“Al Real Madrid hay que matarlo siete veces como los gatos”, advirtió alguna vez Sergio Ramos, quien fuera estandarte en cuatro Champions League para el equipo merengue. Lo que afirmó en su momento el ahora defensor del PSG se repite en Europa cada vez que el Real juega la Champions League, su competición favorita. Y quedó demostrado este martes en Anfield ante el Liverpool.
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Al Madrid hay que matarlo. Y luego rematarlo. Y después, por si acaso, hay que asegurarlo. ¿Qué pasa si no sigues al pie de la letra esas fases? Lo que le ocurrió al Liverpool: se puso 2-0 arriba en 15 minutos con goles de Darwin Núñez (4′) y Mo Salah (14′), pero se distrajo y el gigante español despertó de su letargo remontó increíblemente. El partido acabó 5-2 gracias a los dobletes de Vinicius Jr. y Benzema, y un tanto de Militao.
El Real empezó con el pie izquierdo. Incluso el propio Thibaut Courtois, nominado al The Best como Mejor Arquero del mundo, cometió un blooper impropio en él. Sin embargo, del otro lado, Alisson hizo lo mismo y le regaló un gol a los blancos. Grave error. A los máximos ganadores de la Champions jamás puedes darle un obsequio porque terminas pagándolo caro. Y así pasó.
El Madrid se convirtió en el único equipo en la historia en anotarle cinco goles al Liverpool en Anfield por competiciones europeas. En esa caldera en la que le voltearon una serie al Barcelona en 2019, los ‘galácticos’ consiguieron una remontada histórica desde los pies de Vinicius -el mejor jugador- y Benzema.
El brasileño hace rato dejó de ser el gambeteador sin gol. Con apenas 22 años ya le añadió a su repertorio lo único que le faltaba: el gol. En la temporada pasada, registró 22 goles y 16 asistencias en 52 partidos. En la presente campaña, lleva 18 goles y 8 asistencias en 35 partidos. Por números y rendimientos, estamos ante la consolidación de un crack que podría dominar el fútbol a su antojo.
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El Madrid de las remontadas 2.0
La Champions pasada quedará en la historia marcada por el épico camino que cruzó el Real Madrid para levantar su décimo cuarta ‘Orejona’. Con Karim Benzema como gran dominador del torneo, autor de quince tantos en once partidos, diez goles en eliminatorias que depararon los peores rivales posibles al equipo de Carlo Ancelotti después de una notable fase de grupos que arrancó con un traspié ante el Sheriff del peruano Gustavo Dulanto en el debut (derrota 1-2 en el mismísimo Santiago Bernabéu).
Ya instalados en octavos empezó la gesta madridista. Esa etapa reivindicó su vínculo especial con la competición, resucitó la magia de las noches europeas del Santiago Bernabéu, exhibió un adn único. El primer rival era el PSG que había sumado a Messi a su ataque que ya contaba con Neymar y Mbappé. Inferior en el Parque de los Príncipes, sostenido por las paradas de Thibaut Courtois, sin un solo disparo a portería rival, los ‘galácticos’ cayeron por la mínima, aunque las sensaciones no eran nada alentadoras.
En la vuelta, el propio Kylian, que fue ovacionado por el madridismo en un gesto de cariño en días en los que se hablaba de su posible arribo, puso el 1-0 y alargó la ventaja a dos en el global. Pero ocurrió lo impensado y un triplete de Benzema en 17 minutos -con la colaboración de Donnarumma- desató la locura en el Bernabéu. La imagen de David Alaba fuera de sí, celebrando el triplete de Karim alzando al cielo de Madrid una silla de un miembro de seguridad, describe el momento.
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El siguiente paso presentaba la oportunidad de revancha ante el último verdugo, el Chelsea, vigente campeón de la competición que llegaba a la cita de cuartos de final con turbulencias institucionales tras la salida de Román Abramóvich. Fue cuando Benzema se hizo el dueño de la competición. Solo Cristiano Ronaldo había sido capaz de marcar dos tripletes consecutivos. El francés lo repitió con un masterclass de remates de cabeza en Stamford Bridge.
La ventaja de dos goles impulsó al error en la vuelta. Por más que Ancelotti advirtiese de los peligros que conlleva el exceso de confianza, el orgullo del Chelsea apareció en el Bernabéu y hasta dio la vuelta a la eliminatoria.
Otra vez tocaba la heroica madridista, aumentando el grado de dificultad. Eliminado a diez minutos del final, hasta que apareció el pase registrado de exterior de Luka Modric y la irrupción de Rodrygo. Y el poderío físico en la prórroga cuando Benzema daba el pase a las semifinales.
Quedó demostrado en semifinales que si hay un equipo en el mundo que jamás se le puede dar por muerto, ese es el Real Madrid. Reaccionó a cada golpe en el Etihad de un Manchester City superior. Resucitado por una carrera contra el mundo de Vinícius, por un penal a lo Panenka de Benzema.
Salió con vida de Manchester el Real Madrid y vio de cerca la eliminación en el Santiago Bernabéu cuando la épica cedía ante una superioridad inglesa incontestable. Sin Casemiro, Kroos ni Modric ya en el campo, pero con Rodrygo y su doblete, el cuadro español conseguía voltear una vez más un resultado.
La final fue ante el rival de este martes: el Liverpool. Y la historia es conocida: victoria por 1-0 con gol de Vinícius. Los ‘galácticos’ tienen una paternidad sobre los ingleses y lo demuestran cada vez que se ven las caras en la Champions.