Nunca en la historia, un técnico como Xabi Alonso fue el objetivo de tres de los clubes más importantes de Europa, los más ganadores de la Champions League
Se vale decir que Xabi Alonso se encontró en una posición inédita en toda la historia del futbol profesional organizado. Una afirmación contundente, pero demostrablemente cierta.
Nunca en la historia, un técnico que terminará su primera temporada completa fue el primer objetivo de tres de los clubes más importantes del mundo (que suman 26 Champions League) en tres países distintos. Esos clubes son Bayern Munich, Liverpool y Real Madrid.
Su otro amor, la Real Sociedad, lo tuvo en sus manos y lo dejó ir. Ahora, deberán esperar mucho tiempo. ¿Eso significa que deberíamos sentir una enorme simpatía por su actual empleador Bayer Leverkusen, con el que sellaría su primer título de liga si su equipo suma 15 de los 24 puntos que le quedan por disputar esta temporada?
Pero bueno, vamos a calmarnos, aunque no necesariamente. En un minuto volveremos al Bayer 04. Vivimos una época fértil para los entrenadores españoles. De nuevo.
Indudablemente, dos de las 'Cinco Grandes' ligas europeas serán conquistadas por dos exportaciones de LaLiga en la dirección técnica: el título de la Ligue 1 por Luis Enrique con el Paris Saint-Germain y, se los prometo, Alonso y Bayer Leverkusen. Pero esa cifra podría fácilmente aumentar a tres… o cuatro, si la Premier League queda en manos de Arsenal o Manchester City y si el Barcelona de Xavi Hernández termina logrando un pequeño milagro en el circuito español.
De los 24 clubes supervivientes en competiciones UEFA (Champions League, Europa League, Conference League), siete son entrenados por técnicos españoles, más que cualquier otra nacionalidad. Pese a todo, se destaca el vasco de 42 años que ha jugado con Real Sociedad, Liverpool, Madrid y Bayern.
Ha habido técnicos más precoces que Alonso: Pep Guardiola alzó un triplete con apenas 38 años, pero cuando Manchester City y Bayern Munich (que sumaban en aquel entonces cinco Copas de Europa/Champions League) eran los únicos que se peleaban por su firma, no sólo se había tomado un año sabático, sino que había entrenado equipos de mayores por cuatro temporadas y tenía 42 años. José Mourinho, que fue otro de los mentores de Alonso, tenía 41 años cuando asumió las riendas del Chelsea luego de alzar trofeos con Porto, pero había sido asistente de Sir Bobby Robson y Louis Van Gaal, además de entrenar a tres clubes portugueses distintos durante más de una década.
La velocidad del ascenso de Mourinho no es comparable, ni tampoco su búsqueda por parte del Chelsea (un equipo acaudalado, pero que en aquel entonces tenía cero títulos de Champions League) se iguala con el hecho de que este campeón mundialista con la selección de España sea actualmente el primer objetivo para Bayern, Liverpool y Madrid. Además, Mourinho debió hacer una audición para el puesto (abordando el yate del entonces dueño de los Blues, Roman Abramovich), que disputaba con Didier Deschamps. Alonso es el número uno dondequiera que lo buscan.
Sir Alex Ferguson, que fácilmente podría considerarse como el técnico de futbol más exitoso y poderoso de la historia, estaba cercano a cumplir 45 años cuando llegó al Manchester United proveniente del Aberdeen, había entrenado clubes por más de 10 años y rechazó las propuestas de Rangers, Tottenham y Wolves.
Muy distintos a Bayern, Liverpool o Madrid. Suficientes ejemplos para la comparación contextual.
Repasamos a todos los grandes, podemos remontarnos en el tiempo tanto como se quiera y no encontraremos a ningún entrenador que aún no hubiera terminado su primera campaña completa en el futbol de elite antes de convertirse en el "fichaje obligado" de tres clubes tan poderosos en tres culturas futbolísticas totalmente distintas. Es asombroso.
¿Qué dicen? ¿Les gustaría saber la decisión de Alonso? Muy bien, hagan fila al igual que Bayern, Liverpool y Madrid.
