El cancionero popular casi completo de insultos que bajó desde todos los sectores del Coloso Marcelo Bielsa fue el pico más álgido de un 2024 que todos los hinchas de Newell's pretenden que termine rápidamente. Faltan seis encuentros para terminar la temporada futbolística en la Liga Profesional y la Lepra se hunde en el fondo del mar, en el puesto 26 de la tabla del presente campeonato (puede quedar 27 si Defensa y Justicia derrota a Argentinos Jrs.) y vigésimo en la tabla anual a ocho puntos del último equipo que está ingresando a Sudamericana, con una diferencia que todavía se puede ampliar.
El quiebre emocional que hoy vive el equipo del Parque Independencia, con una defensa de mandíbula tan frágil que ante el primer ataque rival cae estrepitosamente, una mitad de cancha donde sólo resaltan los cortes voluntarios de Cedrés y el intento constante de Miljevic de poder crear algo que abastesca a los delanteros, quienes están inmersos en un laberinto de indefiniciones y poca certeza a la hora de hacer daño, llevan a la Lepra a este momento caótico.
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Ricardo Lunari, seguramente el menos responsable de los actores actuales, pero por ello no deja de ser quien tomó el desafío, apostando la comodidad de una reserva de buenos resultados por una primera herida de muerte, no encuentra el rumbo y se encuentra en el medio del río entre jugadores experimentados que no levantan cabezas y juveniles a los que les pesa el ámbito de debacle que se vive partido a partido.
Aunque la gran responsabilidad cae en una comisión directiva encabezada por Ignacio Astore, que parece por momentos hacer oídos sordos al reclamo popular, envuelta en una deuda importante, con un ex mánager como Ariel Michaloutsos de fracaso rotundo en los dos mercados de pases y una nueva asesoría estratégica, encabezada por Rubén Capria, quien tendrá que apostar todo a ganador en el libro de pases, si es que quiere que el rumbo cambie 180 grados el próximo año.
A la meta todavía le quedan 18 puntos por disputarse, sin poder prácticamente hacer cambios de cuerpo técnico y con la necesidad de ir evaluando el futuro casi nulo de gran parte del plantel para el próximo año futbolístico. El Coloso habló, la gente se cansó de navegar en la irregularidad total, en promesas de campaña incumplidas y en una falta de competitividad de años que llevan a un estado de decepción constante.
Las cuatro patas de la mesa (jugadores, dirigentes, cuerpo técnico y asesoría deportiva), responsables absolutos de esta crisis, deberán tomar el toro por las astas, para que con lo que queda de nafta, en un tanque casi vacío, luchar desde cada uno de sus respectivos lugares por dar lo último, y cerrar un año que ha sido de los peores de un tiempo a esta parte.
La ineficiencia se hizo presente y llevó a Newell's a codearse con los conjuntos más pobres de la primera división del fútbol argentino. A pesar de todo, su gente sigue esperanzada que, en algún momento, todo lo ofrecido en campaña alguna dirigencia lo lleve a cabo, para devolver a la Lepra a lo más alto.
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