Por Renzo Manyari, presidente del Comité Olímpico Peruano
El éxito comunicativo de la vigésima segunda edición de la Copa del Mundo Qatar 2022 confirma el carácter multitudinario de uno de los deportes olímpicos más difundidos: el fútbol. La FIFA acuñó un eslogan propicio: 211 culturas, un juego.
Este fenómeno manifiesta muchas similitudes con la convocatoria planetaria de los Juegos Olímpicos de verano. En dos años los cinco continentes recibirán con beneplácito la edición número treintaitrés en París 2024.
Hablamos de los dos certámenes más importantes del calendario deportivo. Muchas semejanzas en cuanto a la perfección de la organización, la exigencia para llegar a esa instancia final y el premio de participar en competencias que congregan una audiencia de tres mil millones de aficionados a través de la televisión y de la multimedia en internet.
Esta difusión llega a niños y adolescentes quienes afianzan su inclinación por el deporte y los mueve a la competencia en diversas disciplinas. Porque el fútbol es la sumatoria de deportes fundamentales (atletismo y gimnasia, por ejemplo).
El Comité Olímpico Peruano celebra que las federaciones deportivas nacionales se nutran de este nuevo contingente. En un futuro próximo muchos de los que empezarán ahora nos asombrarán y alegrarán con sus proezas en un campo deportivo.
El Perú –pensando en los Juegos Olímpicos París 2024– viene de mostrar una alentadora mejoría en los Juegos Bolivarianos de Valledupar y en los Juegos Odesur Asunción 2022.
El fútbol local está en plena renovación y será una enorme alegría que en 2026 nos representen en la cita mundialista que organizarán Canadá, Estados Unidos y México.
Los deportes olímpicos –el fútbol lo es desde 1908– mueven al mundo y promueven la práctica física recreativa y competitiva. Formemos parte de ese universo. Que la Copa del Mundo Qatar 2022 sea una oportunidad para impulsar en los niños y adolescentes el amor por las disciplinas deportivas.