Todavía la gente sigue hablando de la final del campeonato peruano y del título logrado por Alianza Lima en un partido disputado el último sábado ante Melgar. Jugar una final no es fácil. He tenido la oportunidad de disputarlo en varias ocasiones esos partidos definitorios. He ganado en algunas ocasiones y en otros he perdido, por ende, algo sé de jugar finales. Así es el fútbol como en la vida. No siempre se puede ganar.
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Esos partidos decisivos se ganan por detalles en la que la experiencia ‘juega’ un papel importante y creo que Alianza Lima se termina imponiendo porque supo encontrar los goles en momentos claves del partido, pese a no jugar un buen partido, claro las finales se ganan y listo. Hay que felicitar a Alianza Lima por un título más ganado y ser bicampeón.
El partido que se jugó entre blanquiazules y ‘Characatos’ fue pobre hablando en lo futbolístico. En el primer tiempo a los locales se les notó ansiosos y muy falto de precisión para jugar, mientras que la visita se mostraba también se mostraba por ese camino, nervioso en su zona defensiva, no mostraba solides ni para rechazar las pelotas, pifiaban y la dejaban dividida para el rival. Es más, en un momento se notó cuando el atacante Bernardo Cuesta fue a reclamarles a los defensas por mostrar vacilaciones para rechazar bien las pelotas. Es verdad que los arequipeños tenían 180 minutos más jugados intensamente ante Cristal para lograr su pase a la final. Un detalle que hay que tener en cuenta.
Los victorianos tuvieron en Hernán Barcos a un jugador superlativo, pese a su edad, es el diferente dentro y fuera de la cancha. Es un tipo que sabe jugar con y sin pelota. Sabe utilizar su cuerpo para proteger la pelota y muy pocos defensas, por no decir nadie, supieron marcarlo. Sin duda justo reconocimiento para el argentino reconocerlo como el mejor jugador del campeonato que se ha ganado con total justicia un lugar en los hinchas de La Victoria. Barco es el líder, es el diferente, él fue el que siempre marcó la diferencia y el equipo jugó a su ritmo y de él nacieron los pases gol y los goles.
Los títulos que gané y los que perdí.
Recuerdo mucho el título del 98 ante Cristal que dio inicio al tricampeonato que logramos con Universitario. Ese año logramos en penales ese trofeo en la que pude ejecutar el cuarto penal. Luego vendría el título del año 99 cuando ganamos el campeonato ante Alianza Lima y que los hinchas recuerdan mucho ya que dimos la vuelta en el estadio de Matute, en la cancha del eterno rival. Para los hinchas de la ‘U’ eso es inolvidable, así me lo hacen saber siempre.
Ese título lo recuerdo mucho ya que yo había venido desde Argentina tras cerrar un ciclo con Independiente y una vez en Lima fui a visitar a mis compañeros que se preparaban para jugar la final y recuerdo que Alfredo González, que en paz descanse, me preguntó si quería jugar la final y le dije que sí y que estaba listo. Así fue que tras unos días de entrenamiento dispute la final que terminó con la vuelta olímpica en el propio matute. Y sé todo lo que significa dar la vuelta en esa cancha y entiendo la alegría de los hinchas cremas. Al año siguiente viene el título del año 2000 con lo que se cerró un ciclo inolvidable con el tricampeonato.
Luego puede disputar finales defendiendo la camiseta de León de Huánuco en el año 2010, cuando perdimos el título ante San Martín. Esa final fue recordada mucho por la expulsión de ‘Billy’ Rodas, nuestro mejor jugador, en el partido de ida, y que para el partido en Lima fue habilitado para jugar por la comisión de justicia, pero Franco Navarro decidió no utilizarlo ya que consideraba que al haber sido expulsado tenía que cumplir con una fecha de suspensión.
Luego vendría la final del 2011 cuando jugaba por Juan Aurich y lo disputamos ante Alianza Lima. Esa final será siempre recordada ya que ganamos en Matute y forzamos un tercer partido que se disputó en el estadio Nacional y que lo ganamos en penales. Aquella tarde nació ‘la fe es lo más lindo de la vida’.
En el año 2013 vino la definición por el título cuando jugaba por Real Garcilaso, ahora se llama Cusco FC, y enfrentamos a Universitario. Nos fuimos a un tercer partido que se disputó en Huancayo y perdimos ante los cremas en penales.
Jugar una final es distinto. No es un partido más. Esos encuentros tienen otro tipo de ingredientes que lo hacen diferente. A muchos jugadores les cuesta mucho afrontar este tipo de partidos, tienen ese miedo escénico. Los que hemos disputado estos partidos sabemos lo que se afronta y qué jugadores y equipos están hecho para dar la vuelta olímpica en cualquier cancha. Nos vemos el próximo lunes.