En la eliminatoria entre el Real Madrid y el Bayern Múnich no importa con cuánta regularidad llegaran los bávaros tras su raquítica Bundesliga, ni si el Madrid se había cargado al equipo más dominante de Europa, el Manchester City. No importa si uno tiene catorce y el otro sólo seis. Lo único importante es que cuando el Madrid y el Bayern se miran a los ojos, se reconocen como clubes con estirpe y enjundia copera, y se enfrentan en una batalla fratricida que los condena a dejarse cojos, tuertos y tullidos si quieren eliminarse.
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Porque en una semifinal entre el Madrid y el Bayern, gana el que más golpes esquiva y el que más daño infringe. Es un tiroteo de pistoleros irredentos que vacían el revólver apuntando al corazón. No ha habido una sola eliminatoria entre estos dos trasatlánticos que se haya saldado con una victoria aplastante –con una única excepción reciente, el cinco a cero en el global del 2014 que llevaría al Madrid a ganar la décima en Lisboa.
Y así pasó este 30 de abril en el Allianz Arena de Múnich. El Madrid reculó durante los primeros 15 minutos y el Bayern apretó con un Sané pletórico que aparecía por derecha o por izquierda y con un Kane asociativo que se le escapaba a Rüdiger y a Nacho. Pero el Madrid resistió el embiste y bajo la batuta del señor fútbol, Tony Kroos, se apoderó del centro del campo. Desde entonces el ocho alemán dictó las notas, repartía cambios de frente como quien se acomoda los botones de la camisa y se inventó un pase de mariscal de campo que sólo vio él y Vinicius Jr.
El brasileño le hizo picar el anzuelo al mejor amigo que tuvo el Madrid en Múnich, Kim Min Jae, picó al espacio y definió acomodándola al lado izquierdo de Neur que pegó un puñete al césped de impotencia. El Madrid necesita una para hacerte un destrozo. Con Vinicius Jr., ya sobran todas las bromas, ha abandonado la punta izquierda y se ha convertido en un espíritu libre que deambula por donde le place, pocos advierten que se ha convertido en el brasileño más determinante según goles y asistencias en fases de eliminación de Champions.
Terminó el primer tiempo. Y cuando mejor la movía el Madrid, cuando se olía el 0-2, apareció otro superdotado que por momento se acuerda que tiene un don, Sané, que aprovechó la pesadez con la que defendió el Madrid tras encontrarse cómodo, y fusiló a Lunin con un sablazo al primer palo. Gol de distinto. Y en menos de 3 minutos Musiala se inventó una diablura y tras caracolear, aprovechó toda la ingenuidad de Lucas Vásquez para defender y le arrebató un penal que Kane pateó con mucha soltura. Le apareció al Madrid el abismo.
Y cuando más apretaba el Bayern, cuando perdonó dos claras, se hizo presente otra vez el otro distinto, Vinicius Jr., que tocó para Rodrygo que invitó a la fiesta al mejor amigo del Madrid en Múnich, Kim Min Jae, que le regaló un penal claro, y que Vinicius cambió por gol. El Madrid había sobrevivido a Múnich y definirá todo en el Bernabéu.