Por estar inmerso en el balompié del país e internacional hemos sostenido charlas con técnicos, preparadores físicos y asistentes de campo. Unos han sido charlatanes, otros conservadores en sus respuestas y muchos se mostraron poseídos de grandeza, autoritarios y déspotas. Muy pocos fueron serenos, sencillos y prudentes en sus intervenciones.
En días pasados, en ese escenario denominado Templo Futbolístico del Niño, ubicado en la Ciudad Deportiva Carlos Pérez Perasso, tuvimos un diálogo interesante con el profesor Gustavo Alfaro, quien estuvo acompañado de los colaboradores que integran su cuerpo técnico. La conversación, durante 40 minutos, trató sobre la infraestructura del complejo y quedó sorprendido del excelente mantenimiento de las canchas, de los espacios recreativos, de la limpieza y de sus frondosos árboles como de la brisa que es parte del día; enfatizó que se pueden ejecutar importantes mejoras en la Ciudad Deportiva para que se desarrollen y se trabaje con jugadores y selecciones de alto nivel. En palabras claras, un Complejo de Alto Rendimiento que sea ejemplo en el mundo.
El escenario, de 17 hectáreas, que este jueves cumplirá 16 años de vida institucional, está engalanado con 17 canchas de césped natural y sintético, con dimensiones para realizar torneos sub-5 hasta sub-20; además tiene un lugar de concentración para 103 personas, áreas de calentamiento, comedor para 120 deportistas y un par de auditorios. La Ciudad Deportiva fue construida y bautizada en el 2004 para que niños y jóvenes compitan en el Interbarrial de Fútbol de Diario EL UNIVERSO, torneo que es un ícono de la ciudad y del país. Al recibir nuestra información, Alfaro volvió a elogiar la infraestructura y administración de este complejo deportivo que lo conduce Jennifer Chico, una dama con sentido de responsabilidad y experiencia en el deporte.
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¿Cómo calificamos al profesor Alfaro en cuanto a su personalidad? Es noble, sin poses, educado, sabe escuchar. Tiene amplia visión, conocedor de la metodología del fútbol, dirige nuestra Selección con ‘hambre’ mundialista. Si los resultados de las eliminatorias son favorables, este técnico merece llegar a esa justa. Esperemos que no cambie su conducta y su trabajo por el bien de su apellido.
¿Convencerá su doctrina futbolística? Hasta ahora sus argumentos son valederos. Y sumemos los convincentes microciclos, la identidad de juego que ha impuesto a la Tri, los sistemas y las tácticas entendidas por sus pupilos, la agresividad que pide a sus jugadores en las transiciones y la fuerza de temperamento que transmiten los que alinean; son aditamentos visibles tanto en la teoría como en la práctica en su cuaderno diario y a la hora de los partidos. Este jueves nos reuniremos con los empleados y héroes de esas canchas para un almuerzo por el aniversario de la Ciudad Deportiva; por la tarde, nuestra Tri jugará con Bolivia. ¿Un resultado? Venceremos. Luego enfrentaremos a Colombia, siendo impredecible el fútbol esperaremos el resultado de ese partido.
No más palabras… (O)