Garbiñe Muguruza Blanco nació en Caracas, Venezuela, el 8-10-1993, de padre vasco, José Antonio Muguruza (industrial, de Éibar) y de madre venezolana: Scarlet Blanco. Garbiñe (que equivale en castellano a Inmaculada o Purificación) no comprende como en determinados sitios se ubica su lugar de nacimiento en la venezolana Guatire: “Nos gustaría saber cómo se cambia eso; no es cierto, yo nací en Caracas”, insistía ayer a AS. Ahora mide 1,82 de altura, calza un 44 (“no el prototipo de una chica española, quizá por eso juego distinto a las españolas”, se sincera)... pero quedaba lejos de semejantes dimensiones cuando sus dos hermanos, Ígor y Asier, la iniciaron en el tenis en el Club Mampote, al Norte de Caracas.
A día de hoy, Ígor y Asier Muguruza aparecen como jugadores en el sitio oficial de la ATP, pero sin estadísticas... y bajo bandera de Venezuela. Cuando Garbiñe tenía seis años, la familia Muguruza Blanco se mudó a Barcelona. Allí había trabajo... y los chicos se inscribieron en la Academia Bruguera, donde el técnico Alejo Mancisidor adivinó la clase de diamante que le llegaba.
El resto es casi todo presente. En julio de 2013, Garbiñe fue operada para extirparle el astrágalo del pie derecho. A los dos meses ya pasaba bolas... sentada en una silla. “Lo que peor llevaba era no poder andar”, recuerda. Luchó a tope... y en enero de 2014 ganó su primer torneo WTA: Hobart.
Con ficha del Barcino, se entrena con Mancisidor en el CAR de Sant Cugat y Cornellá; en octubre de 2014 se decantó por jugar con España en Copa Federación. Mañana juega su primera final en Grand Slam: en Wimbledon.