En estos días tendríamos que estar comentando el resultado del primer encuentro de las eliminatorias de nuestra Selección frente a Argentina y casi de manera inmediata de su próximo encuentro contra Uruguay. También debimos escuchar la famosa exclamación de ¡play ball! en las Grandes Ligas.
La pandemia que está afectando en todos los lugares del mundo cambió estos planes por lo que recurrimos al baúl de los recuerdos para sacar algunos pasajes de la historia del béisbol ecuatoriano.
Me quiero referir al Reed Club, uno de los mejores equipos de todos los tiempos. No fue el que más torneos jugó ni el que más títulos conquistó, pero sí está considerado como uno de los equipos más brillantes.
Reed Club consiguió armar y juntar poderosas novenas que tuvieron sobresalientes campañas que les permitieron lograr catorce títulos entre 1945 y 1960. Hubo campeonatos que ganó sin conocer derrotas. Sus mejores exponentes siempre fueron los peloteros criollos, aunque tuvo refuerzos extranjeros de manera alternada y por periodos cortos como Encarnación Chon Aguilar, Roy Clark, Percival Jameson, Julio Escopeta Herrera, Francisco Panchón Sánchez. entre otros peloteros.
El nombre del club se debió al apellido de sus creadores, los hermanos John Mark y Robert Allan Reed. Prósperos comerciantes de imprenta y de electrodomésticos en Guayaquil. No solo que armaron este club. También se dedicaron a desarrollar el béisbol al organizar torneos de todas las categorías con los famosos National Baseball Congress, una franquicia estadounidense que aglutinaba muchos conjuntos en varias divisiones.
Gestionaron en 1944, ante la Junta de Beneficencia, un contrato de arrendamiento por 50 años de 27 000 metros cuadrados en el sector de La Atarazana, en donde hoy está ubicado el Hospital Roberto Gilbert. Ahí fue construido un complejo para la práctica de fútbol, básquet y béisbol, y que luego sirvió de campo de entrenamiento y como concentración de Barcelona Sporting Club.
El Reed Park fue inaugurado el sábado 1 de junio de 1946 con gran fiesta deportiva y fue el primer diamante con césped, gradas metálicas importadas. Se dice que ahí se jugó el mejor béisbol durante mucho tiempo por la llegada de grandes peloteros panameños.
Con este panorama correspondía armar grandes novenas y vaya que sí lo consiguieron. Ese criterio se fundamenta en las estadísticas y la calidad de quienes los conformaron. La Máquina Gris, como se lo llamó por el color de su uniforme y porque reunió a los mejores beisbolistas. Por ejemplo, tenían en la loma a Héctor Ballesteros, que está considerado como el mejor lanzador ecuatoriano de todos los tiempos y que en su honor hay un busto en la entrada del estadio Yeyo Úraga. Además, lleva su nombre el escenario principal del complejo de la Liga del Sur. Lideró desde la loma a la conquista de nueve de los catorce títulos ganados y alternó en dos certámenes con el panameño Encarnación Aguilar, ambos aseguraron muchas victorias. También rotaron por el montículo reedista Feliz Avilés, Ruffo Chávez, Francisco Santelli y en 1960 Panchón Sánchez.
En receptoría estuvo Marcos Avilés, quien para muchos fue el mejor recibiendo los lanzamientos detrás del plato. En la inicial estuvieron Moisés Romo, Eduardo Celler, pero Vicente Maldonado jugó la mayor parte de esta historia. Es, junto con otros inicialistas, uno de los mejores de esta importante posición de la tarea defensiva de todo equipo. La segunda base estuvo cuidada por Walter Paladines primero y luego José Banchón, quien aunque no fue un fino fildeador atrapaba todas las pelotas debido a su gran velocidad; esa cualidad le servía para robar bases, en las que se daba el lujo de llegar casi de pie, cuando la mayoría necesitan deslizarse para evitar ser puesto out. La tercera fue resguardada por Enrique Echanique, Feliz Avilés, Eloy Guerrero; en el campo corto estuvieron Manuel León, Tomás Moreno y Roy Clark.
Los jardines fueron patrullados por Juan Díaz, Carlos Raúl Jiménez, Carlos Cruz, Miguel Muñoz, Guillermo Landívar. Alternaban en distintas posiciones Francisco Falquez, Ernesto Morán, Medardo Haro, Juan Coello, Juan Phillips, Ernesto Hidalgo, Yiyo Iturralde, Manuel Molina, Luis Pólit, Guillermo Avilés, Daniel Cañizares, Robert Reed Jr.
Juntaron la mejor y más brillante representación criolla del béisbol. ¿Cómo se logró esta fabulosa campaña? La llegada del técnico panameño Gil Gonzalo Garrido fue importante, pues mejoró y pulió a los ecuatorianos. Sumaron 95 victorias y 30 derrotas. Cuatro títulos fueron invictos y en tres solo perdieron un juego. En 1955 solo tuvieron un error defensivo. Muchos de sus integrantes se convirtieron en los mejores, según los fríos números de las estadísticas. Los conductores de este club porteño fueron Rubén Barreiro, Ricardo Chacón y Reinaldo Ramírez, quien luego dirigió por muchos años al Barcelona. Capturaron catorce títulos. Eran épocas en las que se jugaban hasta dos y tres certámenes cada año.
Cuando estaba en lo más alto de la cumbre, de repente falleció John Reed y el béisbol ecuatoriano perdió un líder e inspirador. La última participación del equipo fue en 1960 y lo hizo a gran altura porque aún contaban con una buena plantilla, reforzaron con las llegadas de Panchón Sánchez. quien además de lanzar se daba tiempo para conectar jonrones, y del extraordinario Roy Clark, gran bateador que debutó con dos cuadrangulares y defensor del campo corto.
Los hermanos John y Robert Reed dejaron un gran legado en el comercio y el deporte. Reed Club no volvió a los diamantes, pero queda la estela de uno de los periodos más brillantes del béisbol ecuatoriano. (O)
El nombre del club se debió al apellido de sus creadores, los hermanos John Mark y Robert Allan Reed. Prósperos comerciantes de imprenta y de electrodomésticos en Guayaquil.