24/11/2024

Carlos Franco: “Lo que pasó con Alianza en el 2002 no fue culpa de Paolo. Farfán también pudo quedar libre a los 17 años por un error del club” [FOTOS Y VIDEOS]

Hace 2 meses

El exdirigente de Alianza Lima repasó lo sucedido con Alianza Lima y por qué Paolo Guerrero se fue al Bayern. Además, reveló que Jefferson Farfán salvó al club de una situación similar y cómo la Foquita hizo ganar al club más de un millón de dólares por amor a la blanquiazul.

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“Ya no se necesita un enfrentamiento de dirigentes para llenar el estadio, Alianza lo llena en cualquier día y hora, como dijo el Pumita Carranza, la ‘U’ se copió y a buena hora”, resalta Carlos Franco, dirigente de estilo afilado, muy típico de los años 90, cuyos primeros pasos en el fútbol fueron como dirigente entre 1989 y 1991 en Colo Colo; cuando asistía a un postgrado en Chile. Como arquitecto, fue responsable del proyecto del Complejo de San Luis en 1991, la casa de la selección peruana en la Videna. Además, formó parte de la comisión de la Copa América 2004 y el Mundial Sub 17 del 2005, que se realizaron en Perú. Y por supuesto, de larga trayectoria como dirigente de Alianza Lima, donde llegó a ser presidente interino en el 2008.

¿Cuál es su análisis del Fondo Blanquiazul y cómo es que ha ido evolucionando?

El problema de lo que estamos viviendo ahora, cuando cambian los funcionarios o los administradores o los gerentes tan rápido, en particular en Alianza, es que la curva de aprendizaje es muy lenta, y nos cuesta, Alianza en los últimos tres años ha tenido que cambiar hasta cuatro o cinco administradores o gerentes generales y eso no es bueno, por la curva de aprendizaje justamente.

Esa curva de aprendizaje le costó Al Fondo Blanquiazul un descenso deportivo que luego se resolvió administrativamente...

Yo recuerdo un cineasta amigo mío, que fue tricampeón con Cristal, pero no fue campeón al año siguiente ni al siguiente y ya lo querían crucificar. Lo mismo pasó con la gente de El Fondo Blanquiazul, que se cometieron errores, sí, se cometen. Y uno de los problemas de estas organizaciones tienen que ver con la soberbia, es decir, piensan “como he manejado tales empresas, he sido exitoso, ergo, esto que me está pasando yo lo voy a resolver, y si no lo resuelvo, me voy a equivocar”, no te tocan la puerta a preguntar; cuando el mismo problema ya ha sucedido hace cinco años y cinco años más atrás. Entonces, es bueno que se escuche la experiencia, aunque sea para que se tenga en cuenta como historia.

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¿Esa primera etapa de aprendizaje del Fondo, con Diego Gonzales Posada, fue -digamos- el costo del aprendizaje?

Lo que pasa es que cada uno le pone la cuota personal, hay que entender que es muy difícil encontrar a un inversionista que ponga dinero y no le ponga su sello personal y en ese sello personal van todas sus virtudes y también sus defectos. Una cosa es ser acreedor porque pusiste [dinero] sin saber que te iban a devolver y que no buscabas nada más allá de apoyar a tu club y otra cosa es aquél que pone [dinero] para adquirir un asiento en un directorio, desde el inicio te das cuenta que es distinto, no podríamos comparar, no digo cuál sea mejor o peor, simplemente son modelos distintos, lo importante es que esta persona tenga una curva de aprendizaje corta y que encuentre rápidamente el equilibrio. Eso han captado muy bien, como se hizo antes con Jefferson Farfán, es darle un color al club, darle un sentido de pertenencia, sacar de cajón la idiosincrasia aliancista y ponerla sobre la mesa.

¿Cómo ve a la actual directiva?

