Alejandra Zavala luce contenta y porta con orgullo las cinco medallas –dos de oro y tres de plata– que consiguió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023 dentro del tiro deportivo. No es para menos. Este logro, aunque pareciera rutinario en un currículum plagado de reconocimientos, marca su regreso a los primeros planos, esos de los que se ausentó por culpa de la violencia de pareja.
Alejandra nunca había hablado abiertamente de este tema, la razón por la que la gran promesa del tiro deportivo mexicano se apagó abruptamente en el camino hacia Tokio 2020, cuando unos años antes, en Río de Janeiro 2016, se había quedado a solo dos décimas de subir al podio.
¿Qué pasó rumbo a Tokio 2020?
“¡Ah! ¿Quieres hablar de eso?”, responde en entrevista con MILENIO-La Afición. “Muchas cosas… Todo comenzó bien después de Río, yo tomé la decisión de hacerme cargo de mi salud, soy hipoglucémica, pesaba 30 kilos más de lo que peso ahora, empecé a ir con endocrinólogo a tratarme. Mi entrenador era mi pareja, comenzamos a tener muchos problemas por mi cambio físico y también mi cambio anímico, obviamente te ves mejor, te sientes mejor. Comenzó a haber muchos temas de celos, fue una etapa muy dura para Tokio y para el proceso de Juegos Centroamericanos (Barranquilla 2018) terminé con él, porque fue agresivo conmigo justo antes de mi competencia; terminamos, continuó como mi entrenador, pero fue muy difícil”, revela la deportista.
En un país donde más del 55 por ciento de los delitos que se les cometen a las mujeres tienen que ver con las lesiones dolosas –de acuerdo con las 52 mil 432 denuncias que recibieron las Fiscalías estatales de enero a mayo de 2023, y que reportó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública–, Alejandra esperó algunos años para compartir su historia porque primero tenía que sanar.
“Es la primera vez que hablo de esto. Creo que lo hablo porque ya lo sané y me costaba mucho trabajo, pero es diferente, es parte de la historia; no digo que él no sea una mala persona, al final todos cometemos errores, el que agrede y el que lo permite, y creo que ese fue mi error, permití muchas cosas que quizás debí poner un alto en su momento, pero no lo hice y eso me dejó fuera de Tokio... por un disparo”.
Y sí, pese a todo, Ale tuvo en sus manos la clasificación, pero falló en el tiro definitivo: “Fui a la India ya casi clasificada por ranking y en el último disparo yo necesitaba un siete y, ¡no señores!, hice 1.5, algo impensable que sucediera, disparé sin darme cuenta y me quedé fuera de Tokio”.
Un nuevo comienzo
Alejandra resurgió de las cenizas como un ave fénix para conquistar en estos Juegos Centroamericanos cinco preseas que la llenan de optimismo: “Estoy muy contenta, las medallas son el sacrificio de estos años pasados que fueron muy difíciles, nos dimos cuenta de que tenemos la capacidad de volver a ganar, mucha gente dijo: ‘Ale ya está acabada’, pero hay Ale para rato”.
Y ahora, los Juegos Olímpicos de París 2024 se ven como un objetivo cercano, pero que no le causan ninguna obsesión. “París no lo veo como una revancha, lo veo como una oportunidad de vivir las cosas de diferente manera y de poner en práctica todo lo aprendido; creo que si lo veo como una revancha sería difícil y también dramático si no sucediera”.
Así, tal como si estuviera en competencia, Alejandra fija una mirada aguda rumbo a París 2024. Sí, ya no es la misma atleta que sorprendió en Río de Janeiro; ha crecido, ha madurado y, sobre todo, tiene una renovada fortaleza que va más allá de cualquier medalla.
FCM