“El día más importante de mi vida fue el 26 de diciembre del 2001, cuando Alianza Lima salió campeón ante Cienciano en su Centenario”, confiesa Eduardo Salcedo, recordando aquella tarde de penales en el estadio Garcilaso de la Vega. Detrás de él, dos ilustraciones llaman la atención: la figura de ‘Manguera’ Villanueva en primer plano y el escudo blanquiazul siendo pintado por sus propios hinchas. No hace falta ver más para concluir lo siguiente: siente y respira aliancismo puro. Y son, precisamente, esa clase de detalles los que nutren ‘El abrazo eterno’, el libro de cuentos y relatos que preserva y reivindica la historia del club victoriano en sus páginas, y que hoy es un éxito total en la Feria Internacional del Libro 2025.
Juega y gana: “Tenemos tres años para consolidar el proyecto”: Franco Velazco, la charla con los jugadores y los detalles de su plan hasta el 2028
La obra reúne 12 textos en general, de los cuales 10 son cuentos y dos relatos vivenciales. En ellos, Eduardo combina hechos reales y ficción, usando a la literatura narrativa como un refuerzo útil para contar la historia de Alianza Lima. Para él, escribir ‘El abrazo eterno’ es una declaración de amor al club del que es hincha y al que le debe mucho. Es un libro que todo blanquiazul de corazón debe tener en su biblioteca.
¡Gracias por suscribirte a Íntimo Sentido!
Tu inscripción ha sido confirmada. Recibirás nuestro newsletter en tu correo electrónico. ¡Esperamos que disfrutes del contenido!
Lamentamos verte partir.
Tu suscripción ha sido cancelada y ya no recibirás más nuestro newsletter en tu correo electrónico. Si cambias de opinión, siempre serás bienvenido de nuevo.
¡Gracias por habernos acompañado!
Newsletter exclusivo para suscriptores

—¿Cómo fue este proceso de creación de ‘El abrazo eterno’?
Soy cusqueño, hijo de limeño. Mi viejo, cuando se presenta, siempre dice: ‘soy limeño, mazamorrero e hincha de Alianza’. Él me heredó eso. Yo siempre digo que Alianza es el mejor regalo queme dio mi viejo. Siempre he sido un ávido lector de lo que me gusta. El primer libro de Alianza que llegó a mis manos fue el de Lorenzo Villanueva: ‘200 clásicos de historia (La Tragedia)’. Desde ahí no paré. Unos años después me invitaron a formar parte de una página aliancista y empecé a escribir allí artículos, crónicas y textos sentimentales. Uno de ellos generó mucho revuelo para los hinchas que son miles. Allí me di cuenta de que la gente al leerlo sentía lo mismo que yo al escribir. Entonces, dije: ‘acá hay insumo’. Y fue precisamente el texto que le dio vida al cuento ‘Acá hay jarana’, en el que reúno una serie de personalidades aliancistas para celebrar el aniversario del club. Esto fue entre 2018 y 2019.
—¿Qué sucedió después?
El trabajo alimenticio, como dicen los escritores, me ocupaba mucho tiempo y no me permitía escribir. Lo hacía en mis tiempos libres. A fines del 2023 tenía cuatro textos en borrador que ya eran algo publicable. En 2024 decidí dejar mi trabajo de abogado y me adentré a la escritura. Así nació ‘El abrazo eterno’. Lo terminé en julio del año pasado. Ha sido un proceso largo, bonito, pero muy enriquecedor.
—¿Cómo ha sido la conexión con la gente y la recepción que ha tenido el libro?
Bacán, los hinchas de Alianza somos apasionados. Era lógico que si el libro alude indirectamente al club, porque no lleva las marcas ni el escudo, se inspira en Alianza Lima. De hecho, es una declaración de amor a Alianza. Entiendo que inicialmente genere dudas, pero ya cuando lo tienen en las manos y empieza a crecer la vorágine, se dan cuenta de que estamos ante un bonito producto. La crítica es buena. En la misma FIL me buscan hinchas, todos quieren conocer un poco del libro, que es un tributo a Alianza.
—‘El abrazo eterno’ combina los hechos históricos, documentados, con la ficción, ¿qué tan difícil ha sido encontrar un equilibrio entre ambas?
Para nada fue fácil. Yo soy un voraz lector, como Martín Roldán me ha calificado así en la sinopsis del libro. Yo conozco la historia del club, la respeto y la reivindico. Por ejemplo, a efectos del título del 34, el club recurre a mí porque junto a un grupo de compañeros defendemos ese título a capa y espada. Entonces, pasar de la crónica, del artículo periodístico de fútbol a la ficción no fue fácil. Lo que he querido es respetar el hecho histórico tal cual es y sobre la base de eso he generado historias.

—Un ejemplo es ‘Darito tenaz’...
El cuento ‘Darito tenaz’ trata de Darío que se hace hincha de Alianza a finales del ’48 a pesar de que su padre es hincha de la U porque fue estudiante de medicina de San Marcos en los años 20. Entonces, en ese año que acababa de tomar el poder Odría y Bustamante y Rivero había sido deportado, el médico trabajaba en Ayacucho como servidor público y su puesto tambaleaba. Cuando él va a Lima, se encuentra con su hijo que es hincha de Alianza. Él dice: ‘¿cómo puede ser eso posible?’ Hay mucho hecho histórico y hago calzar las fechas, los datos y los nombres para que cuando el padre vuelve a Ayacucho recibe un telegrama de Darito en el que le dice: ‘Papá, te lo dije, Alianza acaba de ser campeón’.
