El cuarto de siglo está cercano. Se cumplirá en el 2021. Por hoy son 24 los años que se recuerdan de la más grande hazaña del deporte nacional en todos los tiempos, protagonizada por Jefferson Pérez en los 20 kilómetros marcha. El entonces Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, mediante Acuerdo Ministerial 3401 del 24 de julio de 1997, estableció que el 26 de julio se festejará el Día del Deporte Ecuatoriano.
Tal designación se hizo para eternizar la celebración de la única medalla de oro conseguida para el país en unos Juegos Olímpicos. Fue en Atlanta 1996 y la ganó el cuencano, entonces un atleta de 22 años.
Jefferson habló con este Diario sobre ese inolvidable día que sacudió de emoción a Ecuador. Lo cuenta así: “Cuando llegó mi hermano mayor (Fabián) a Atlanta tuvo que dormir en la banca de un parque. Habíamos hecho la reservación y hubo un problema con los anfitriones y como no tenía dónde quedarse, durmió allí”.
“Recuerdo que como nunca habíamos ganado una medalla olímpica, ninguno de los dirigentes, peor los deportistas, sabían sobre el protocolo. Luego de pasar el examen antidopaje y dar declaraciones a la prensa, tenía que ir a la Villa Olímpica para luego regresar a la premiación”, relata.
“El deporte me dio riqueza cultural y también emocional”.
Y cuenta más anécdotas: “No había un vehículo que me llevara a la Villa, por lo que me senté en la vereda, en la calle, a esperar al bus del recorrido (de la organización). Justo en eso llega el corresponsal de un periódico de Ecuador y me tomó la foto ahí, sentado. Conversamos y al día siguiente sale, en la primera plana, ‘Campeón olímpico en la calle’. Y fue así, literal, y nos matábamos de risa con mi hermano”.
Y del significado de colgarse la presea dorada reflexionó: “No hay que preocuparse de la medalla en el pecho, sino disfrutar de la simplicidad de la vida, de estar con la familia, de disfrutar eso”. También se refirió al respaldo que recibió y que se destina hoy para los deportistas tricolores.
‘$20 000, y peleando’
“Cuando obtuvimos esa primera medalla olímpica, deportistas, dirigentes y el periodismo no teníamos claro cómo se debía apoyar a un medallista olímpica. Estábamos en un proceso de aprendizaje. Hoy el comportamiento y el apoyo serían distintos. Para ir a Atlanta, entre peleas, nos aprobaron $20 000; hoy, si le dicen a un deportista ‘te vamos a dar $20 000 para que traigas una medalla olímpica’, no lo acepta. Se van a burlar, hoy las cosas son más costosas. No podría decir si es mejor o peor porque las circunstancias son distintas”.
Pérez, quien fue candidato a la Alcaldía de Cuenca, dice que como hombre político se debe comprometer con la sociedad de manera permanente, no solo para elecciones. “La política no se limita a una tarima, a un discurso o a un cargo. La acción política social es permanente. Aquellos jóvenes que en plena pandemia fueron a ayudar a la población, esos son políticos”.
¿Qué le dejó el deporte? “Más allá del tema deportivo, está el extradeportivo. Tuve la oportunidad de recibir becas de estudio, de conocer el mundo. Soy muy agradecido con Dios y con la vida por haber realizado una actividad tan noble como el deporte. Habría sido superdifícil conocer tanta cultura si no hubiese sido a través del deporte, por el que visité casi 100 países. No habría conseguido tanta riqueza emocional y cultural”.
Se refirió, Jefferson, a las pretendidas reformas de la Ley del Deporte. “Las democracias maduras no están haciendo nuevas constituciones, hacen enmiendas. Estados Unidos y Cuba, a pesar de tener estructura de gobiernos diferentes, tienen claro qué deben hacer para apoyar a los deportistas y su fin es el mismo. Mientras no tengamos claro nuestra raíz, hacer reformas a la Ley del Deporte es inoportuno”.
Y qué hacer para que el país obtenga una nueva presea olímpica, Pérez comenta: “Sería ostentoso decir que tengo la varita mágica para solucionar el problema de una nación, sería impropio. Tenemos gente talentosa en el deporte, ciencias, cultura, pero todavía no podemos identificar a ese gran maestro de la orquesta que nos diga qué tono vamos a tocar, cuál va a ser el objetivo como nación, hacia dónde vamos todos. Solo necesitamos que aparezca el gran maestro de esa sinfónica y nos guíe adecuadamente y nos exija. No pensamos en toda nuestra comunidad, llamada Ecuador”. (D)
