La personalidad díscola de Christian Cueva siempre fue una señal de alerta para aquel equipo que, seducido por su calidad, decidiera ficharlo. Era talento y desorden; gambeta y desobediencia; pases de gol y salidas nocturnas. Ese era el paquete completo y no había más vueltas que darle. Cuando Alianza Lima lo presentó en marzo, corrió ese riesgo y la directiva lo asumió atendiendo las propias palabras del futbolista: “Me prometí volver como un mejor profesional y persona, que pueda ayudar al club a lograr grandes cosas a nivel nacional e internacional”, escribió en su cuenta de Instagram. Nada de eso pasó.
Como para alimentar los argumentos de aquellos que lo adjetivan y lo acercan más a un jugador retirado que a una persona con una complicada lesión en la rodilla, la noche del último sábado ‘Aladino’ volvió a ser tendencia y –para variar– no por algo positivo. Tras confirmarse su salida de Alianza Lima, el volante de 32 años tomó el camino equivocado y en lugar de marcharse en silencio, esperando que el tiempo haga lo suyo y pueda resarcirse en el campo de juego, disparó con todo a través de sus redes sociales. Sacó la pistola del rencor, apuntó y soltó las balas como si no hubiera un mañana.