Cristiano Ronaldo no sabe correr bien. Esa fue la primera reacción de Usain Bolt cuando apareció repentinamente en el Trafford Training Centre de Manchester, Inglaterra para ver uno de los entrenamientos del equipo de sus amores, el Manchester United, y visitar al que considera el mejor jugador de fútbol de la historia. Hacía frío aquel 9 de mayo de 2009 en la sede de los Diablos Rojos, cuando, sin pelos en la lengua, el jamaiquino repuntó:
— No, men. You should sort out your posture if you want to reach your top speed, refiriéndose a que el crack portugués debía corregir su postura para alcanzar su máxima velocidad.
El hombre más rápido del mundo fue insistente y le dijo a Ronaldo que cada vez que picaba como una gacela mandaba su torso hacia adelante, y no alcanzaba la velocidad que sus cuádriceps de 62 centímetros de circunferencia le podían brindar. El crack de 24 años tenía mucho que aprender si quería ser el jugador de fútbol más rápido de todos los tiempos.
Dos meses atrás y antes de consagrarse campeón por tercera vez en la Premier League, Ronaldo había anunciado que contrataría a Usaín Bolt para que lo entrenara durante el Verano de 2009, antes de su partida al Real Madrid por 96 millones de euros. Se encontrarían en la capital española para que, en un periodo de tres meses, el portugués aprendiera, según Bolt, la magia de correr bien.
La técnica de Usain Bolt parecía sencilla: Cristiano Ronaldo tenía que bajar sus pies al centro de gravedad, o inclusive delante suyo. Luego debía mantenerse recto, con las rodillas ligeramente flexionadas, los hombros relajados y los brazos en un ángulo de 90 grados, sin cruzarlos por delante de su tronco de 109 centímetros, algo que hacía recurrentemente cuando empezó su carrera en el Sporting de Lisboa y cuando era ídolo en el Manchester United de Sir Álex Fergusson.
En ese instante, Ronaldo debía lanzar una primera zancada con su pierna derecha, apoyarse en la parte media del pie — no en el talón– y repetir el mismo movimiento con su pierna contraria, para favorecer el impulso de su cuerpo hacia adelante y picar más rápido que un puma.
Con la técnica aprendida de Bolt Cristiano Ronaldo no solo superaría en velocidad al mejor sprinter de España, Ángel David Rodríguez tres años más tarde, sino que tendría la delicadeza de anotar 146 goles en 144 partidos con el Real Madrid. La fuerza corporal del crack portugués en 2012 le permitía, con facilidad, acelerar, frenar y cambiar de dirección rápidamente mientras esquivava a sus rivales con la pelota en sus pies. Pero el pique más memorable – que heredaba de su maestro jamaiquino—llegó a finales de ese año cuando registró una velocidad de 31.42 kilómetros por hora en una distancia de 96 metros durante un encuentro de La Liga contra el Atlético de Madrid:
El pique de Ronaldo durante el partido contra los ‘Colchoneros’ en el Santiago Bernabéu: 96 metros en 10 segundos
Ese día, Cristiano Ronaldo le tocó los pies a Usain Bolt y estuvo muy cerca de igualar la marca de 9.58 segundos obtenida por el jamaiquino en los 100 metros planos del mundial de atletismo Berlín 2009. Hoy, en Río de Janeiro, el hombre más rápido del mundo acaba de ganar otro oro más.