Alonso es un hombre estricto, a veces severo, pero ultra disciplinado. No hay manera de que éste permita que las especulaciones, negociaciones o deliberaciones para decidir el rumbo de su carrera se interpongan a que su Leverkusen alce los tres trofeos que aún pueden conquistar (Bundesliga, Copa de Alemania, Europa League). Simplemente, esa no es su esencia.
Eso significa que, en meses recientes, desde que la situación se desatara por el anuncio de Jurgen Klopp oficializando su decisión de dejar Anfield en junio pasado y la posterior revelación por parte de Bayern y Thomas Tuchel de su concienzuda deliberación, Alonso se negó escrupulosamente a entrar en disputas mediáticas sobre su historia ni negociaciones firmes con los clubes pretendientes. Cualquier otra información al respecto no tienen fundamento.
El reciente parón internacional sirvió como breve respiro del 100% de intensidad de las tareas relacionadas con la conducción de un club para darle a él y el entorno que le acompaña desde hace largo tiempo, un momento para un ligero empujón a su proceso de toma de decisiones. Y la decisión fue quedarse una temporada más en el banquillo del Bayer.
Alonso, antes de comprometerse con el rescate del Leverkusen en octubre de 2022, fue transparente sobre su deseo con respecto a la próxima parada para demostrar sus talentos durante los próximos años. Sólo que no se imaginaba que todas las oportunidades le caerían simultáneamente.
Por ejemplo, en el verano de 2022 fue contactado por el presidente del Marsella, Pablo Longoria (de origen español) con una oferta para asumir el banquillo del gigante durmiente del futbol francés. Alonso acababa de dejar el equipo B de la Real Sociedad y estaba libre.
Longoria comentó al portal So Foot: “Xabi rechazó el puesto del Marsella con la misma elegancia que tenía a la hora de dar un pase de 40 metros en su época de mediocampista. Debí haberme enfurecido por el rechazo, ¡pero fue tan caballeroso que prácticamente le agradecí por la experiencia! Estaba muy claro con respecto a los cuatro equipos que quería entrenar y estaba perfectamente preparado para esperarlos”.
Esos equipos fueron, y siguen siendo, Real Sociedad, Liverpool, Real Madrid y Bayern. Actualmente, el orden jerárquico es: Madrid (después de confirmar que se quedará una temporada más en el Leverkusen), seguido muy de cerca por Liverpool y… un Bayern a la deriva.
El Bayern tiene la nariz pegada a la ventana de la tienda. Saben lo que quieren, lo ansían con creces, tienen tanto dinero que les quema el bolsillo… pero deberán aceptar el hecho de encontrarse al final de la cola, al punto de que deberán empezar a buscar en el resto de su lista de candidatos. Y deberán hacerlo pronto.
El hecho de que Alonso está a punto de lograr algo inédito en los 120 años de historia del Bayer Leverkusen (llevarlos a alzar el campeonato de Alemania) significa que él y sus empleadores tienen una relación simbiótica. Naturalmente, Alonso no quizo forzar un pase brutal al rival más cercano del campeón electo: Bayern Munich. Y menos cuando tenía otras tres opciones: quedarse, Liverpool o Madrid.
Le debe demasiado al presidente Fernando Carro, el club, su plantilla y la afición. No es su estilo.
El presidente de honor del Bayern, Uli Hoeness, indicó la semana pasada al portal Ran Sports: “Existen muy pocos técnicos como Alonso, que han demostrado ser capaces de manejar un club grande, pero que estén sin empleo o de año sabático. No es tan fácil convencer a una persona que actualmente está contratada, que podría tener éxitos importantes, que el FC Bayern es ‘¡la única opción!’”.
Sinceramente, qué difícil debe ser admitirlo para alguien que vive y respira FC Bayern. La última vez que los bávaros pusieron sus ojos en un técnico español, lograron superar al Manchester City y frustraron tremendamente a Txiki Begiristain y Ferrán Soriano, asaltando lo que se consideraba como el fichaje garantizado de Pep Guardiola y su llegada inminente a Inglaterra. ¿Podrán repetir ese improbable golpe con Alonso? Tienen pocas probabilidades.