Sí, he respetado el hecho histórico, pero alrededor he creado ficciones que me ayuden a contar la historia del club. La literatura o el genero narrativo son el recurso del que hago uso para contar la historia de Alianza.
—¿Estamos en deuda con la literatura deportiva en el Perú?
Estamos en deuda. En España y Argentina abundan. De hecho la literatura argentina es mi referente. Los cuentos de fútbol de Eduardo Sacheri son una maravilla. El ‘Negro’ Fontanarrosa también. Son cuentos que te desencajan y te agarran las entrañas. Acá en el Perú no hay un cuentista sobre fútbol. Nuestro mejor cuentista es Ribeyro, aunque no le he leído ningún cuento específico sobre fútbol. Sí lo menciona esporádicamente. Pero estamos avanzando por dos razones: uno es que hay más literatura que hace unos 10 años; y dos es que la U acaba de cumplir 100 años y se ha producido mucha literatura al respecto. Lógicamente, hay gente que ha visto esto como oportunidad y lo sigue aprovechando. También es cierto que hay un tema comercial.
—¿Qué diferencia a ‘El abrazo eterno’ de otras obras?
‘Crema mi buen amigo’, por ejemplo, que son cuentos de relatos, narra cosas de vivencia. Son relatos de hinchas. No lo he leído, pero sé de qué trata el libro. Por nuestros lado están los libros de Martín Roldán, como ‘Este amor no es para cobardes’, que es un libro de relatos sobre la base de hechos objetivos. O ‘Soy de Alianza’. Cuenta Martín un poco sobre su hinchaje y todo lo que se construye desde que se hizo hincha en Breña. Entonces, creo que no hay un libro específico de cuentos. Esa es su fundamental diferencia. Es el recurso del que me valgo para contar la historia del club. La historia, tradición y arraigo con conceptos connaturales a Alianza que no se deben perder.
—¿Cuál fue el cuento más ambicioso?
‘Cotabambas’, porque en él narro la fundación del club. Imagina darle voz a muchachitos de 12 años en 1901. No es fácil. Ese cuento fue ambicioso, pero hemos hecho un trabajo bastante lindo. Empiezo el cuento hablando del roble como una especie fina y longeva muy adecuada para la carpintería, porque Julio Chacaltana (fundador) era hijo de un carpintero. Y termino el cuento avanzando 10 años cuando se funda la liga peruana de fútbol, mencionando el anaquel de roble que hizo Chacaltana para su amigo Delfín Moncada. Hay mucho respeto y reivindicación por la historia del club.
—Hablemos de Alianza Lima. ¿Quién es el máximo ídolo del club?
Alejandro Villanueva.
—Puede generar debate. ¿Hernán Barcos es ídolo blanquiazul?
Para mí todavía no. Algunos lo consideran así. Sin duda es un gran referente, el mejor extranjero de nuestra historia. Ha superado a Rosinaldo López, Luis Aguiar, Fernando Martel, pero le falta el diferencial para poder compararlo con Waldir Sáenz. Para mí, fue el último ídolo del club: es el goleador histórico, nos dio el título después de 18 temporadas, nos dio el título del Centenario, es de divisiones menores. Es sinónimo de aliancismo, incluso con lo malo. Barcos es un gran jugador, un gran referente, respetado internacionalmente, tiene muchos pros, lo respeto y lo adoro. Pero creo que le falta una o dos cosillas para subir ese escalón.
—¿Cuáles son esas condiciones?
Ganarle a la U una final, porque la del 2023 dolió mucho y él no fue el diferencial. Y, segundo, demostrar que es un hincha de Alianza. Él es muy respetuoso de la institución, como lo es de Gremio y Liga de Quito, pero no hay ese fuego que tú esperas de un jugador para decirle que es hincha. Está cerca, pero todavía no llega.
—Mencionaste que Waldir fue el último ídolo. ¿Y Jefferson Farfán?
No es ídolo. A él le debemos el título del 2003 completo. Sus actuaciones fueron rutilantes. Y luego cuando volvió, más por un tema romántico, nos dio el título junto a Barcos. Pero no es suficiente para ser ídolo. Para mí, y también para muchos hinchas, es un embajador de Alianza Lima. Pizarro también, al club le dio muy poco. Pero es hincha y lo demuestra en cada lugar que esté.
—¿Por qué en los hitos que marcan la historia del fútbol peruano siempre hay un aliancista?
Alianza es el emporio del fútbol nacional. Me gustan usar estas etiquetas porque, lamentablemente y más en los últimos 20 años, la historia se está reescribiendo. Y se está haciendo en demérito nuestro. Alianza es el buey que jala la carreta. Nace en 1091 y si no es decano, es porque sigue existiendo Ciclista Lima. Todo lo hacemos primeros. Hasta los panetones y luego nos copiaron. “Huaqui” Gómez Sánchez fue el primer ídolo del club que salió de las divisiones menores. Estamos hablando de un tipo que jugó en los años 50. Salió campeón en el 52, 54 y 55. Luego jugó en Argentina, en el Gimnasia y en River. Hay anuarios sobre él. ¿Por qué entonces somos el emporio? Porque somos pueblo. Puede ser una respuesta romántico, pero somos eso.
******
¡Tu pasión merece ser premiada! Accede a contenido exclusivo, sorteos, premios y más con la Suscripción del Hincha. Da click aquí para ingresar.
