El 2024 será recordado como un año oscuro para el deporte colombiano, marcado por la indiferencia gubernamental y la falta de compromiso con un sector que ha sido símbolo de orgullo y unión para el país.
Leer más: El colombiano Horacio Londoño, nuevo entrenador del Real Sociedad de Honduras
El hecho más importante que retrató este oscuro panorama fue la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos 2027, que estaban programados para realizarse en Barranquilla, una ciudad que ha sido baluarte del deporte nacional en la última década.
El pasado mes de enero, la Organización Deportiva Panamericana (Panam Sports) anunció que Barranquilla no sería la sede de las segundas justas más importantes del continente, alegando falta de garantías financieras por parte del Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro Urrego.
“Los motivos para retirar los Juegos y la rescisión del Contrato de la ciudad sede se establecen en su totalidad en nuestra carta del 30 de agosto de 2023, complementada por nuestra carta del 26 de octubre de 2023. Como se indica claramente en la carta del 26 de octubre de 2023, el incumplimiento de los requisitos establecidos anula automáticamente la extensión de tiempo proporcionada para subsanar los incumplimientos del contrato de la ciudad sede, enumerados en nuestra carta del 30 de agosto de 2023, y permite a Panam Sports rescindir inmediatamente el contrato de la ciudad sede, y retirar los Juegos de la ciudad de Barranquilla”, explicó Panam Sports, el pasado 3 de enero, haciendo alusión a otras comunicaciones en las que se advertía el riesgo de perder las importantes competencias por los mismos incumplimientos en los compromisos financieros adquiridos.
“Como se indicó anteriormente, los Juegos se retiran y por lo tanto el contrato con la ciudad sede queda rescindido. El retiro de los Juegos y la terminación del contrato de la ciudad sede se realizan sin perjuicio, y Panam Sports se reserva expresamente su derecho de reclamar todos y cada uno de los daños y cualquier otro derecho y recurso disponible”, concluyó la misiva.
Barranquilla, que había brillado al organizar exitosamente los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2018, dependía del apoyo estatal para garantizar la infraestructura y la logística del evento. Sin embargo, los retrasos en los desembolsos y la ausencia de una estrategia clara por parte del Gobierno Petro llevaron a Panam Sports a tomar la decisión de trasladar los juegos a otro país (luego fue escogida Lima (Perú) como sede de las justas deportivas).
Leer más: Esposa de Edwin Cardona desata polémica previo a la final de la Copa: ‘se avecina excursión de mozas’
El gobierno mostró desde el principio reservas sobre la viabilidad financiera de los Juegos. Aunque en 2023 se prometieron aportes parciales, las autoridades nacionales dejaron claro que la prioridad serían sectores como salud, educación e infraestructura básica, lo que limitó significativamente el apoyo económico para el evento deportivo.
La ‘pelotita’ se la tiraron de un lado a otro, pasando primero por las manos de la primera ministra del deporte del gobierno Petro, la ex pesista María Isabel Urrutia, que finalmente fue declarada insubsistente por presuntos actos de corrupción. Luego llegó Astrid Rodríguez, a quien finalmente le recayó la pérdida de la sede. La jefa de la cartera careció de liderazgo y mando para acelerar los procesos que conllevaran al desembolso de los recursos y ala efectiva organización de las justas deportivas.
La pérdida de los Juegos Panamericanos 2027 representó un golpe muy fuerte para Barranquilla, que veía en este evento una oportunidad única para consolidarse como un referente del deporte en la región. Además del impacto económico, que incluía un esperado aumento en el turismo y la generación de miles de empleos directos e indirectos.
Pero esta decisión no solo afectó a la ciudad, sino que también dejó al país con una mancha en su reputación como anfitrión de eventos deportivos de alto nivel.
Ese fue el primero y más grande golpe al deporte en 2024, pero no fue el único. Los atletas colombianos, que durante años han puesto el nombre del país en lo más alto, hoy enfrentan el abandono. Con presupuestos recortados, retrasos en los desembolsos y la falta de apoyo logístico, muchos deportistas han tenido que recurrir a colectas públicas o al patrocinio privado para cubrir sus entrenamientos y competencias internacionales.
Leer más: Jhon Jáder Durán no falla, pero al Aston Villa no le alcanza
El panorama se agrava al analizar los recortes presupuestales al Ministerio del Deporte. De acuerdo con las cifras divulgadas, los recursos asignados al Ministerio del Deporte se reducirían drásticamente, pasando de 1,3 billones de pesos en 2024 a apenas $69.000 millones en 2025, lo que representa una caída del 94.6 %, comprometiendo la ejecución de un 95 % de los programas y proyectos relacionados con recreación, actividad física y deporte, dejando al Sistema Nacional del Deporte sin respaldo estatal para su desarrollo.
“El Ministerio del Deporte manifiesta su enorme preocupación ante la no aprobación, por parte del Congreso de la República, de la ley de financiamiento propuesta por el Gobierno nacional para 2025, lo que deja sin posibilidades de ejecución el 95 % de sus programas y proyectos en recreación, actividad física y deporte”, expresó en su misiva.
“Todo el Sistema Nacional del Deporte quedará sin el apoyo estatal para sus programas de desarrollo”, añaden.
En su comunicado, el Ministerio, hoy en cabeza de Luz Cristina López, señaló que la situación impactará directamente en la financiación de iniciativas clave que se implementan junto con los entes territoriales y por ende, ante la grave limitación de recursos, se priorizarán actividades como el deporte escolar y el apoyo a los atletas que participan en ciclos olímpicos y paralímpicos. Sin embargo, el margen de acción será extremadamente reducido, afectando gravemente el desarrollo deportivo del país.
La pérdida de los Juegos Panamericanos y la precarización del deporte reflejan un gobierno desconectado de la importancia estratégica de esta área. El deporte no solo aporta medallas y trofeos, genera cohesión social, promueve la salud pública y proyecta a Colombia en el ámbito internacional.