El 29 de noviembre de 2002 se inauguró el Centro Comercial Megaplaza en el distrito de Independencia, siendo en la actualidad uno de los centros comerciales más importantes, no solo de Lima, sino del Perú.
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La inauguración de Megaplaza en 2002
Para levantarlo se invirtió más de 50 millones de dólares de la época, siendo construido en nueve meses por la Corporación Sagitario en una extensión de 96 mil metros cuadrados, con un patio de comida que es 30 por ciento más grande de lo que es el del Jockey Plaza.
En la inauguración, estuvieron presentes el presidente de ese entonces, Alejandro Toledo y Augusto Wiese de Osma, presidente de Inmuebles Panamericana, apertura que fue muy simbólica porque en dicho momento, Lima Norte contaba con poco más de 2.8 millones de habitantes que ya mostraba un gasto pujante y porque los mercados ya no estaban en Monterrico, La Molina o Miraflores.
La planta ensambladora Ford
Sin embargo, pocos saben que en el terreno donde hoy funciona Megaplaza, en su momento, fueron las instalaciones de la planta de ensamblaje de Ford Motors, que llegó al Perú el 18 de enero de 1966, cuando Fernando Belaunde era presidente (1963-1968), y en cuya inauguración estuvo presente el primer mandatario y Henry Ford II (nieto del fundador de Ford Motor Company, Henry Ford).
En dicha década llegaron al Perú más de 13 marcas de autos que se instalaron en Lima, conocida como el ‘boom de las plantas ensambladoras’ entre las cuales destacaron Ford, Volkswagen, Chrysler, Toyota, Nissan, Rambler, Isuzu, Fiat, Scania, Vabis, Volvo.
Sin embargo, con el arribo del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980), en especial durante la dictadura de Juan Velasco Alvarado (1968-1975), con sus políticas de carácter anti extranjero (sobre todo estadounidense), las fabricas sufrieron una serie de restricciones que impidieron su desarrollo en el país, como sí sucedió en otro lugares de la región.
En la década de los 80, la inestabilidad social y económica con el fenómeno terrorista, así como la hiperinflación impidieron que esta como el resto de fábricas ensambladoras pudieran recobrar el brillo de hace dos décadas, por lo que progresivamente comenzaron a cerrar sus puertas, como fue el caso de la Ford, cuyo terreno fue vendido para construir Megaplaza.