LOS ÁNGELES — Otro sopapo más. La MLS hace pedazos la hegemonía del futbol mexicano en Concachampions. Seattle Sounders golea a Pumas 3-0 (5-2 global) y secuestra el boleto para el Mundial de Clubes.
Las humillaciones siguen para el futbol mexicano. En 2021, la selección de Estados Unidos puso de rodillas tres veces, en partidos oficiales, al Tri-stón de Gerardo Martino. Ahora, Pumas es el escalón de Seattle para apoderarse por primera vez de la Concachampions, que asigna el salvoconducto para el Mundial de Clubes.
¿Agotamiento de Pumas? Se manifestó en el cierre del partido. Las ideas son menos claras y los pies menos precisos. Nueve juegos en 29 días, y, claro, sin el menor respaldo de la Liga MX. La MLS, en cambio, modificó el calendario, para que Seattle descansara el fin de semana.
Para la liga estadounidense es una magnífica oportunidad de mostrar cómo, con la logística adecuada, se puede, incluso, evitar pasar vergüenzas en el Mundial de Clubes, como le ha pasado con frecuencia al balompié mexicano, eliminado en primera ronda, con dos únicas excepciones: la semifinal de Monterrey ante Líverpool y la Final de Tigres ante el Bayern Múnich.
Porque en eso, habría también un tono didáctico de la MLS a la siempre sombría Liga MX, que apenas entrega la bendición a sus representantes. Quede claro que si el torneo de Concachampions no pertenece a la televisora del patrón del futbol mexicano, se ningunea. A Emilio Azcárraga Jean no le interesa promocionar una competencia que pertenece a otra televisora en México. No le ha interesado ni cuando su América toma parte en ella.
El trámite se cebó temprano sobre Seattle. Dos cambios por lesiones. A los minutos 11 y 29, toda la idea táctica de Brian Schmetzer había sido inutilizada. Tolo y Paulo se remitieron a la enfermería. Kelyn Rowe y Obed Vargas tardaron en entrar al ritmo.
Pumas aprovechó el desconcierto, pero sin provocarle grandes jaquecas al arquero Stefan Frei, quien al final del juego terminó con el saldo virgen y dos atajadas monumentales. Los universitarios tuvieron oportunidades de gol, pero entre la precipitación y la estoica marca del rival, terminó por cosechar muchos bufidos y ningún alarido. Tanto fue su empeño, pero escasa su puntería, que sólo hizo un disparo al arco en todo el partido.
Hablar del estado de la cancha, es una ociosidad en la búsqueda de excusas. De hecho, una de las lesiones de Seattle, la de Joao Paulo, se origina precisamente por las inclemencias del pasto sintético.
Sounders, por su parte, en el segundo tiempo, recuperó el control del partido. Aprovechó la imprecisión de Pumas, que, increíblemente, a pesar de tener jugadores muy técnicos, sufría para levantar balones de peligro al área del equipo estadunidense.
Seattle había firmado primero con Ruidíaz al 45, y el mismo peruano haría el segundo al ‘80, para que Nicolás Lodeiro sentenciara al ’88, un 3-0 que en las cifras mismas habla de humillación y dominio.
Pumas, que parecía destinado a quedarse como el perro de las dos tortas, en una, sin embargo, gallarda y generosa osadía, de querer ganar dos torneos simultáneamente, con un plantel reducido para semejante proeza, ahora deberá enfrentar el domingo por la noche a Chivas, dentro del Repechaje.
Llegará sin duda menguado anímicamente. Será labor titánica de Andrés Lillini y Miguel Mejía Barón, resucitar el espíritu Puma, para esa encerrona ante el Guadalajara.
Lo mejor de esta victoria histórica de Seattle Sounders y de la MLS es que obligará inevitablemente a los equipos mexicanos a asumir con mayor responsabilidad la siguiente versión de la Concachampions, y obligará también a la Liga MX a respetar a sus clubes y calendarizar sin abusos ni prejuicios, ni intereses mezquinos ni complejos, las siguientes competencias.