Respecto a las administraciones que tenemos en Alianza en los últimos años, los socios lo que quieren es sentirse, no necesariamente escuchados, sino representados. Que el mandamás de la institución los represente, que cuando hable, esté hablando un aliancista, con el mismo sentimiento que un hincha, que un socio. Creo que los últimos meses sí se ha visto con mayor aproximación esto, sí hay una mayor tranquilidad en el socio, más allá de los resultados deportivos.

El perfil del dirigente ha cambiado mucho entre hoy y los 90′s...

Sí, efectivamente, eran otras épocas, los dirigentes de los 90′s nos poníamos de acuerdo con el dirigente del frente y nos decíamos tú vas a declarar esto, yo voy a declarar esto, que sea polémico, picante y así llenamos los estadios, ahora ya no se necesita de un enfrentamiento entre dirigentes para llenar el estadio, Alianza lo llena cualquier día y a cualquier hora y como dijo el Pumita Carranza, la U se copió y a buena hora. Lo que es cierto es que si bien ya no lo hacen para vender titulares, sí lo hacen con la sana intención de presionar a los diferentes organismos que hay en San Luis, en la Videna.

Carlos Franco en su momento de dirigente.
Carlos Franco en su momento de dirigente.

¿Qué le pareció la vuelta de Paolo?

Yo tuve la oportunidad de estar en la Comisión de Fútbol del año 2002, en la concentración de El Bosque, cuando Paolo tenia 17 años y sé exactamente lo que sucedió, y lo que sucedió es que las partes, llámese los dirigentes de aquella época, yo era dirigente pero la verdad es que no me tocó ver ese tema, y los representantes del jugador que solo tenía 17 años, no llegaban a un acuerdo y cuando las partes no llegan un acuerdo, ¿quiénes son responsables?, las partes, y entonces se marchó Paolo. Y durante estos años no hubo una sola vez que Paolo no pierda la oportunidad de decir que tarde o temprano volvería, ese anhelo estaba siempre presente y ahora se dio en una circunstancia en que creo que Alianza necesita a Paolo y Paolo necesita a Alianza, creo que esa combinación lejos de ser explosiva, es bastante buena para las partes.

¿Es más una obligación institucional que una apuesta deportiva?

Hay gente que lo analiza únicamente en el 105x70 [son las medidas de una cancha de fútbol), qué va a pasar adentro, en qué posición va a jugar, quién va a ser titular, quién va a ser capitán. Yo como dirigente de fútbol siento que una de las virtudes que tuve es que supe leer lo que pasaba en el vestuario y las cosas que pasaban fuera de la cancha, eso me permitió manejarme en el sitio que me correspondía, porque para solucionar los problemas de la cancha, para eso se contrata un técnico o un gerente deportivo, cuando los dirigentes creemos que sabemos mucho del 3-5-2 o del 4-4-2, cometemos un error, yo analizo la llegada de Paolo , uno podría decir que alianza llegó a Paolo, yo analizo más el comportamiento de él en lo que es la institución y lo que es fuera de la cancha, es un mensaje clarísimo a las divisiones menores de cómo se trata a alguien que se identificó mucho con la institución, otro mensaje es que será mucho más gratificante a Víctor Guzmán entrenar con Hernán Barcos y Paolo Guerrero, de la misma manera que Jefferson Farfán se quedaba a entrenar con el Potro Romero. También es cierto que la presencia de Paolo va a generar llenos en el estadio, y que no es lo mismo un gol en el clásico en el último minuto, anulado por una posición adelantada, cuando el rival es o no es Paolo, hay bastantes variables por lo que uno cree que la presencia de Paolo es muy importante para Alianza como institución.

Su llegada era un pendiente histórico...

