El piloto polaco Luke Czepiela ha pasado su vida superando los límites de la aviación y, a las 6:58 am de hoy 14 de marzo, sumó otra hazaña profesional al convertirse en la primera persona en la historia en aterrizar un avión a 212 metros de altura en el helipuerto sobre el icónico edificio Burj Al Arab Jumeirah en Dubái.
Czepiela, de 39 años, campeón de carreras aéreas, tuvo solo 27 metros para detener su avión STOL y logró la hazaña en solo 20,76 metros y, agregando al espectáculo, despegó desde el mismo helipuerto, para luego tener una caída libre sobre la playa dubaití.
"¡Para ser honesto, no podría sentirme más feliz! Dos años de preparación, tercer intento (de aterrizar) hoy y todo fue perfecto. Logramos poner un avión en un helipuerto a 212 metros sobre el suelo, en el edificio más icónico y hermoso del mundo. Lo mejor después del aterrizaje fue el despegue, me divertí mucho dejando caer el avión desde el cielo y sumergiéndome casi hasta el nivel de la playa", comentó Czepiela al bajar del aeroplano.
Si bien el avión está hecho específicamente para aterrizajes abruptos en circunstancias ordinarias, esta ha sido un aterrizaje histórico, sobre una plataforma elevada a 212 metros en el aire, en un edificio de 56 pisos y sin señales visuales para guiarlo. "El mayor desafío fue la falta de puntos de referencia externos, que generalmente se encuentran en un aeropuerto donde tienes cientos de metros de pista".
"Normalmente, cuando me acerco a una pista, veo qué tan alto estoy y puedo controlar fácilmente la ruta de aproximación. Hoy el helipuerto desapareció sobre la nariz del avión y mi periferia se redujo. Tuve que confiar en mi práctica e instinto cuando mis últimas referencias desaparecieron".
El aterrizaje de Czepiela no es la primera vez que el hotel en forma de vela ha sido escenario de una hazaña impresionante. Los campeones Roger Federer y Andre Agassi jugaron tenis en 2005 y en 2013, David Coulthard realizó donuts en un auto de Fórmula 1.
La aeronave tuvo una serie de modificaciones, reduciendo su peso a 425 kilogramos, moviendo el tanque de combustible principal a la parte trasera del avión para permitir un frenado más agresivo y agregando nitro para mejorar la potencia para el desafío secundario de Czepiela: despegar del helipuerto.