Lo mira con respeto y mucha veneración. Sí, quizá de la misma forma como lo hicieron sus padres, los padres de sus padres, y así sucesivamente por décadas, siglos e incluso milenios… de inmediato se siente el vínculo especial que existe entre la cultura qatarí y el pletórico halcón.
Los tiempos han cambiado, pero los escenarios no tanto. Es aquí, en el desierto de Qatar -a unos 40 minutos de la capital Doha- donde esta ave fue domesticada hace unos 5 mil años por los nómadas de la región para las labores de caza. La rudimentaria situación de aquella época provocaba que casi siempre solo fueran el ave y el hombre, sin más instrumentos de por medio, en la lucha por sobrevivir. Esta coexistencia se fortaleció con el tiempo y aunque por tradición la función se mantiene, hoy el estatus del ave de caza es muy diferente.
Al halcón se le respeta, por eso se le cría y se le cuida como parte de la familia. Su relevancia ha llegado a tal nivel, sobre todo por las competencias deportivas y las exhibiciones, que se han llegado a valuar en miles de dólares (un ejemplar se vendió hace unos años en 250 mil dólares); también su crianza necesita de una fuerte inversión, al grado que en Doha hay un hospital exclusivo para el cuidado de estas aves.
Se calcula que al día se pueden llegar a atender hasta 150 halcones con diferentes necesidades, desde el limado de las garras hasta el implante de plumas que pueden perder en la vida salvaje, lo que minimiza su valor o estética. Sí, en Qatar la idolatría del halcón ha evolucionado, de aquella relación de cazadores ha pasado al lujo del cuidado y la protección.
El camello y el caballo
La programación en la televisión de Qatar tiene un canal específico para las carreras de camellos en el circuito de Al Shahaniya. Todo el día, aunque sean repeticiones. De repente, este mamífero tan identificado a la fauna del desierto ha cambiado su rol sin dejar de ser esencial y muy popular.
De las jornadas maratónicas y extenuantes para ir de una aldea a otra bajo el inclemente calor del desierto, el camello sigue siendo el vehículo por excelencia, pero para fomentar el turismo y salvaguardar algunas tradiciones, como ser parte de la escolta real en el palacio del Emir.
Y otro animal bien valorado en esta parte del mundo es el caballo árabe. Diferente a los de occidente por la forma de su cabeza y la cola erguida, este mamífero también es popular por las carreras que protagonizan, alcanzando gran popularidad.
La inversión para su crianza suele ser muy alta; sin embargo, los campeones compensan todo eso en las ganancias que se obtienen en las carreras hípicas, que tienen una gran tradición en el Medio Oriente, un mundo con su fauna característica.