La noche anterior hubo un emotivo banderazo. Miles de aliancistas llegaron hasta Huánuco desde todos los rincones del Perú para mostrar amor y apoyo al equipo de sus amores. En el estadio Heraclio Tapia, a casi 2 mil metros de altura, en medio de un sol incesante y sofocador, las tribunas se tiñeron de color morado que representa la devoción aliancista en octubre por el Señor de los Milagros. Sin embargo, en el césped no hubo nada de lo mencionado líneas atrás: Alianza Lima volvió a ser ese equipo sin cabeza -Gorosito, su técnico, miró el partido desde uno de los palcos por estar sancionado- ni liderazgo, desorientado e irritable. Y perdió 2-1 ante Alianza UDH, el peor equipo peruano del año (marcha en el puesto 18 del acumulado) que arrastraba cuatro derrotas consecutivas.
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Y ahí estuvo Alianza ingresando al campo dormido, con un Carlos Zambrano que volvía después de cumplir su sanción por una irresponsable expulsión. Su premio: ser titular nuevamente. Apenas corría el segundo minuto de juego y los locales se pusieron arriba en el marcador con un tanto de Joffre Escobar.
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Y los íntimos empezaban a batallar desde atrás, contra su rival y sus fantasmas, contra su desesperación y el arbitraje al que en Matute parecen ver también como un contrincante. El primer choque entre los futbolistas y el árbitro Jordi Espinoza ocurrió a los 16 minutos: gol anulado a Hernán Barcos por un milimétrico offside que vieron desde el VAR.
A los 35’, Eryc Castillo puso el empate con una formula que había descubierto Alianza a través de Sergio Peña: pase a la espalda de los defensores. Esa misma vía usaron para lo que pudo ser el 2-1 del ecuatoriano, pero nuevamente el VAR vio posición adelantada y Espinoza ahogó el grito de gol. Mientras tanto en el banco de suplentes aliancista vieron la repetición y refutaron la decisión del juez. “¡Eryc! ¡Eryc! ¡Celebra! Es gol ¡Celebra!”, le gritaba Gustavo Zapata, el asistente de Gorosito encargado de dirigir.
Espinoza esperaba la decisión del VAR, pero en Alianza ya empezaban los reclamos por el tiempo perdido. “¡Es una vergüenza!”, vociferaban. Y en las tribunas los hinchas no paraban de alentar, confiando en que sus cánticos y los buenos minutos mostrados en esa recta final del primer tiempo podían ser el precedente de un final feliz.
Pero para Alianza su rival más fuerte en la Liga 1 es justamente Alianza, sus fantasmas. A los 48 minutos, mientras algunos volvían de los servicios higiénicos o de hacer alguna compra para mitigar el impacto del calor, Yorleys Mena puso el 2-1 para los locales tras una desatención de la zaga central compuesta por Carlos Zambrano y Renzo Garcés. La que hasta hace poco era la mejor del fútbol peruano, hoy no le brinda ninguna seguridad al portero Guillermo Viscarra.
Sin ideas ni argumentos, los íntimos buscaron el empate como sea, siguiendo las palabras de Pablo Ceppelini, el ‘10’ del equipo, quien hace unos días señaló que “ya no importa la forma, hay que ganar”. Pero cuando buscas el gol así, a la desesperada, puedes perder los papeles. Y Alianza es el club que suele hacer lo último: a los 56’, Hernán Barcos, el capitán y líder del vestuario, se fue expulsado por agredir a un rival desde el suelo. Espinoza no dudó en mostrarle la roja al ‘Pirata’, quien le exigía que vaya a ver la jugada al VAR, esa herramienta que tanto odian en Matute.
Espinoza hizo caso omiso al pedido de Barcos y en todo momento le señalaba la salida. En un momento determinado, luego de intentar explicarle a sus compañeros y también a los rivales que nunca tuvo intención de ponerle la plancha en la entrepierna de Paolo Fuentes, el futbolista que más saca de sus casillas al argentino de 41 años (de las tres expulsiones que registra en el fútbol peruano, dos fueron por acciones contra el peruano), el Pirata se acercó al juez y lo que le dijo generó que el de amarillo hiciera un gesto claro para anotar en su informe lo que serían insultos.
“Me da mucha pena por el peruano, para dónde se está yendo el fútbol peruano. Los líderes que tenemos son difíciles. Me da mucha pena por la gente, por la hinchada porque es muy pasional. El hincha va, acompaña y tiene que ver estas cosas que no son buenas”, señaló en zona mixta, a modo de reclamo, un Barcos que podría ser castigado duramente si el árbitro anotó en su informe lo que le dijo tras ver la tarjeta roja.
“Debe ser una de las ligas de Sudamérica que se juega menos, pasa parado el partido, muy amateur todo. Pero bueno, es así, hay que mirar para adelante, trabajar y ser autocríticos”, declaró Pablo Ceppelini. Una vez más, Alianza critica y apunta contra el fútbol peruano, pero no hay un autoanálisis de todo lo que han hecho mal a lo largo del año en el torneo peruano. Y, una vez más, están cerca de ver cómo Universitario, el rival de toda la vida, celebra un título nacional.
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