Ya era célebre, pero en Qatar su apellido se hizo leyenda. Carlos Javier McAllister vio cómo su hijo Alexis, todocampista de la selección argentina, jugó un mundial enorme y celebró la Copa con Lionel Messi como inalcanzable figura. “Los hijos están para superar a los padres”, dice él ahora, vía telefónica, en este contacto con El Comercio a partir de una semana notable para un club que él tanto conoce –Boca–, y una función –el lateral– que él dominó en su estadía en el cuadro xeneize y que hoy, aunque en el carril derecho, le pertenece a fuego al peruano Luis Advíncula.
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