El deporte, bien entendido y manejado, es una fragua en donde se forja la personalidad de niños y jóvenes y practicarlo los aleja de muchas distracciones perjudiciales para la sociedad.
Los problemas que atraviesa la juventud requieren, con urgencia, planes permanentes que traten de sacarlos de la inercia y el sedentarismo que los afecta de manera terrible. Estudios muy serios señalan que por cada dólar que se invierte en deporte, actividad física y recreación, el Estado se ahorra más de $15 en salud y otras urgencias.
El plan 2030 Juega Limpio, ya en ejecución por el Gobierno Central, en convenio con la Federación Ecuatoriana de Fútbol, busca activar a menores de edad de muchos sectores del país, con la construcción de 1000 canchas (algunas de ellas de uso múltiple y la mayoría para la práctica del balompié) como instrumento “para alejar a los niños y jóvenes de las tentaciones de las drogas y la violencia”. Dicen que se complementará con la capacitación de 500 entrenadores, en cooperación con la Real Federación Española de Fútbol.
La primera cancha que se entregó está ubicada dentro del complejo deportivo Roberto Gilbert Febres-Cordero, de la Federación Deportiva del Guayas, en la vía a Pascuales; otras, en algunos centros educativos y en ligas cantonales. Esto está muy bien, pero también se debieron instalar en los barrios y zonas marginales de las ciudades con mayores problemas sociales y necesidades urgentes.
Es ahí que se sobrevive. Lugares en los que amanecer con salud es casi un milagro y las posibilidades de existir dignamente son escasas. Por ejemplo, en Guayaquil se necesitan, con premura, canchas en los Guasmos, Trinitaria, Prosperina, Mapasingue, Casuarina, Socio Vivienda, etc., lugares en los que se ponen unos arcos y se entrega una pelota y en poco tiempo se llena de niños; no hay que hacer ni promociones. Entregadas las canchas se deben proporcionar entrenadores, instructores, monitores, para que el efecto sea inmediato. La Unidad Educativa Fedeguayas acaba de graduar tecnólogos y promotores en recreación y deportes.
Los países entendieron que la actividad física es muy útil, pero en los últimos años el Estado ecuatoriano perdió el rumbo en el manejo de la niñez y la juventud. Hemos dicho muchas veces que la actual generación se extravió por la conducción irresponsable con leyes permisivas, la falta de oportunidades para estudiar, jugar y hacer deporte.
En la Asamblea Nacional se publicó, el 31 de diciembre de 2019, la Ley Orgánica de Progresividad Tributaria, para proponer incentivos a las empresas que pueden deducirles de sus impuestos mediante el apoyo de proyectos deportivos, especialmente para aquellas disciplinas que menos presupuesto reciben por estar fuera de los llamados “deportes priorizados” y las disciplinas de conjunto.
Para que esta ley entre en funcionamiento, la Secretaría del Deporte debe presentar el reglamento que la regule y norme. De modo que la pelota está en la cancha del organismo rector y los recursos que pueda generar el plan de “Patrocinio Deportivo” deben ser direccionados tal como dice el propio proyecto.
El Estado debe entregar más recursos para la práctica de todos los deportes, y entre ellos los de alta competencia, para intentar equiparar con el resto de países de la región. Los medios de comunicación reciben permanentemente reclamos de deportistas que necesitan soporte para ser concentrados, para ir a campamentos de entrenamientos, giras de preparación, topes, intercambios.
Hay atletas que no están en el plan de Alto Rendimiento y están en la etapa de iniciación que también necesitan mucho apoyo para despegar. Existe un círculo que no resulta justo. Hay recursos para deportistas que tienen las marcas o clasificaciones exigidas ¿Cómo puede un joven iniciarse si no encuentra escenarios, entrenadores, implementación y torneos para empezar?
Esto es falla de la ley o mala interpretación de los organismos que se deben corregir. No todo debe ser alta competencia. ¿Donde están los planes de masividad, de iniciación, los vacacionales gratis, como en periodos pasados? De programas sociales-deportivos como los Centros de Atención Municipal Integral (CAMI) de Guayaquil surgió la gimnasta olímpica Elit Helguin, seleccionada del Guayas y nacional, que participó en certámenes internacionales.
Que los recursos que se generen con el proyecto no caigan en la caja común del Estado porque perdería su esencia y la historia señala que cuando ha ocurrido los esfuerzos, se diluyen en emergencias en otras áreas.
Todos estos planes y programas deben tener evaluaciones permanentes, con beneficio de inventario y con encargados de cada etapa de su ejecución para que cuando surja –Dios no quiera– algún conflicto o complicación, haya responsables. ¿Cuál es la compañía constructora de las canchas? ¿Qué organismos y con qué criterio seleccionan los lugares? ¿Quién responde después de la entrega? ¿Quiénes organizarán las capacitaciones, quiénes los escogerán para trabajar y con qué partida se pagarán sus sueldos?
Por lo pronto ya existe un retraso. En la presentación del proyecto el presidente de la República expresó, el 11 de septiembre de 2019, que hasta el fin de ese mismo año se construirían 350 canchas, lo que hasta ahora no ha ocurrido.
Con estas pequeñas observaciones anhelamos que los planes continúen de manera sostenida y firme y que se constituyan en grandes esperanzas para la práctica del deporte, recreación y actividad física.(O)
Todos estos planes deben tener evaluaciones permanentes y con encargados de cada etapa de su ejecución para que cuando surja algún conflicto haya responsables.