El fútbol ecuatoriano había celebrado en 1959 la inauguración del estadio Modelo de Guayaquil, como también la realización del Campeonato Sudamericano Extraordinario, con el fin de festejar y exhibir al nuevo coloso de las Américas.
Fue la única oportunidad que la Confederación Sudamericana organizó dos torneos en el mismo año, considerando que en marzo Argentina realizó, en Buenos Aires, el XXVI Campeonato y salió campeón en forma invicta; y en diciembre cinco selecciones llegaron a Guayaquil para participar en el certamen extraordinario. En ese torneo, nuestra Selección consiguió dos resultados que entusiasmaron a la afición ecuatoriana, el empate a 1 con Argentina, partido jugado el 12 de diciembre de 1959, y el triunfo ante Paraguay por 3-1 el día 25 del mismo mes.
No solo la organización fue un éxito. Todas las fechas, el estadio se repletó de aficionados. El escenario lucía adecuado. En fin, la ilusión de dar el siguiente paso estaba en la mente de los dirigentes de la Federación Deportiva Nacional: la participación por primera ocasión en unas eliminatorias, en este caso el Mundial de Chile 1962. Como efectivamente se lo hizo, el sorteo deparó que el rival era la selección argentina, en compromisos de ida y vuelta, a realizarse a finales de 1960.
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Argentina era otra historia. Había llegado a la final del primer Mundial, realizado en Uruguay y la cual perdió, y luego tuvo ausencias en los certámenes de 1938, 1950 y 1954. La falta en los mundiales tenía muchas explicaciones. Por ejemplo, no asistió a Brasil 1950, afectado porque la FIFA no le otorgó la sede que pedía hacía algunos años. Los periodistas argentinos mencionaban que la Albiceleste no fue al Mundial de 1950 porque en el enfrentamiento contra los brasileños en la Copa América de 1946 hubo de todo: expulsiones, grescas, fracturados… en un encuentro que disparó la rivalidad entre estas dos potencias sudamericanas. La política también se involucró, tanto que se comentó que Perón había amenazado con retirar a su selección de la FIFA. Adicionalmente luego llegó la fuga de las estrellas argentinas al Dorado colombiano.
Argentina se entusiasmó al ganar el Sudamericano de Lima de 1957 con la aparición de los famosos ‘caras sucias’: Corbatta, Maschio, Angelillo, Sivori y Cruz. Pero todo lo programado para el Mundial de Suecia 1958 se vino al suelo. La Albiceleste se regresó pronto y con una goleada de 6-1 impuesta por Checoslovaquia. Luego llegó el Sudamericano de 1959, donde quedaron campeones y publicitaron la campaña de ir a recoger la copa del mundo en Chile 1962. Ya conocía que la eliminatoria era con Ecuador, un rival fácil de sortear.
La serie, a dos juegos
Ecuador confió en el experimentado entrenador uruguayo Juan José López, que había dirigido ya a nuestra Selección en el Sudamericano Extraordinario de Guayaquil. López había sido campeón mundial en 1950 en el famoso Maracanazo, frente a Brasil, y era muy querido en nuestro país, toda vez que fue uno de los que recomendaron a Peñarol que contratara a nuestro crédito Alberto Spencer.
Para los partidos con Argentina, la dirigencia ecuatoriana quería contar con la presencia de Spencer en sus filas. Los uruguayos pusieron una condición: que la Federación Deportiva Nacional del Ecuador contratara una póliza de accidentes por la cantidad de $50.000 y que la autorización fuera tan solo para los dos partidos previstos de las eliminatorias.
Solo un partido comprobatorio pudo jugar nuestra Selección. Fue el 23 de noviembre de 1960 contra el equipo colombiano Deportes Caldas. El duelo se jugó en el estadio Capwell. Ecuador ganó cómodamente por 4-0. En este encuentro aconteció el debut de Jorge Bolaños con la Selección, un pibe de verdad, tomando en cuenta que en agosto anterior había cumplido recién 16 años. Los cerca de 20.000 espectadores aplaudieron el accionar del debutante, que jugó un gran partido y además hizo el gol que abrió el marcador.
