Brenda Sánchez no aparta la atención del tatami. Sigue con rigurosa disciplina las indicaciones de su entrenador, que combina gestos, palabras y movimientos de manos para darse a entender. Cuando la atleta de apenas 16 años está practicando un chiflido la alerta que debe atender a más instrucciones. Sí, con una sordera casi total, Brenda ha aprendido que en el taekwondo lo que importa es la concentración más allá de su discapacidad. Por eso cada punto, cada pelea y cada competencia han sido para ella, auténticas medallas de vida.
Una vida de superación
Brenda Sánchez nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, y a los cinco años de edad entró a vivir en la casa hogar Centro Victoria; cinco años después, en ese lugar llegó el entrenador Óscar Delfín para impartirles taekwondo a los niños, y en ese momento le vieron cualidades a Sánchez.
“Este deporte me ha dado la oportunidad de conocer otros países. He viajado a España, Brasil, con mis amigos, y convivo con ellos”, menciona Brenda, quien con el paso de los años ha aprendido a comunicarse y tiene la ayuda de intérprete del lenguaje de señas.
A los 13 años, Brenda tuvo que dejar la casa hogar –que cerró sus puertas– por lo que fue adoptada por Rosy del Bosque y se fue a vivir a Monterrey; ahí encontró un dojang donde siguió practicando el alto rendimiento y perfeccionado su técnica.
“Ha sido difícil esta comunicación con mis compañeros, pero he sentido que he mejorado. He hecho mucho esfuerzo y continuo en este deporte que practico desde los 10 años”.
Al dojang del entrenador Andrés Valencia llegó solo practicando la modalidad de combate, pero después le interesaron las formas, por lo que, en eventos nacionales se le ha visto competir en ambas pruebas.
“Como no puede escucharme, yo le chifló y voltea a verme, ya que ella tiene una audición mínima. Las formas es concentración y ritmo, que tiene muy bien implementado con su entrenadora, y ella llegó con puro combate pero se le fueron implementando las formas”, menciona el entrenador.
Aprender a comunicarse
Brenda ya compitió en los Juegos Sordolímpicos del año pasado, donde se quedó con el séptimo sitio en la modalidad de formas, y ahora para la edición del 2025 buscará competir en poomsae y combate.
“Quiero ganar medallas y conocer el mundo, viajar más”, indica Brenda con su lenguaje de señas.
Rosy del Bosque cuenta que cuando adoptó a Brenda, tuvo que empezar prácticamente desde cero con ella para el lenguaje y vocabulario.
“No sabía leer, no hablaba, no escribía, y ahora ya domina el lenguaje de señas, y ha aprendido mucho vocabulario, y se encuentra más suelta a las cuestiones de la vida cotidiana. En la casa hogar estaba en una burbuja. El no poder comunicarse le desarrollo otros sentidos, le dio disciplina, es ordenada, y ahorita el taekwondo lo ve como un tema profesional”, menciona.
En el alto rendimiento
Sánchez recientemente ganó tres medallas en el Campeonato Nacional de Poomsae que se celebró en Guadalajara el pasado fin de semana, y ahora espera otra oportunidad de poder competir en un Nacional de Combate.
“En Guadalajara estuve con todos mis compañeros, quienes me han tratado como igual y son muy amables, y ganamos tres medallas. A la gente que tiene una discapacidad física le quiero decir esfuércense, busquen cumplir sus sueños, y que las adversidades no deben ser tus enemigos”, dice Sánchez, quien también compite en eventos de parataekwondo.
El entrenador Valencia comenta que deben salir a Europa a foguear a Brenda ya que en el continente americano hay pocas personas sordas que se dedican a ser atletas de alto rendimiento. El año pasado fueron a España a hacer un campamento donde Brenda conoció a uno de sus ídolos, Adriana Cerezo, la subcampeona olímpica de Tokio 2020.
“Hay muy pocos atletas sordos en México, y es muy complicado que en el continente americano haya deportistas sordos, y ellos están en otros continentes, como el europeo, y estamos buscando ir allá uno o dos por año”.
Sí, Brenda avanza poco a poco. Para ella, cada segundo en el tatami representa un triunfo que vale más que cualquier medalla.
FCM