La fortaleza mental de Nicaragua le permitió salir de la oscuridad para confirmar su crecimiento futbolístico. El equipo nacional estaba aturdido y desorientada por el planteamiento inicial que fue corregido hasta después el 0-1. A partir de ese momento, la incertidumbre se apoderó del juego porque le costó encontrarse a sí misma y en los momentos de mayor exigencia apareció el portero Miguel Rodríguez sosteniendo al equipo para luego consumar la remontada 2-3 que garantiza un año más la permanencia en la Liga A de Naciones, la élite de la Concacaf.
El Fantasma Figueroa se equivocó en la lectura del rival y pagó las consecuencias. El seleccionador, inexplicablemente dejó sentados a Josué Quijano, su mejor lateral derecho, y Byron Bonilla, su jugador revulsivo que se crece en partidos grandes. La ausencia de Quijano era injustificable, más descabellada fue la decisión de colocar a Marvin Fletes, un central nominal, en su costado en detrimento de Henry Niño, el jugador más capacitado para jugar la posición. El fallo táctico tardó 17 minutos en evidenciar las malas decisiones del seleccionador.
Ludovic Beal (17) se dio cuenta del hueco en el costado derecho y le ganó la posición a Fletes, quien estaba perdido. Sin marca avanzó a la portería silenciando el Estadio Nacional. La jugada constató que el equipo estaba incómodo porque Matías Belli se durmió y dejó que el volante asistiera a Beal, quien sacó ventaja porque estaba solo, algo que Quijano con su oficio difícilmente hubiera descuidado. La prueba del fallo del seleccionador se confirmó cuando minutos después ordenó a Fletes cambiar posición con Niño.
El 0-1 dejaba todo cuesta arriba. El equipo atacaba, pero sin contundencia. Se erraban pases en zona de ataque y nada fluía. Harold Medina tenía la función de darle orden y sentido al juego y estaba perdido. El Fantasma Figueroa se dio cuenta a tiempo del mal funcionamiento y realizó tres cambios al mismo tiempo en el minuto 27 sacando a Niño, Harold y Ariel Araujo. El ingreso de Josué Quijano, Byron Bonilla y Jacob Montes le devolvió lo que tanto añoraba la selección: orden, circulación de balón y superioridad numérica para profundizar.
Todo estaba cuesta arriba porque Guayana se paró ordenada sin regalar espacios. Era un rival fuerte en defensa, pero Nicaragua estaba encima. Sabía lo que tenía que hacer aunque en el primer tiempo no le alcanzó para generar peligro. Sin rematar una vez en la primera parte, el panorama lució más difícil en el complemento, sin embargo todo cambió desde el arranque. Nicaragua se encimó con personalidad y fuerza de voluntad. Creó superioridad por los costados hasta que fabricar el espacio que dejó a Jaime Moreno (53) de cara gol. El 1-1 encendió las gradas en cada oportunidad. Tras el empate, Guayana estuvo cerca en dos ocasiones de tomar la ventaja con dos mano a mano que convirtieron en figura al portero Miguel Rodríguez atajando el primer remate en los linderos del área y después fuera de su zona con la cabeza, dos acciones que levantaron a los 10 mil aficionados presentes en el Estadio Nacional.
Guayana Francesa buscó darle vuelta el marcador con ahínco. Atacó con insistencia por las bandas hasta que un error de comunicación de Jason Coronel y Miguel Rodríguez le dio la ventaja a los caribeños. Coronel intentó tapar el balón en el borde del área para que lo tomara Rodríguez, sin embargo Jules Haabo (63) estaba para meter el pie y enmudeció otra vez las gradas.
El deseo de trascender empujó al equipo para remontar. Se instaló en la cancha contraria principalmente después de la expulsión de Zedian Charles (68). El ataque fluyó sin parar por la superioridad numérica creando los espacios. El empate lo puso Juan Barrera y el gol de la victoria Fletes con un cabezazo en tiro de esquina. Nicaragua cumplió y ganó para quedarse un año en la élite y no le alcanzó para cuartos de final porque Honduras empató contra Jamaica y avanzó por gol de diferencia, aunque igualadas en puntos con siete cada uno.