Al futbol mexicano siempre se le ha cuestionado que el formato de Liguilla deja de lado la justicia deportiva y abre la puerta a las sorpresas. Y sí, tal afirmación se apoya totalmente en las estadísticas. Por ejemplo, en los 52 torneos cortos que se han disputado desde el Invierno 1996 a la fecha, solo en nueve ocasiones el líder de la fase regular salió campeón, y de ahí en fuera algún otro conjunto aprovechó el sistema para hacerse con el título.
En el formato tradicional, la Liguilla solo implicaba a los primeros ocho clasificados, que en un torneo de 18 equipos representaba el 44 por ciento de los participantes, y solo los dos últimos (séptimo y octavo) solían llegar con una productividad inferior al 50 por ciento.
Sin embargo, desde que se instauró de manera regular el repechaje para el Apertura 2020 se abrió de golpe la fase final para 12 equipos, eliminando apenas a seis de la fase regular; esto premió desmesuradamente la mediocridad en la Liga MX.
Por ejemplo, en el Clausura 2023 los últimos dos equipos que clasificaron en los puestos 11 y 12 a la repesca fueron Atlético San Luis y Santos Laguna, que apenas sumaron 19 puntos de 51 posibles (una paupérrima efectividad del 37 por ciento), con solo cinco victorias cada uno y, en cambio, ocho derrotas en la fase regular; además ambos llegaron con diferencia negativa de goles, incluso los laguneros tuvieron -14.
Aunque ningún equipo fuera de los siete primeros lugares se coronó de 2020 a 2023, el hecho de que existiera esa posibilidad provocó que se analizara este sistema, y después de la decepcionante participación de la Selección en Qatar se exigiera su eliminación para mejorar el nivel de la Liga MX.
Play-In, más de lo mismo
Aunque el clamor popular era la desaparición de la repesca, al final la Liga MX anunció un nuevo formato en el que en lugar de 12 equipos, clasificarían 10 a la pelea por el título; los últimos cuatro disputarán una fase previa en la que los mejores colocados, en este caso San Luis (séptimo de la tabla) y León (octavo), se jugarán un boleto directo a la Liguilla; en tanto que los dos más rezagados, Santos (9) y Mazatlán (10), se enfrentarán entre ellos y el vencedor aún deberá jugar un partido más ante el perdedor de la otra llave para definir al último clasificado a la llamada fiesta grande.
Y tal como sucedía con el anterior formato de la repesca, los cuatro equipos que disputarán esta ronda previa tienen una productividad que ni siquiera supera el 45 por ciento de efectividad; en el caso de San Luis, Santos y Mazatlán registran más derrotas que victorias en este semestre, y en el caso de los dos últimos, tienen una diferencia de goles negativa.
El ‘mejor perdedor’
Lo inédito de este formato del Play-In, es que por primera vez en la historia del futbol mexicano se abre la puerta para que el campeón sea un equipo que haya perdido en su primera serie. Es decir, además de tener un porcentaje por debajo del 50 por ciento de productividad, también se puede premiar al ‘mejor perdedor’ como pasa en otros deportes.
En este caso, solo San Luis y León aspiran a esa etiqueta, pues el que pierda esa serie aún tendrá la oportunidad de ganarse el último boleto al enfrentar al ganador de Santos y Mazatlán. También se debe señalar que, aunque la probabilidad es mínima, ya en el Apertura 2004 Pumas logró coronarse pese a ser noveno de la clasificación general, gracias al entonces formatos de grupos que le benefició en detrimento de Tigres, que tenía una mejor diferencia de goles. Así que desde siempre en la Liga Mx sus formatos han sido polémicos.
MGC