para tapar o desviar algún disparo. La defensa cumplió con un pulcro trabajo.
Contra Pumas (0-1), Cruz Azul mantuvo el control del juego pese a quedarse muy pronto con un hombre menos por la expulsión de Peñalba. Universidad no atacó mucho, pero en la única llegada clara que generó marcó su gol, mismo que le valió el triunfo.
En un saque de banda, Jesús Gallardo se anticipó a la marca de Omar Mendoza y Francisco Silva, peinó la pelota y encontró a Nicolás Castillo, quien con un buen movimiento de media vuelta sacó un disparo pese a tener encima a Julio César Domínguez.
En el siguiente compromiso, ahora en la Copa Mx, Jémez empleó a los zagueros y laterales no había usado en la Liga: Enzo Rocco y Francisco Javier Rodríguez en la central, así como Jesús Daniel García por el lado derecho y Rosario Cota por izquierda.
En el primer tanto de Gallos, un trazo largo tomó mal parada a la defensa de Cruz Azul, que se había recorrido hasta la mediacancha, pues La Máquina estaba al ataque; Jémez lo calificó como un accidente y más por la mala salida del portero Guillermo Allison, quien se pasó claramente y quedó fuera de la jugada.
En los otros dos tantos, Querétaro explotó el lado derecho de Cruz Azul, donde estaba García. En el segundo tanto de, Richard Ruiz equivoca un pase adelante, Gallos recupera y empieza tocar la pelota, cuando le cae a Ángel Sepúlveda, éste se quita sin problemas a García por la banda derecha y pasa al centro donde Noriega firma un golazo.
En el tercer tanto, otra vez un trazo largo, ahora proveniente del mediocampo, le toma las espaldas a la defensa; García alcanza a cabecear, pero el balón le cae a Yerson Candelo, quien llega a línea de fondo y manda un centro raso al que lleva primero Emanuel Villa que Allison.
Además de los tres goles, Querétaro tuvo otras dos jugadas donde estuvo más cerca de marcar. La defensa alterna de Cruz Azul no funcionó y mostró las deficiencias que más molestan a su entrenador.
EL MAL DE SIEMPRE
Y es que Paco Jémez siempre ha batallado por hacer equipos equilibrados. Durante sus cuatro años en el Rayo Vallecano, y los seis partidos que tuvo con el Granada en el primer semestre de 2016, fueron más los goles que recibió de los que pudo anotar. Sí, siempre se le ha destacado por esa obsesión de ir al frente.
En sus años en la Primera División de España, solo en la Liga (de 2012 a 2016) sus equipos recibieron 302 goles en 158 partidos, un promedio de casi dos por encuentro. Con Cruz Azul, ahora, está obligado a encontrar un mejor equilibrio. Tendrá juego de por medio.
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