Sí, yo creo que es un final feliz, hay algunas personas que se quedan en el pasado, no tienen capacidad de evolucionar, y dicen no, fue un final para Paolo porque él fue el que se fue cuando tenía 17 años, a veces uno tiene un hijo de 17 y no le demanda las cosas que le demanda a Paolo que tenía 17 años, no le exige lo mismo, repito, no fue un error de Paolo, fue el representante y los dirigentes que no llegaron a un acuerdo, las dos partes son las responsables, pero la historia va a decir que Paolo volvió, que llenó un estadio en tiempo récord, que se llenó en 36 horas, y que batió un récord de rating, ya después si jugó bien o mal, habrá criticas y crónicas, pero institucionalmente se cumplió el objetivo, tal como se hizo con Jefferson Farfán.

Paolo Guerrero y Jefferson Farfán jugaron juntos en las categorías inferiores de Alianza Lima. (Foto: Club Alianza Lima)
Paolo Guerrero y Jefferson Farfán jugaron juntos en las categorías inferiores de Alianza Lima. (Foto: Club Alianza Lima)

Farfán pudo volver a tiempo...

Farfán tiene tal desprendimiento con el club que muy pocas veces se ha hecho público, y yo soy testigo directo de dos situaciones, pero que por un juramento con él, nunca lo he hecho público. Jefferson si no recuerdo mal, en el año 2002 tuvo un gesto para Alianza que le significó miles de dólares al club y él no tuvo ningún problema de subsanar el error que había cometido el club, cuando tranquilamente pudo quedar libre a los 17 años y no, no lo hizo.

¿Puede contarnos a detalle?

No, porque hice una promesa, pero te voy a contar otra sí para que ya se sepa, cuando en el 2008, se reúne conmigo, le pido ir a la casa de Rolando Sánchez [en ese entonces había sido presidente de la Comisión de Fútbol de Alianza Lima], que estaba en sus últimos días de vida por un cáncer terminal, y Farfán me dice “arquitecto, por si acaso, no vaya a aceptar la oferta del PSV, yo prácticamente estoy vendido al Schalke 04″, luego termino la reunión y nos vamos, a los minutos me llama Carlos Carpio [dirigente de Alianza Lima, falleció el 2018], y me dice “ha llegado un fax de PSV, Alianza era dueño del 15% del pase de Farfán, voy y era una carta de la secretaria del PSV, donde nos ofrecían por ese 15% un total de 350 mil euros. Le respondimos por fax que no, que gracias, de manera muy cortés, porque íbamos a seguir vinculados con ellos, porque además estaba el caso de Reimond Manco. Al día siguiente, llegó un fax que decía “hemos vendido el pase al Schalke en 11 millones, de los cuáles 10 millones son para el jugador, que se reparte 8.5 al PSV y 1.5 millones a Alianza Lima que tiene el 15%. Imagínate, un día anterior nos ofrecían 350 mil euros, al día siguiente, Alianza recibió 1.5 millones gracias a la información que nos dio Jefferson Farfán, en el 2002, pasó algo muy similar, casi de la misma magnitud, Jefferson tuvo un gesto muy noble con el club.

¿Cómo estaba la economía en entonces, porque ese 2008 se salvó el descenso?

Nosotros en lo deportivamente andábamos mal, pero económicamente estábamos bastante bien ordenados, habíamos hecho como un fideicomiso, todos los meses estaban garantizados, habíamos ganado el caso de Rinaldo Cruzado con el Grasshopper de Suiza, habíamos cobrado unos derechos de Junior Viza por el Beitar Jerusalén de Israel, habíamos por primera vez roto todos los récords sobre la espalda con el banco Azteca; pasa que antes Alianza recibía 70 mil dólares por la espalda y ese año vendimos en 700 mil dólares la espalda al banco Azteca.

Esas historias de amor por el club no suelen hacerse públicas...

