19/09/2024

“Peschiera costeó parte de sus gastos y Correa dijo que su federación no pudo cubrir el costo de las tablas”: Renato Cisneros, una crítica al Estado y un aplauso a los peruanos en París 2024 [VIDEO]

Hace 1 meses

La delegación peruana hizo historia en París 2024 gracias a la medalla de bronce de Stefano Peschiera, el cuarto puesto de Alonso Correa y las enormes actuaciones de otros deportistas peruanos como las marchistas Mary Luz Andía y Evelyn Inga. ¿Cuánto tuvo que ver el Estado peruano en estos logros? Un análisis del deporte en el Perú.

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Pero si, tal como suele suceder en el Perú, un atleta llegó a los Juegos Olímpicos sin que el estado costeara ni su preparación ni sus equipos, y pese a ello cumple una participación meritoria, estamos ante una victoria innegablemente individual de la que ningún funcionario público debería intentar apropiarse.

En los juegos de París tenemos casos llamativos. Nuestra marchista Mary Luz Andía quedó decimosegunda en su prueba y, al concluir la carrera, fue muy enfática en señalar que había alcanzado ese récord «a pesar de no haber contado con el apoyo del IPD». Su colega Kimberly García, en cambio, en tanto pertenece al programa París 2024 del IPD, sí ha recibido apoyo estatal. La otra marchista destacada, Evelyn Inga –octavo lugar en su prueba, diploma olímpico–, también forma parte de ese mismo programa, pero ha reconocido que «no hay estabilidad económica en esto». Para ella, el desembolso pecuniario debería ir de la mano con la experiencia ganada.

Otro que alcanzó un diploma fue el surfista Alonso Correa; él figura dentro de los beneficiados por el IPD, pero ha dicho que su federación no pudo cubrir el costo de las tablas hawaianas que necesitaba para entrenar.

Lo mismo parece haber sucedido con el velerista Stefano Peschiera, el único medallista hasta el momento, quien debió costear una parte de sus gastos materiales, la otra fue solventada por el Estado, al menos según el ministro de Educación.

Lo que se puede apreciar es que aquí no ha habido un apoyo integral a la delegación nacional, sino solo a algunos de sus miembros, pero incluso ese apoyo no se ha materializado a través de un financiamiento sostenido, sino a desembolsos que, en alguno casos, más parecen dádivas o propinas. Esta situación revela la poca seriedad de la gestión deportiva, cuya precariedad institucional no es de ahora, sino de muchas décadas atrás.

Mientras eso no se solucione con una plan para cada disciplina y una inversión ambiciosa, los triunfos seguirán siendo lo que hoy nos parecen: el resultado del esfuerzo puntual de un o una compatriota, y de su capacidad para atraer auspiciadores, pero no la victoria plural, nacional, común, integradora que muchos políticos y periodistas quieren vendernos.

Stefano Peschiera y su medalla de bronce lograda en París 2024. (Foto: Agencias)
Stefano Peschiera y su medalla de bronce lograda en París 2024. (Foto: Agencias)

La medalla de bronce de Stefano Peschiera no es del Perú, es de Stefano Peschiera. A lo más, de él y su familia. Millones de peruanos nos alegramos de que la haya conseguido, cómo no, y lo hacemos con una felicidad genuina, espontánea, a pesar de que muchos no entendemos nada de la mecánica de la vela ni las reglas de la competencia en que ganó, y difícilmente desarrollemos una súbita afición por la navegación, pero nada de eso importa. Sin haber disparado nunca un arma, también nos alegramos en el pasado cuando Edwin Vásquez en Londres, Pancho Boza en Los Ángeles y Juan Ghia en Barcelona ganaron medallas con sus pistolas y escopetas. Quizá nos sentimos más involucrados con la medalla de plata que ganaron las chicas del vóley en Seúl 88, pero eso se debió a la naturaleza del deporte –popular, masivo, en equipo– y a la fama y carisma de las jugadoras. Pero ninguna de esas medallas fue «un logro del Perú», sino de cada deportista, que brilló no gracias a, sino a pesar de un estado que, en líneas generales, nunca respalda lo suficiente.

Gracias, Stefano, por la inspiración y el pretexto para celebrar. La borrachera es nuestra. Todo lo demás es solo tuyo.


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