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Y llegó la esperada eliminatoria. Argentina arribó con sus estrellas, entre las que sobresalían el arquero Roma, Simeone, Sacci, Corbatta y, por supuesto, Sanfilippo, delantero del San Lorenzo que en el Campeonato de 1959 había quedado máximo goleador. Spencer había llegado unos días antes del partido, que estaba programado para el 4 de diciembre. El técnico López anunció que la Selección formaría con Yu Lee, Izaguirre, Lecaro, Macías, Gómez, Galarza, Balseca, Bolaños, Raffo, Spencer y Cañarte.
El partido estaba programado para las 16:00 y el estadio Modelo Guayaquil lucía repleto desde el mediodía. 55 000 espectadores colmaron el escenario. El árbitro fue el chileno Carlos Robles. El público no dejaba de alentar al equipo tricolor, que lucía su tradicional uniforme de camiseta amarilla con la franja diagonal azul, cruzada de derecha a izquierda. Argentina, con su tradicional celeste y blanco.
El partido fue favorable para los visitantes, que llegaron a estar a favor por 6-0. Cuando gran parte del público había abandonado el escenario porteño, decepcionado por la actuación de los compatriotas, llegó el descuento de Spencer al minuto 81 y luego se sumaron dos goles de Raffo a los 84 y 86 minutos. El resultado fue 6-3 para los rioplatenses.
La prensa ecuatoriana comentó que el fracaso era notorio. Elogió, eso sí, el pundonor que mostraron nuestros jugadores. Apuntó asimismo que el partido de vuelta, que se jugaría el 17 de diciembre de 1960 en el estadio de Boca Juniors, era ya de trámite. Para esa ocasión, Spencer ya no formó parte del equipo. López puso la misma formación que jugó en Guayaquil; solo incluyó al capitalino Leonardo Palacios en el puesto de Spencer. El resultado fue contundente: 5-0 a favor de Argentina.
Prensa argentina, dura
La prensa argentina aprovechó para despedazar al fútbol ecuatoriano. En el libro del notable periodista guayaquileño Mauro Velásquez Villacís El fútbol ecuatoriano y su selección nacional se hace referencia a los comentarios de los periodistas de la popular revista El Gráfico Dante Panzeri, que había visitado Guayaquil para cubrir el primer partido, y Ernesto Lanzatti, a quien le correspondió comentar el partido jugado en la Bombonera de Boca. Velásquez califica a Panzeri como un periodista famoso, pero de rictus amargo y temible pluma, quien calificó nuestro fútbol así: “Los ecuatorianos gobiernan solo lo primitivo del fútbol, la carrera y la velocidad, tanto que quedan dudas acerca que si Argentina jugó muy bien o el adversario es muy malo”.
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Y, como no podía ser diferente, el menos popular periodista Lanzatti se deleitó escribiendo: “Ecuador no hizo otra cosa que confirmar que su fútbol es rudimentario, sin calidad ni posibilidades inmediatas”. Lanzatti sí fue claro con su selección: no dudaba al presentir buenas cosas para la próxima cita mundialista de Chile, lo que nunca sucedió.
La ilusión en Ecuador con nuestra Selección de fútbol se desvaneció rápidamente. El sistema de clasificación mundialista no permitía reivindicarse si estabas en una mala tarde. Queda como anécdota que hace 60 años debutamos en las eliminatorias a un Mundial y nos fue muy mal. En fin, la historia sirve para recordar y traer a la memoria todas las vicisitudes que ha tenido que pasar nuestro fútbol y, como es costumbre ya enraizada, en cada eliminatoria sembramos esperanzas, así los terrenos sean áridos y rocosos. (O)