El andar de la selección de Marruecos en Qatar 2022 es sin duda de las mayores sorpresas en las últimas ediciones mundialistas. En una mezcla de corazón y garra por representar a África y al mundo árabe, aunado sin duda a una estrategia táctica de su técnico Walid Regragui que supo como plantarse ante España y Portugal, los leones del atlas pasaron a colocarse entre los mejores cuatro combinados.
Hay un par de claves para entender el ascenso marroquí, el principal siendo el regreso del niño prodigio. Antes de ser el entrenador que ha revolucionado este fin de año, Regragui fue la estrella de la selección como un ilustre y aguerrido defensa que a pesar de nacer en Francia optó por representar a la nación de sus padres. Con 45 apariciones se ganó el cariño de su afición, que lo ha apodado también cabeza de aguacate Rass l’Avocat por estar pelón.
A una década de que comenzó su andar en los banquillos y con 47 años, a pesar de que fue una apuesta de la federación de su país nombrarlo a tres meses de la justa tras despedir al técnico bosnio Vahid, la realidad es que la mayoría de sus seguidores confiaban en que era el momento indicado para recibir a una figura que si o si iba a terminar como el entrenador nacional. Ahora advierte que sus dirigidos tienen hambre y que quieren ganar la Copa del Mundo. Pero ninguna selección llega a semifinales de un Mundial sin que alguna de las partes tenga experiencia.
Regragui ha dejado huella en cada oportunidad que ha tenido a su cargo. Cuando tomó al FUS Rabat, un equipo de media tabla en su país, los llevó a su único título en la liga. Después se fue a Qatar donde el Al-Duhail salió campeón en 2020 y cuando regresó a Marruecos logró el doblete con el Wydad en liga y champions league a inicios de este año. Con dichos resultados, ha sido comparado en África con José Mourinho por su disciplina y su adaptación táctica. La estadística sorprende, Marruecos solo ha concedido un gol en Qatar y fue un desafortunado autogol.
Si algo representa a esta selección, es la diversidad. Convocó a 14 de 26 jugadores que nacieron fuera del país en seis distintas naciones y no solo eso, logró la integración de todos ellos. Aunado a este trabajo, también habría que dar su merecido reconocimiento a la Real Federación Marroquí de Futbol, pues después de décadas de mediocridad, respaldados por el Rey Mohammed VI, decidieron cambiar la estructura de desarrollo en el país y en 2009 abrieron una academia nacional que ayudó a seguir un proceso a talentos como Nayef Aguerd y Youssef En-Nesry.
Por otro lado crearon un sistema de visores por todo Europa para poder repatriar a los jóvenes prospectos e incluso decidieron invertir en el futbol femenil. Marruecos es actualmente el único país en el mundo con dos divisiones profesionales en esta rama.
FCM