Son historias que los hinchas de Alianza deberían conocer, hace poco me decían, si viene tal jugador debería jugar gratis, y bueno, no sería la primera vez, hay jugadores que nos han prestado dinero en los 90′s para pagar la planilla, y ya no tengo problema en decirlo, los hermanos Valencia no tenían ningún problema en prestarle dinero, Wilmar y Marco, a Pío Dávila [expresidente de Alianza Lima] para poder pagar la planilla, así era como prestábamos todos los dirigentes en esa época, esa historia se construye con ese brochazo de sentimiento y de cariño por un club, no se puede perder, se tiene que seguir dándole el lugar a quienes hicieron de Alianza un club grande, los jugadores sobre todo, porque los sponsors no te pagan porque llevas 30 mil hinchas al estadio, te evalúan por la cantidad de hinchas que tienes dentro de los 35 millones de peruanos, esa es la potencia de la marca.

Jefferson Farfán celebrando un gol en la final del torneo Sub 20 de 2002, entre Alianza Lima y Sporting Cristal. (Foto: Lino Chipana / Archivo El Comercio)
Jefferson Farfán celebrando un gol en la final del torneo Sub 20 de 2002, entre Alianza Lima y Sporting Cristal. (Foto: Lino Chipana / Archivo El Comercio)

¿Hoy Alianza Lima es una marca muy fuerte?

Ahora se podría jugar el primer tiempo a las 3 de la tarde, salir y jugar el segundo tiempo a las 5 de la tarde y se llenaría el estadio, no cabe la menor duda, esas son las expectativas que genera la historia de Alianza, y quienes representan la historia son los íconos como Teófilo Cubillas, César Cueto, estas leyendas que ahora están en el palco azul.

Pero también hay de los olvidados...

Eso sí, y duele, cuando exjugadores se quejan de que no están ahí, que no están en menores, que les gustaría trabajar, que te dicen en la U están fulano y mengano, ahora por lo menos tenemos a Salomón Libman y a Leao Butrón, y ahora tenemos a Paolo, ojalá que la historia de Alianza se siga recuperando...

Farfán evidenció en su programa de Youtube cierto distanciamiento con quienes dirigen hoy Alianza Lima...

Lo que pasa es que a veces los chicos confunden, mezclan a Alianza con las personas que estamos de turno, los gestos comportamientos o errores que cometen las personas que administran Alianza, se los etiquetamos rápidamente a Alianza y entonces el discurso es “estoy molesto, estoy peleado con Alianza”, tranquilo, a ti quien no te pagó ese porcentaje que te correspondía de tu transferencia al Schalke no fue Alianza, fue Guillermo Alarcón y lo digo con nombre y apellido, entonces tú no tienes que tener una bronca con Alianza, tu resentimiento tiene que ser con tal persona.

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¿Hay muchos jugadores resentidos con la institución?

Mira, el 31 de enero de este año, Alianza festejó los 20 años del campeonato del 2003, hubo un almuerzo que lo hizo Alianza, que lo financió y lo organizó Alianza y fueron la gran mayoría de jugadores, incluso los que se habían resentido o se fueron a otro club, no pudo venir Gustavo Costas porque estaba dirigiendo Racing; ojalá que Alianza este diciembre que se cumplen 20 años del bicampeonato del 2004 también organice y celebre con los jugadores; imagínate que estuvo Henry Quinteros y me decía “arquitecto, a mí solo me tienen que dar postre no comida, porque yo jugué el Apertura con ustedes y el Clausura con Cristal...(risas), no importa, le dije, esos detalles están de más, lo importante es la amistad y la identidad con el club.

¿Esa identidad se contradijo con el famoso apagón?

Yo creo que ya es algo que quedó en el pasado, que va a ser recordado por nuestros rivales, cuál fue mi comportamiento estando cerca, yo también lo analizo, porque yo tengo un palco ahí, pero fue de una pasividad, porque pude decirles a las personas responsables que lo que estaban haciendo era un gran error, pero que pasa si prendían las luces y esa gente entraba a la cancha, ¿qué pudo pasar?, imagino que debió ser una situación muy difícil, creo que se cometieron muchos errores, la misma cantidad de errores inexplicables que cometió el servicio secreto de los Estados Unidos cuando un chiquillo le disparó a un expresidente, nadie entiende, son situaciones que es preferible olvidar, que quienes hemos sido testigos aprendamos de estas experiencias.

