En los Juegos Olímpicos de París, cada centésima de segundo cuenta para los nadadores que compiten por el oro. Buscando una ventaja competitiva, muchos atletas han adoptado los bañadores de última generación, apodados "trajes cohete de la NASA", como su arma secreta en la piscina.
Impulsado por una tecnología inspirada en los viajes espaciales, Speedo ha lanzado una nueva versión de su bañador Fastskin LZR Racer, considerado el más avanzado en repeler el agua de su historia. Nadadores destacados como la australiana Emma McKeon y el estadounidense Caeleb Dressel confían en que este nuevo atuendo les ayudará a reducir sus tiempos hasta la centésima de segundo.
El uso de estos trajes no es nuevo en el mundo de la natación de élite. Desde los controversiales Juegos Olímpicos de Pekín 2008, donde se tacharon de "dopaje tecnológico", los trajes han evolucionado significativamente. Ahora, diseñados con materiales permeables y sin costuras, son construidos con parte de poliuretano para mejorar la flotabilidad y dar soporte muscular, reduciendo la resistencia y permitiendo velocidades aún más altas.
Kevin Netto, especialista en ciencias del ejercicio, explica que la resistencia es el principal obstáculo en la natación competitiva, y cualquier mejora en la aerodinámica del cuerpo es crucial. Los avances tecnológicos han llevado a la Asociación Mundial de Deportes Acuáticos a regular estrictamente el diseño y los materiales de los trajes para asegurar que no proporcionen una ventaja injusta.
A pesar de las controversias y prohibiciones anteriores, los trajes actuales han sido fundamentales en la consecución de récords mundiales y mejoras en el rendimiento de los nadadores. Sin embargo, la comunidad científica aún debate su impacto real en los resultados deportivos, destacando que la dieta y el entrenamiento continúan siendo pilares fundamentales para el éxito en la piscina.
Este avance tecnológico no solo representa un salto en la ingeniería de materiales deportivos, sino también una carrera constante por la innovación entre marcas como Arena, Mizuno y Jaked, quienes compiten para llevar los límites de la velocidad en el agua cada vez más lejos.