El sentir unánime del Ejecutivo es claro: intentar acabar las competiciones 2019-20, aunque algunos países (Bélgica, Países Bajos) ya han anunciado el cierre a sus torneos nacionales. Y aunque aún existen mucha dudas e incertidumbres sobre el avance de la pandemia o de la decisiones que adoptarán los respectivos gobiernos sobre la vuelta a una "cierta normalidad" dentro de su territorio, y cómo ello afectará al deporte en general, en este caso, al fútbol en particular.
Para ello, y aún a costa de tener que retrasar el inicio de la siguiente campaña, se piensa en recurrir y 'activar' los meses veraniegos como julio y agosto que otros años estaban ocupados por torneos de pretemporada o de preparación.
Acabar las competiciones en curso, paralizadas ya prácticamente hace dos meses en algunos países, es el sentir unánime de UEFA, clubes y Ligas Profesionales. Este mismo martes, la propia UEFA se lo recomendó a los secretarios generales de las 55 asociaciones miembros, con los que se reunió este martes por videoconferencia, que se terminen las competiciones nacionales de Primera división y de Copa.
Incluso el propio presidente del organismo futbolístico europeo, Aleksander Ceferin, en declaraciones a varios medios no dudó en reconocer que se podría jugar "a puerta cerrada". "Mejor jugar sin espectadores que no hacerlo para nada", aseveró, por ejemplo, al diario italiano "Corriere della Sera", donde también mostró su esperanza en poder reanudar las competiciones y acabar antes de la llegada del próximo septiembre.
Y este mismo miércoles, en los contactos previos mantenidas con representantes de los clubes y de las 'patronales', se ha vuelto a reafirmar la voluntad de las partes en 'cerrar la temporada' antes de septiembre, lógicamente siempre que las circunstancias así lo aconsejen. La voluntad de las partes integrantes del mundo del balón, pues, es unánime: jugar.
Los contratos de los clubes, bien por patrocinios o de derechos televisivos, que de no cumplirse por el cierre prematuro de la competición, sin duda repercute enormemente en la economía de unos clubes, ya golpeados en sus arcas por el actual parón, y que podría tener un 'pozo' del que algunos difícilmente podrían salir en el futuro.
En este marco, el jueves el Ejecutivo debe analizar la viabilidad de una especie de calendario que, según diversas informaciones, puede pasar por dos vías: cerrar las competiciones nacionales en julio, y dejar para agosto la Liga de Campeones y la Liga Europa. En ambas vías, jugando entre semana y los fines de semana, respetando las 72 horas entre partido y partido que solicitan los jugadores.
El Ejecutivo, asimismo, analizará el caso contrario: qué puede ocurrir en el caso de que no se pueda reanudar la actividad. Y, sobre todo, tendrá la 'patata caliente' de decidir qué pasa con la Liga de Campeones y la Liga Europa, pues el deseo parece ser que en la respectiva competición nacional decida cada respectiva federación. Eso sí, también se quiere una decisión unánime.
Una decisión que también debe afectar a los criterios sobre la participación en las próximas competiciones continentales de clubes, siempre que se de por cerrada, por no poderse jugar, la presente campaña. La Federación Española de Fútbol (RFEF) de Luis Rubiales ya dio su opinión sobre los criterios que pensaba adoptar sobre la represrentación de clubes españoles en próxima campaña en Liga de Campeones y Liga Europa, y que no dejaron de levantar críticas.
La UEFA también debe estudiar qué pasará con las competiciones en las que están inmersas las selecciones nacionales, y que fueron aplazadas para dar una salida a poder acabar las de clubes. Ya se retrasó un año la Eurocopa 2020, y es factible que la Eurocopa femenina se pueda pasar al año 2022.