Usted debe tener miles de anécdotas...

Imagínate... el campeonato en Talara de 1997 es inolvidable, los retornos en el ómnibus desde el aeropuerto hasta Miraflores, se festejó en un restaurant que ya no existe, en La Granja del Abuelo, o cuando campeonamos en el 2004, el ómnibus que salía del Nacional hasta Matute, era una caravana que duraba mas de dos horas, los jugadores adentro y yo les decía, vivan disfruten porque esto no es siempre; el Centenario en el Cusco, estar al borde del campo, llegar primero a abrazar a Waldir, estar en el avión Antonov de regreso con el equipo campeón; campeonar en 1997 en el Apertura en Arequipa, ahí recuerdo que el avión estaba tan lleno que nos quedamos cinco personas, no pudimos viajar, Marquinho, Jorge Luis Pinto, Carlos Carpio, Marco Valencia y yo, obviamente todas las cámaras estaban aquí en Lima, esperando a Waldir, que había convertido los dos goles en Arequipa, y nosotros en Arequipa, con la alegría del momento me atreví sacar dos botellas de whisky etiqueta negra, nos tomamos los cinco un botellita y cuando estaba por sacar la segunda, Jorge Luis agarró la botella y dijo, ya es suficiente, vayan a dormir... [risas].

Jorge Luis Pinto llegó a Alianza Lima en 1997 para romper un maleficio de 18 años que los íntimos pasaron sin campeonar.
(Foto: USI)
Jorge Luis Pinto llegó a Alianza Lima en 1997 para romper un maleficio de 18 años que los íntimos pasaron sin campeonar. (Foto: USI)

¿Todo lo que se decía sobre pinto era cierto?

las anécdotas con el profesor Jorge Luis Pinto no terminaría de contártelas ni en una semana, 20 horas al día, es un profesional extraordinario, todas las leyendas que se crearon sobre él, sus jugadores sabían que no eran ciertas, pero lo disfrutaban, era un hombre muy sensible, tengo grandes recuerdos, muchas anécdotas fuera de la cancha. Ahora, se me hizo un nudo en la garganta ahora cuando Paolo, en su presentación, señala y dice ahí estacionaba la Nissan el Cholo castillo, efectivamente era un Station Wagon, abría la puerta y cuando salía el Cholo Castillo no terminaba de aparecer porque medía como dos metros... fue muy emocionante recordarlo.

¿Se arrepiente de algo?

Sí, quizá de no contratar a determinados jugadores o no renovar, de algunas palomilladas, hice muchas, era una persona que tenía la sed de revancha muy rápida, si me quitaban un jugador, iba por otro, con sangre, lo sacamos del avión que lo trajo el clásico rival, lo sacamos del hotel a su goleador del tricampeonato del mismo hotel, la misma noche, para que juegue en el Centenario el 2001, hay esas anécdotas de revancha. A veces me da muchas ganas de volver a Alianza cuando veo que se necesita un poquito de esta sangre caliente por eso discrepaba tanto con el profesor Alejandro Restrepo.

¿Algunas penas?

De las que viví y más recuerdo la de Sandro Baylón, por ejemplo. Estuvimos reunidos en Saga Falabella con Sandro, Waldir y Henry Quinteros en el Jockey Plaza, habíamos conseguido un objetivo ese año y tenía que pagar una apuesta, tenía que comprarles un equipo de música, me parece, a cada uno de ellos y lamentablemente unos días después fue el accidente. Los títulos se ganan, se pierden, se recuperan y dejan huella, pero la huella mas importante son las que dejan la sensibilidad humana que todos tenemos.

Carlos Franco, directivo de Alianza Lima por casi dos décadas.
Carlos Franco, directivo de Alianza Lima por casi dos décadas.

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