Adrián Arregui, el ‘seis’ que juega con el corazón, apretando los dientes y que tanto faltaba

No mide más de 1.75 metros, pero cuando Arregui pisa la pelota impone respeto. Una mirada suya con los ojos expresivos y la cara colorada basta para saber a qué y cómo juega. Pone la pierna fuerte, va con todas las revoluciones a las divididas y le pone corazón a cada jugada. No solo analiza y estudia los partidos, vive y siente el fútbol como un profesional debe hacerlo. Es intenso, posee un gran despliegue físico y acompaña en la creación para sumar peso ofensivo en campo contrario. Es una especie de ‘5′ posmoderno que entona y va al compás de lo que pide Alejandro Restrepo. Una mezcla de los huevos de Pablo Míguez y Luis Aguiar elevado a la potencia.

¿Desde hace cuánto tiempo Alianza Lima no tenía a un jugador de esas características? Es decir, a un volante defensivo que contagia y transmite sin decir una sola palabra, con una calidad técnica impresionante que le permite desplazarse a sus canchas sobre el campo y llegar al gol. Arregui es el pulmón de un equipo que respira a través de él. Es el ancla sobre el cual se sostiene una idea de juego por encima del sistema. Es el líder del mediocampo que engrana el colectivo y permite el funcionamiento de la propuesta.

Y desde esa zona construye y destruye a su antojo. Lo hace de manera correcta, en el tiempo justo y siempre con ese estilo que hoy lo ha colocado en Alianza Lima. Quien haya decidido traer a Arregui a La Victoria quizá haya acertado con el fichaje del año en la Liga 1. Si Rodrigo Ureña fue el mejor extranjero que Universitario de Deportes tuvo el año pasado, ¿por qué no pensar también en que Adrián puede serlo? ¿Qué tan diferentes son? ¿Por qué no imaginarse al argentino siendo el dueño de ese mediocampo blanquiazul que hoy da razones al hincha para ilusionarse?

Lo que Arregui ha demostrado en poco tiempo son las credenciales de un jugador que pinta para ser figura en Alianza Lima. Esa actitud con la que juega y esa pasión con la que toca, contagia a los compañeros. En él se puede ver rebeldía, coraje y sentimiento. ¿Acaso eso no es un plus para un equipo que necesita ser revulsivo? Jugar con el corazón caliente es lo que pide el hincha blanquiazul, cuya herida por haber perdido la final del año pasado dejó cicatrices. Hoy, la historia es otra y Alianza tiene mejores armas para combatir. Que la ilusión por salir campeón sea tan grande como la expectativa que despierta el ‘5′ argentino.

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