Neymar rompió en llanto tras darle el único logro que le falta a Brasil en el deporte rey: la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
La estrella del Barcelona se vistió de héroe tras marcar el último gol en la tanda de penales con el que vencieron por 5-4 a Alemania en Río 2016, entregándole así a su país su primera presea dorada en fútbol en la historia de las Olimpiadas.
Neymar de ninguna manera iba a permitir que —otra vez— el conjunto germano ganara en su propia casa. Y así lo hizo. Desde el inicio del partido, el diez brasileño se puso el equipo al hombro tratando de perforar el arco contrario.
(Reuters)
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Este objetivo de convertir por su país lo logró al marcar un golazo de tiro libre a los 27’ del primer tiempo. Neymar supo que desde aquel tanto, el equipo no podía bajar la guardia.
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La defensa de Brasil, compuesta por Zeca, Marquinhos, Rodrigo Caio, Douglas Santos y el portero Weverton, hizo de todo para mantener el arco intacto, al menos hasta el término de la primera parte del partido. El gol de Alemania llegó gracias a Maximilian Meyer, y eso logró que el encuentro se volviera de ida y vuelta.
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Conforme pasaban los minutos, Neymar sentía el cansancio y la impotencia no poder marcar la diferencia. El partido continuaba 1-1 y las oportunidades de gol para ambas selecciones se presentaban, pero solo se quedaban en ‘uffff’.
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El tiempo suplementario llegó y a Neymar le tocó disputar 30 minutos más. Sus piernas parecían que ya no le respondían. Así lo hizo notar cuando la cámara lo enfocó al minuto 114 y se apreció que el defensa alemán le ganó una pelota con facilidad. El ‘10’ brasileño terminó los suplementarios rengueando.
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La tanda de penales la abrió Brasil con Renato Augusto, para luego seguirle Marquinhos, Rafinha y Luan. Hasta ese momento, el marcador iba 4-4 y se mantuvo así gracias al portero Weverton, quien atajó el disparo del alemán Nils Petersen.
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Cuando todos pensaban que Brasil no iba a hacer uso de Neymar para la ejecución de los doce pasos por su aparente cansancio, el diez brasileño convirtió el penal número diez de la noche de este sábado.
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Tras besar el balón y colocarlo en el punto blanco del área, el jugador de 24 años retrocedió para tomar impulso para su disparo. Segundos antes de patear, fingió que la iba a embocar al poste derecho del arquero, pero finalmente la metió al lado contrario en donde le fue imposible alcanzarla.
(Reuters)
Con lágrimas que le fueron difícil contener, Neymar se arrodilló, miró hacia arriba, abrió los brazos y la gloria le cayó encima. Sus compañeros y entrenador fueron a abrazarlo porque ahora se podrá jactar que le cuelga una medalla de oro del cuello.
Con esta victoria, Brasil ha borrado el episodio que vivió en el último Mundial de fútbol, cuando una agresiva Alemania goleó al país sudamericano sin misericordia por 7-1 en el mismísimo Maracaná. Ahora, este estadio fue el escenario de un sueño hecho realidad.
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