El Leverkusen actuó con firmeza en agosto pasado, mucho antes de que su magnífica campaña actual empezara a cobrar forma para sugerir que Alonso se merecía una recompensa, porque estaban convencidos de que el Real Madrid ficharía y comprometería a su ex volante para asumir la dirección técnica de los merengues este verano. Una posición totalmente comprensible.
En agosto de 2023, la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) era presidida por Ednaldo Rodrigues, que había dejado muy en claro sus deseos de que el genial veterano italiano Carlo Ancelotti asumiera el cargo de seleccionador nacional lo más pronto posible, si no antes. Ancelotti se quedaría sin contrato con el Madrid en junio de 2024. Su pase a la Seleçao parecía estar asegurado.
Rolfes actuó con suprema anticipación y precisión; asegurándose de que Alonso estuviera contratado por casi tres años más, implicando que mantendrían al vibrante y joven entrenador español o, de lo contrario, recibirían una cuantiosa compensación si éste decidiera partir. Sabían que asegurarlo a medio plazo no aseguraba automáticamente que Alonso quedara irrevocablemente atado.
El gerente general del Leverkusen, Fernando Carro, lo ha explicado al diario Marca: “No necesitábamos tener una cláusula de rescisión por escrito en el contrato de Xabi. Tenemos una gran relación y él sabe que somos un club serio”.
“No insistiremos en mantener a nadie que no quiera estar aquí. No hay nada sobre el papel, pero un acuerdo verbal sigue siendo un acuerdo. Si él exige hacer algo en el futuro, entonces hablaremos. Sólo espero que no tengamos que hacerlo, porque él está contento y quiere quedarse”.
El Madrid tenía ventaja porque, mucho antes de que esta fuera una subasta a tres bandas, lo incluyeron específicamente en su plan de sucesión. Inmediatamente después de que el sueño brasileño de Ancelotti empezara a desmoronarse con la destitución de Rodrigues de su cargo (aunque breve) por parte del gobierno brasileño en diciembre pasado, Florentino Pérez hizo uno de sus clásicos movimientos y renovó a Ancelotti hasta el verano de 2026.
Claro que no existe ninguna casualidad de que ésta sea precisamente la fecha en la que Alonso tendría garantizada su salida del Leverkusen. El resultado: una plantilla madridista hermosamente formada, un estadio remodelado y listo para hacer nuevos y cuantiosos ingresos, la mano firme de Ancelotti comprometida por dos años más y el sereno Xabi a la espera de asumir el puesto.
Eso significa que el Liverpool tenía mucho por hacer si no quiere unirse al Bayern Múnich, con sus narices pegadas a la ventana viendo los dulces, deseando comer dulces, pero sin permitírseles la entrada.
Los nexos de Alonso con la ciudad, con el club; su conciencia de que el Liverpool también ha renovado y reforzado su plantilla y el dolor que aún le queda y del cual ha hablado, viendo cómo la Premier League fue el único título nacional que no ganó en los tres países por los que pasó. Todo ello puede, factiblemente, combinarse para apartarse de la Bundesliga y pedirle a Florentino un poco más de tiempo antes de volver a casa al Madrid.
¿Y qué ha hecho la posibilidad de que el Leverkusen juegue contra Liverpool por el título de Europa League en Dublín, en el que podría ser el último partido de Klopp a cargo de los Reds, por el drama latente, más allá de que Alonso quiera asumir el puesto en un futuro?
Ha aumentado el dramatismo. Eso es lo que ha hecho. Sin embargo, el Liverpool aún no está en el palco.
Haber dejado el proyecto del Leverkusen, que ha sido tan inteligente, tan visionario, tan valiente y exitoso en apalancar la trayectoria soñada de la carrera de Alonso, pudo ayudar al club alemán a cosechar los éxitos después de la próxima temporada sin Alonso.
Mientras tanto, prepárense para disfrutar de un Leverkusen que sólo ha alzado un trofeo doméstico en estos 120 años de historia, dándolo todo para ganar uno de los tres dichosos títulos en los próximos 60 días. Y después se irán de fiesta.