La familia Naveda tiene un museo con las playera de su debut, los zapatos de su primer gol y una colección de objetos que acumulan desde lo 13 años.
La familia de Santiago Naveda reduce ocho años de esfuerzo en una escena emotiva. Santiago Solari, entrenador que algún día dirigió a Sergio Ramos, Karim Benzema y Gareth Bale, fue al cuarto del juvenil para avisarle que sería titular con América por primera vez, anuncio que terminó con lágrimas, gritos y brincos de alegría en una casa ubicada en el municipio de Huixquilucan, donde una semana antes esperaron al chico de 19 años hasta las cuatro de la mañana para festejar su debut.
Santiago Solari caminó por los pasillos de un hotel de Monterrey con dirección a la habitación en la que se encontraba Naveda y Ramón Juárez, tocó la puerta.
- ¡Es Solari!, dijo el compañero de cuarto de Santiago. Se escuchó con sorpresa dentro del cuarto juvenil en el que también había temor por no pasar el último recorte del argentino. Juárez abrió.
- ¿Está Naveda?, preguntó el estratega ante la incertidumbre de los jugadores de 19 años de edad.
El futbolista dejó su recámara mientras pensaba: “Chin, me va a sacrificar. Yo soy el de las gradas”. Los Santiagos caminaron juntos hacia los elevadores, lugar en el que el argentino se frenó para decirle: “Vas de inicio”. Naveda regresó a su cuarto con el corazón acelerado por el momento que el futbol y su disciplina le regaló, luego de que, en el 2013, llegó a las canchas de Coapa vestido de blanco para probarse con el equipo de sus amores a los 13 años de edad.
Ya en la habitación tomó su celular, buscó el contacto de su papá, Sergio Naveda, a quien llamó. El señor, ya enfundado en la playera de sus Águilas, preparaba carne asada como cada día que juega el América junto a sus hijos Kathia, Diego, Sergio y su esposa Kathia, misma que interrumpió para contestar: ‘¿Están todos juntos?’, preguntó Santiago, a lo que su padre respondió de manera afirmativa y a petición de su hijo puso el altavoz: “Voy de inicio”, se escuchó desde la bocina del móvil, anunció que comenzó con una fiesta en la casa de la familia.
“Todos gritamos, brincamos, lloramos de la emoción de que a Santi le habían dado la oportunidad de ir de inicio”, recuerda la madre del futbolista del América, quien al revivir la escena le brillan los ojos y se le enchina la piel, como si estuvieran haciendo un recuento de los retos que han vivido para apoyar el sueño de su hijo.
Naveda jugó los 90 minutos de aquel cotejo en el que América cayó ante Monterrey, apenas una semana después de que había sido su debut en la Primera División, el 9 de enero del 2021, el mismo día que Solari se presentó en el banquillo azulcrema y lo metió de cambió a falta de cinco minutos, hecho que la familia del jugador no se esperaba por la experiencia que tenían con Miguel Herrera, quien solo le dio juego en la Liga de Campeones de la Concacaf.
“Santiago tuvo varias oportunidades de ir a banca con Miguel Herrera, entonces como mamá, como espectador era: ‘Ya se lastimó, ya va a entrar’, ‘Ya falta esto, ya va a entrar’, ‘Falta esto, seguro ya va a entrar’ y nunca entraba Santiago y se nos ponía así, según nosotros el mejor escenario para que Santiago ingresara a la cancha y nunca se daba y cuando lo vemos, pues bueno, una emoción tremenda”.
Aquel sábado, Santiago regresó al vestidor del América, ya como un jugador de máximo circuito, a pesar de tener el 198 en la espalda por estar registrado en la Sub-20 y antes de dejar el Estadio Azteca, mandó una selfie al grupo de WhatsApp de la familia: “Estoy muy cansado, pero feliz”, sin pensar que en ese momento en su casa preparaban un festejo por su debut.
“Llegó, lo abrazamos, lo felicitamos. Llegó tarde, llegó a las cuatro de la mañana aquí a la casa. Le pusimos una mesa, le pusimos “Felicidades Campeón”, le pusimos algunas cosas que le gustan porque después del partido tiene una comida libre, es el único día que puede comer una pizza o tomar una Coca. Fue sensacional, algo inexplicable”.
Aquella playera y botines blancos con los que dio sus primeros pasos como profesional están resguardados en la colección que Naveda tiene en su cuarto, donde además de guardar medallas y trofeos que ha ganado con América, también conserva con cariño sus primeros uniformes de futbol que son de La Herradura, escuela en la que empezó a los tres años de edad.
Ese museo familiar, que crece con el paso del tiempo, se volvió a abrir el 13 de febrero del 2021, día en el que Santiago hizo su primer gol en el máximo circuito con zapatazo de derecha en el que fue el 1-0 para las Águilas, que terminaron por vencer 2-1 a Puebla en el Estadio Azteca.
Naveda llegó a su casa ya en la madrugada del 14 de febrero y se encontró a su familia formada para darle la bienvenida y fondo la canción de “Sentirme vivo” de Emmanuel, misma que sonó mientras lo felicitaban y se abrazaban cerca de esa mesa en la que colocan algunos de los alimentos favoritos del futbolista después de cada partido.
Al igual que los artículos del debut, Santiago tomó su playera con el 198 en la espalda para colgarla en su pared y sus botines que en esa ocasión fueron rosas para guardarla en su colección que hasta los 13 años era blanquinegra, colores de La Herradura, pero que desde el 2013 se ha teñido en azulcrema, con tintes tricolores ante sus constares llamados a las selecciones inferiores de México.