El técnico galo fue derrotado en el Pizjuán pese a la valiente decisión de cambiar el dibujo táctico
OPINIÓN
Zinedine Zidane supo lidiar ante la prensa todos los temas candentes del club, que se amontonaron al aparecer la primera derrota en el calendario. La actuación de Navas en el Pizjuán, la supuesta actitud indolente de Benzema antes del segundo gol del Sevilla o los insultos de Ramos desde el fondo norte han ocupado estos día la actualidad del club, eclipsando la valiente decisión de Zidane de cambiar el dibujo táctico en uno de los partidos clave de la temporada.
Lejos de ser un arrebato de entrenador, el galo planteó un partido distinto ante un buen adversario perfectamente dirigido por Sampaoli. Un duelo de estrategas en el que Zidane hizo el primer movimiento acertado con la pizarra.
Aunque el resultado en el electrónico no terminó de respaldar la decisión del míster, Zidane demostró con esta derrota en Nervión que la racha de 40 partidos sin perder no ha sido causa de una flor que ahora se haya marchitado, reveló que el Real Madrid tiene entrenador en el banquillo, un hombre que no solo es un gran psicólogo en el vestuario por hablar el mismo idioma que los futbolistas, sino que es un profesional que analiza los partidos y es capaz de ofrecer soluciones distintas dependiendo del rival.
Por todo ello, el míster francés afronta ante el Celta uno de sus partidos más complicados desde que es entrenador del Real Madrid, evidenciando por enésima vez que el fútbol tiene frágil memoria y que olvida pronto el pasado, por muy reciente y brillante que sea. Ahora debe manifestar que sabe ponerse de pie ante las caídas, siendo este otro paso importante en el aprendizaje de los banquillos, donde siempre se examina y se aprende. Ahora espera el conjunto de Berizzo en Copa, otro hueso duro de roer que abre esta nueva etapa.