"Le he dicho a Chandler que cuando se retire va a manejar las ventas de todas mis compañías" expresó Mark Cuban, el multimillonario propietario de los Mavericks, en una entrevista al 'The Dallas Morning News' nada más cerrar la contratación del pívot DeAndre Jordan. Y es que Chandler Parsons lo ha vuelto a hacer una vez más. Si hace dos años fue una pieza clave en la operación que hizo que Dwight Howard abandonara los Lakers para firmar por los Rockets, ayer mismo este alero de 2,06 metros acabó convenciendo a DeAndre para que se fuera a los Mavs. En Texas ya están tardando a la hora de darle el título de embajador, mientras que de seguir así, en Los Ángeles le van a declarar persona non grata.
"Tengo muchos amigos y relaciones cercanas entre la gente de la Liga. Hablar y ser amable con las personas es parte de mi ADN y de mi personalidad. Así que cada verano no tengo ningún problema en desplazarme para charlar con los agentes libres e intentar reclutarlos para los equipos en los que juego", así se explicaba justo hace una semana en una emisora de la ESPN. El hecho de que el ya expívot de los Clippers y él compartan agente (Dan Fegan) seguro que ha ayudado a la hora que Jordan se mude a Dallas, pero no cabe duda de que Chandler ha sabido utilizar su amistad con el center para persuadirle. Así se le reconoce toda la prensa estadounidense.
Parsons está considerado como uno de los jugadores más atractivos de toda la NBA. A principios del pasado mes de junio se le ha empezado a relacionar con la supermodelo alemana Toni Garrn, ex de Leonardo DiCaprio. No obstante, lo único que le preocupa es convertirse en un jugador top y demostrar que los 46 millones por tres años que ofrecieron los Mavericks hace justo doce meses por él fueron una rentable inversión. Sin embargo, una inoportuna lesión en la rodilla derecha sólo le permitió disputar un partido en unos Playoffs en los que los de Carlisle naufragaron ante sus ex, los Rockets. Ahora, mientras espera resarcirse la próxima temporada, ya puede sacar pecho de que en una Liga en la que está a la orden del día agasajar a los compañeros sin equipo, no hay un mejor recruiter (reclutador) que él.