Por la noche, más de 18.000 bombillas LED tiñen de grana y dorado, los colores de los Cavaliers, la icónica Terminal Tower que domina el centro de Cleveland. De día, sus 235 metros vigilan la ciudad en la que Jerry Siegel y Joe Shuster crearon a Superman y que late ahora al ritmo de otro superhéroe: LeBron James.
Junto al Quicken Loans Arena, hogar de los Cavs, bulle East 4st Street, una callejuela llena de terrazas en las que suena ese Rock and Roll al que Ohio presume de haber dado nombre. Allí Laura Kubinski regenta Cleveland Clothing Co., una emblemática tienda en la que todo está relacionado con la ciudad… y con sus equipos, que no ganan un título desde 1964: “La marcha de LeBron fue como una ruptura amorosa, aunque básicamente ha hecho como muchos jóvenes que se van a los veinte y vuelven a los treinta para criar aquí a sus hijos”. ¿Y el regreso? “Fue como haber ganado un título: la calle (y vuelve la vista hacia esa 4st Street) empezó a llenarse de forma espontánea de gente. Empezaron a cantar, a saltar… fue increíble”.
Con LeBron de vuelta corren buenos tiempos para una población a la que hace no tanto se llamaba “Mistake On The Lake” (el error junto al lago). “Nunca he visto a la gente así, ganar el anillo sería lo máximo”, asegura una Laura que también disfruta de los réditos económicos de tener de vuelta al mejor del mundo: “Vendemos más del doble de camisetas que hace un año. El efecto LeBron es real, se siente en el día a día. Viene mucha más gente”. Bares y restaurantes hablan de un aumento nunca menor del 30% y que llega en algunos casos al 200%. La ocupación hotelera sube a un ritmo del 8,6%, por encima del 5,8 que marca la media nacional.
Ese rastro de dólares que va dejando LeBron a su paso ha generado una ciencia a la que se llama Leconomics: para Cleveland, apenas el 15º mercado de EE UU, LeBron supone más de 40 millones al año. Las 3.000 personas más que van ahora a cada partido de los Cavaliers generan 3,5 millones en un impuesto que se lleva el 8% de cada entrada. Ahora los locales pueden conservar a todos sus camareros durante el invierno y se han creado más de 550 empleos. Eso supone unos 38 millones en salarios.
En la final, los números se disparan y cada partido jugado en Cleveland mueve en la ciudad hasta 15 millones. Y para los propios Cavaliers LeBron supone unos 100 millones extra: más público, merchandising, patrocinadores, atención televisiva… Hace apenas tres años, los Miami Heat habían aumentado su valor en un 112% tras dos temporadas con LeBron James en sus filas.